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Las caídas y la responsabilidad de los cuidadores

Por Carmen García Velasco
miércoles 25 de mayo de 2022, 20:30h
Carmen García Velasco, diplomada universitaria en Trabajo Social, gerocultora y técnico especialista en Valoración de Dependencias.
Carmen García Velasco, diplomada universitaria en Trabajo Social, gerocultora y técnico especialista en Valoración de Dependencias.

Me llamo Carmen García y me gustaría hacer una reflexión en voz alta sobre un tema que me preocupa, como profesional del trabajo en una residencia de mayores. Es el tema de las caídas y la responsabilidad de los cuidadores. Me explico:

Por circunstancias personales, en los últimos 10 años he trabajado en varias residencias, tres en concreto (privadas y fundaciones), con lo que solo puedo hablar de lo que conozco, pero este tema se repite en las tres.

Partiendo de la base de que nuestro trabajo es muy duro, tanto a nivel físico como psicológico, infravalorado tanto social como económicamente, tenemos muy claro que trabajamos por y con personas que están en la etapa final de su vida, con más o menos deterioro físico y cognitivo, y que cuando llegan al sistema residencial muchos de ellos ya han agotado los servicios a los que pueden optar por su grado de dependencia, como la ayuda a domicilio, el centro de día, los cuidados en el entorno familiar, etc. Esto es así, fundamentalmente, porque ya necesitan un mayor cuidado para la realización de las AVD (actividades de la vida diaria) o sufren un deterioro cognitivo muy importante al que el soporte familiar ya no puede dar respuesta o se ve desbordado.

Aun reconociendo que la calidad asistencial en residencia, en nuestro país se hace a un precio aceptable, en función del servicio prestado, sigue siendo un precio muy alto, para las pensiones de nuestros usuarios, con lo que en muchos casos, aunque se aporte un dinero a través de dependencia, a muchos usuarios no les llega y la familia debe aportar el resto.

Esto nos lleva al "como pago exijo" y, a veces, exigimos cosas imposibles. Va unido en muchos casos al sentimiento de culpabilidad que muchos familiares sienten al internar a su ser querido, aumenta la presión sobre los equipos de dirección de los centros y esta se traslada a los trabajadores, sobre la ropa, sobre las gafas, sobre las prótesis dentales y un largo etc. Pero el tema que más me preocupa es el de las caídas.

Aseguro que lo último que quiere una auxiliar es que le suceda algo al residente que está bajo sus cuidados, que muchas veces sufrimos accidentes laborales por proteger al usuario. En mi caso me fisuré una costilla y me rompí un cartílago por evitar y amortiguar una caída.

Pero solo tenemos dos manos y dos ojos. Trabajamos con personas que se mueven en mayor o menor grado, a veces con reacciones inesperadas debido a su deterioro (debilidad física o incapacidad para reconocer el peligro, una orden o consejo) y unido a la escasez de personal de los centros. Por poner otro ejemplo sobre la presencia en salas, o esta no existía (porque las auxiliares estaban haciendo labores de limpieza) y donde sí existían, era una persona una persona para 40 usuarios.

Yo he trabajado en centros donde hay un porcentaje de contenciones físicas muy alto, tanto en silla como en cama. En otro apenas había contenciones en cama y en el ultimo era un centro sin contenciones. En todos había caídas, con mayor o menor grado de lesión en los residentes. Usted sabe que esto depende del tipo de caída, de la localización del impacto y del propio estado físico del residente.

¿Conoces el comparador de residencias de tercera edad en Galicia?

Si el futuro es la ACP y está más que demostrado que las contenciones suponen una mayor gravedad en las lesiones y también consecuencias en el deterioro de la salud física y psicología si tenemos largos periodos de inmovilidad, ¿debemos asumir las cuidadoras mas presión aún por el miedo a que se caiga un residente?

Esta es mi gran pregunta y por mi experiencia estoy cansada de escuchar a compañeras decirse unas y otras "como se te caiga, la culpa es tuya... veras, se te va a caer el pelo, te abrirán un expediente". Si se caen, ¿es que no los cuidamos bien? ¿nosotros los empujamos? ¿abrimos las manos para que senos caiga? ¿les ponemos zancadillas? ¿vamos dejando obstáculos a posta, para dificultar la deambulación?

Para mi esto no tiene nada que ver con un maltrato o con una dejadez de mis funciones. ¿Debemos ser presionadas por los responsables de los centros, que a su vez se ha llevado un jarreo de la familiares? ¿No se debería trabajar con las familias y explicarles la realidad actual de su ser querido?

No tenemos capacidad para poner un auxiliar 24 horas con cada residente, y aunque esa utopía existiese, ¿podríamos evitar todas las caídas? ¿Somos todos conscientes de que trabajamos con personas y no con tornillos, que no se mueven y si se caen no se rompen?

Esta es mi reflexión, y me gustaría sus opiniones sobre ella, ustedes conocen mejor que yo el mundo de las residencias. Igual yo estoy equivocada.

Carmen García Velasco, diplomada universitaria en Trabajo Social, gerocultora y técnico especialista en Valoración de Dependencias

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