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En junio nos vamos a Finlandia

Por Josep de Martí
miércoles 04 de mayo de 2022, 19:30h
Josep de Martí, director de Inforesidencias.com
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Josep de Martí, director de Inforesidencias.com (Foto: Dependencia.info)

El último viaje que organizamos en Inforesidencias.com para conocer cómo funcionan las residencias en otros países fue en septiembre de 2019 a Suecia. Era el viaje número 31 y de ninguna forma nos imaginábamos que en pocos meses iba a empezar una crisis sanitaria que afectaría a todas las residencias del mundo diezmando a los residentes y traumatizando de forma dramática a los trabajadores que les atendían.

En los últimos dos años hemos organizado, suspendido y cancelado dos viajes. Pensábamos que la cosa iba mejor y surgía una nueva ola o sencillamente más restricciones. Ahora finalmente lo vamos a hacer en junio y, concretamente nos vamos a ir a Finlandia.

Sinceramente creo que es un momento muy adecuado debido a que en España estamos viviendo un proceso de reflexión y evolución que debe llevarnos a la creación de un nuevo modelo de residencias basado más en las preferencias de las personas y no sólo en sus necesidades. Eso es lo que nos dicen nuestros gobernantes y buena parte de los medios. Yo creo que resulta muy importante viajar y ver qué está pasando en otros países para cambiar la forma de pensar y llegar a la conclusión de que no hace falta que creemos “un nuevo modelo”, sino que deberíamos sentar las bases para que surgiesen “nuevos modelos”.

En los viajes que hemos organizado hasta ahora hemos visto y aprendido que en un mismo país pueden funcionar diferentes modelos de atención a personas mayores dependientes entre los que cada uno debería poder elegir. Por supuesto, es difícil y en muchas ocasiones resulta caro, pero, a la larga eso es mejor que crear desde los poderes públicos un molde rígido del que no poder salir.

Para que pueda surgir esa diversidad es fundamental que las administraciones reglamenten y financien la dependencia desde una posición de confianza hacia los prestadores de servicios. Quizás el país en que esa confianza se manifiesta de forma más clara es Países Bajos, donde hemos visitado modelos como el de Humanitas Akrópolis, que tuvo que luchar contra algunas limitaciones que se encontró, incluso en Holanda. Difícilmente se autorizaría en España.

Ahora que desde el gobierno trabajan en el establecimiento de unos criterios comunes de acreditación les recomendaría visitar la residencia Sonnweid, cerca de Zurich, que hemos visitado dos veces. Es famosa por ser pionera en la atención a personas mayores que viven con demencia, tan famosa que tienen un edificio anexo con un aula en la que atienden a los grupos que, casi a diario, les visitan desde todo el mundo. Esa residencia está situada en medio del campo (no en un entorno urbano como exigiría la nueva acreditación), tiene 168 plazas (muy por encima del máximo que pretenden imponer), cuenta con muchas habitaciones dobles e incluso con unos Oasis de Cuidados que vienen a ser como dormitorios de seis personas, y que ha servido de inspiración para su aplicación en otros países como Alemania. Creo que si alguien quisiera traer el concepto del Oasis se encontraría con una barrera insalvable por parte de las administraciones.

La primera vez que fuimos, hace ocho años, unos asistentes trajeron a su residencia un sistema “colchón en el suelo” precursor de las camas “cota cero” que allá utilizaban.

En esa residencia han suprimido todas las barreras de forma que los residentes pueden recorrer las plantas y el jardín sin tener que superar ningún escalón; de hecho les ver recorriendo la casa por su cuenta, eso sí, en muchos rincones hay unas bandejas que tienen trocitos de comida que ellos pueden coger y comer a discreción. Varios asistentes al viaje preguntaron cómo se tomaba la inspección que los residentes con demencia pudiesen comer sin que su alimentación se registrase y sin seguir una pauta dietética con su contenido calórico y de nutrientes. Los profesionales suizos no entendieron la pregunta. Otros preguntaron si no había riesgo de atragantamiento si las personas con alzheimer comían lo que querían sin supervisión; nos dijeron que no era su experiencia.

Quien ha venido a algún viaje suele sorprenderse y después reflexionar.

Finlandia es un país que me gusta especialmente porque podríamos decir que es “el pariente humilde de Escandinavia” de forma que podemos visitar residencias interesantes sin la extravagancia que podemos encontrar en Noruega, un país que parece tener el dinero como castigo. En el viaje visitaremos residencias de diferentes tamaños, casi siempre con unidades de convivencia, pero no siempre. Tendremos la ocasión de conocer un cohousing senior, de esos en los que una comunidad de mayores eligen vivir de forma colaborativa y otras formas de cuidad a personas mayores dependientes. Nos van a explicar cuánta gente trabaja en una residencia y cómo lo hacen. En un viaje anterior a Finlandia conocimos una residencia en la que atendían a finlandeses que tenían en común que su idioma natal era el sueco. También vimos un ejemplo de creatividad arquitectónica que permitió reconvertir una iglesia parroquial en una pequeña residencia. Esta vez hemos encontrado otras diferentes.

Como siempre, el viaje busca explorar la realidad geroasistencial del país y, a la vez, encontrar momentos en los que los asistentes se conocen y establecen relaciones, compartiendo experiencias de su realidad cotidiana en diferentes comunidades autónomas.

Nuestra meta es cambiar perspectivas. A veces nos parece que algo es imposible cuando “sólo” es caro o difícil.

Esperamos poderlo conseguir en este viaje.

Si te interesa asistir: aquí tienes toda la informació

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