El cine y las proyecciones de películas en las residencias Bouco, terapias de reminiscencia.
A pesar del paso del tiempo, el cine sigue siendo una forma apreciada de terapia y conexión para los mayores. El séptimo arte ha dejado una huella profunda en los recuerdos de varias residentes de los centros Bouco, que asocian el visionado de las películas de toda la vida con momentos especiales y nostalgia.
“A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre”. Esta poderosa imagen, con un marcado contraste entre luces y sombras, presenta la silueta oscura de Escarlata O'Hara inclinándose sobre la árida tierra de Tara. Ha quedado grabada en la memoria de María, Concepción y Mari Carmen. La película se ha convertido en su favorita a lo largo de los años, no solo por “lo bien que está rodada, porque los actores lo hacen muy bien”, sino también porque “la protagonista tiene un papel con mucha fuerza (además de por el vestuario)”. Al hablar de "todos los tiempos", nos referimos a más de noventa años para las dos primeras, que tienen 92 y 91 años respectivamente, mientras que María Carmen ya ha alcanzado los 81.
Concepción, residente de la residencia de mayores de Bouco Zaragoza, asocia Lo que el viento se llevó con recuerdos muy especiales, ya que lo vio junto a su difunto marido. Esta espectadora de edad avanzada recuerda con nostalgia aquel día inolvidable en Laujar, Almería, donde la proyección se extendió por cinco horas. “Era la primera vez que proyectaban una película en su pueblo. Duró tanto de todas las veces que se paraba. Nos reímos mucho por todos los problemas que hubo”, comparte Concepción.
La emblemática obra de David O. Selznick se alzó con ocho premios Óscar en la ceremonia de 1939 y ha sido también reconocida por los votantes de varios centros en Bouco, donde, se puede afirmar, La ley del silencio, igualmente memorable, ocupó el segundo puesto. Valdemarín Martín Díaz Porras, un jubilado que ha desempeñado diversas funciones en maquillaje y vestuario (en producciones como Rojos y El Dorado, entre otras), recuerda con admiración esta película. “Me marcó y fue la que me impulsó a dedicar mi vida al cine. Me gustan las películas que me dejan pensativo al salir del cine y esta fue una de ellas”.
La película de mafia, en la que brilla un impresionante Marlon Brando, es la preferida de Antonio Martín Sáez, de Bouco Puente Romano. Entre todos los diálogos que se pueden recordar, destaca la frase “aquella era mi noche”, dicha por el protagonista mientras medita sobre las oportunidades que ha dejado escapar a lo largo de su vida.
Los primeros besos, en la gran pantalla
La película icónica de Elia Kazán fue estrenada en 1954. En torno a 1950, Mari Carmen recuerda sus visitas al Cine Plus en Málaga, cuando tenía siete años. “Costaba una gorda y una chica, y se podían ver dos películas”, relata. Su madre le daba dinero para la entrada con la condición de que llevara consigo a su hermano pequeño, que apenas tenía dos años. Milagros, de Bouco Meco, comenta que en aquella época las mujeres no necesitaban pagar si iban acompañadas: “Por lo que a los cinco años iba con mi hermana y le dijimos a dos señores que nos pasaran”.
A sus 91 años, Amalia rememora su primera superproducción: Sinhué el egipcio. En la proyección de esta película, su esposo le dio el primer beso, lo que la convierte en un recuerdo especial y atesorado en su mente. Esta cinéfila nonagenaria es una gran admiradora de Solo el cielo lo sabe y del actor Rod Hudson, quien comparte protagonismo con Jane Wyman en este drama romántico que narra los amores imposibles entre una viuda y su encantador jardinero, enfrentándose a las adversidades de la sociedad. Aunque ahora tiene acceso a películas más contemporáneas gracias a la sala de cine en Bouco Madrid Aravaca, estas no logran captar tanto su interés. A pesar de ello, nunca se pierde una de las sesiones dominicales rodeada de posters y fotografías de películas, así como de actores y actrices.
Entre los clásicos inmortales que marcan la historia del cine, destacan Rebeca y Ciudadano Kane, junto a obras más contemporáneas. A medida que nos adentramos en la década de los ochenta, el romance se convierte en un género destacado; Memorias de África es la elección predilecta de José Manuel, quien tiene 64 años y expresa: “porque trabajan Meryl Streep y Robert Redford, mis actores favoritos”. Por su parte, Mari Carmen Martín tiene a Richard Gere como su actor favorito y menciona, como era de esperar, Pretty Woman, película por la que el actor fue recientemente galardonado con un Goya por su carrera internacional.
El cine, el séptimo arte, una forma de terapia
La residente de Bouco Meco ha visto recientemente La Lista de Schindler. Recuerda que la primera vez que la vio fue en 1993 y menciona: “fue con mi novio entonces, en un cine de barrio. Fue una experiencia que si la tuviera que repetir elegiría antes a cualquier otra persona”.
Marlon Brando, James Stewart, William Hurt, Yul Briner y Steve McQueen son solo algunas de las luminarias que desfilan por la alfombra roja en la categoría de mejor actor masculino durante esta emblemática gala de los Óscars de Bouco. Sin embargo, para Adhara, quien reside en Castellón, el verdadero ganador es otro: Alan Ladd, a quien considera “el más grande” porque se asemejaba a su novio. De hecho, una vez, mientras veía una película protagonizada por él, una espectadora lo confundió al encenderse las luces y exclamó: “Ahí está, es él, Alan Ladd”.
Las impresionantes y hermosas Vivian Leight y Elisabeth Taylor son las ganadoras femeninas, incluyendo un empate. Aunque se trata de cine y premios estadounidenses, también emergen figuras nacionales como Paco Martínez Soria y Joselito, que “deja huella por la ternura con la que canta. La criatura parece verdaderamente un ruiseñor”.
Los años transcurren para todos, y muchos artistas ya no están presentes. En la televisión, los clásicos apenas tienen espacio, mientras que otros géneros, más allá de la comedia y el drama tradicionales, han ganado popularidad. Sin embargo, el cine sigue siendo atemporal. Por esta razón, los habitantes de Bouco continúan disfrutando de él a través de talleres de reminiscencia, donde objetos del pasado los transportan a tiempos anteriores, o simplemente mediante las televisores en los centros y las proyecciones dominicales que organizan.
Pepita, con 82 años, se destaca como la más actual. Suscrita a Netflix desde su apartamento asistido en Bouco Ciutat Diagonal para mayores, recientemente ha visto El 47 y The Vikings. Así es como la tercera edad también se une al fenómeno de las series.