El consejero independiente de Vitalia, Gustavo García, opina que “las residencias, en los casos en los que se pueda, no deberían ser el último domicilio, tienen que ser lugares de especialización para que las personas no solo puedan vivir su vida, sino que puedan recuperar las capacidades para vivir su vida”. En el trascurso de la ponencia ‘Las Unidades de Terapias Intensivas en los centros Vitalia’ durante el V Congreso Nacional Dependencia y Sanidad by Alimarket, explicaba que la apuesta de su grupo residencial “es siempre la innovación, es decir, buscar siempre el avance más importante en materia de atención residencial”.
Dentro de esto y de comprometerse con el nuevo modelo de residencias, las unidades de convivencia, las habitaciones individuales o el acceso de los familiares, continúa con que “ahora el reto es recuperar la autonomía personal, el objetivo es evitar la postración”. “No soportamos ver a las personas como muebles en las residencias, ni en una silla de ruedas, queremos evitar la postración”, indica.
Para evitar la postración, aclara, hay que rehabilitar, levantar a la persona: “Pero levantarla con sentido, por eso estamos invirtiendo mucho en tecnologías y en profesionales. Y eso es la UTI, la Unidad de Terapia Intensiva que ahora vamos a desarrollar de manera muy decidida visto el excelente resultado”.
“Porque creemos que es el futuro o parte del futuro. Queremos que la residencia no sea un lugar para estar, vivir, como último domicilio, sino que sea un lugar donde rehabilitarse y si de cada 100 personas que entran en una residencia, porque ya sus capacidades les impiden vivir en casa dignamente y su entorno familiar no pueda atender de la forma que necesita, conseguimos que una parte sí pueda volver a su casa porque lo rehabilitamos, será el mayor éxito y la mayor satisfacción”, añade.
Rompiendo mitos
Tiene claro que si a otros usuarios no consiguen “rehabilitarlos tanto como para volver a casa, por lo menos que en la residencia vivan de la manera más autónoma posible”. Por otra parte, Gustavo García hacía especial hincapié en que una cosa que ha demostrado Vitalia es que se puede hacer un modelo innovador, viable y de éxito: “El triunfo mayor ha sido que casi 300 personas (298) hayan podido volver a sus casas cuando ya no lo tenían previsto”.
Del mismo modo, afirma que han roto varios mitos sobre la atención a las personas mayores y ponía algún ejemplo: “Hemos demostrado que las unidades de convivencia son factibles. Las estamos desarrollando en todos nuestros centros y tenemos unos precios en la media del sector, luego no son más caras”. También subrayaba de manera especial que “en las unidades de convivencia no hay que hacer escaleras a la muerte, es decir, que se pueden mezclar personas con distintos grados de dependencia, no aquí los más válidos y en la última los menos válidos”.
En tercer lugar, en el campo de la neurorehabilitación, considera que han roto el mito del nihilismo terapéutico en el que “como tiene 85 años o 90 años o como tiene un deterior cognitivo, les negamos el derecho a la rehabilitación”. “Hay que intentarlo, no dar a una persona por perdida. Ese es el objetivo y ahí nos vamos a lanzar”, enfatiza Gustavo García.
Más inversión y menos retórica
Ya para terminar, indica que van a seguir en esta línea y apoyando el desarrollo de las innovaciones: “En Vitalia, cuando probamos una nueva tecnología, sugerimos mejoras antes de comprarla para nuestros centros para hacerlas manejables, y negociamos precios. Pero tiene que encajar la utilidad y el precio para poder ofrecer esas terapias a unos precios que pueda sumir cualquier persona”.
Del mismo modo, el consejero independiente de Vitalia concluye: “Hay que decir a la Administración también que o cambia el nombre de la ley y ya no la llama de promoción de la autonomía personal o financia prestaciones de neurorehabilitación”. “Qué empiecen a invertir y dejen la retórica. Cuando va tan delante la retórica y la práctica es ridícula y va tan atrás que se pierden de vista, ya no sirve”, finaliza.
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