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EL PRESIDENTE DE LA FED APUESTA POR COMPATIBILIZAR LOS SERVICIOS

Ignacio Fernández-Cid aboga por "una normativa básica nacional" frente a la disparidad de criterios que "no ha demostrado ser tan eficaz"

Ignacio Fernández-Cid
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Ignacio Fernández-Cid (Foto: Javier Cámara)
miércoles 28 de julio de 2021, 12:07h

"Hay que hacer las cosas con sentido común". Esto es lo que pide el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (FED), Ignacio Fernández-Cid, que no entiende cómo se plantean determinadas cuestiones sobre el sector: "No hay que contraponer un servicio contra otro, lo que hay que hacer es compatibilizar los servicios".

Así, entre otras cosas, aboga por "una normativa básica nacional que una la disparidad de criterios que tenemos en nuestro país, que no ha demostrado ser tan operativo y tan eficaz". Por ello, el portavoz de la patronal tiene claro que "las residencias seguirán existiendo mientras seamos necesarias y somo necesarias en muchos casos. Si no, no existiríamos".

Está de acuerdo en que el mayor habite en su domicilio todo el tiempo que sea posible "y cuando llegue el momento de necesitar los cuidados profesionales por una mayor dependencia, ahí estaremos las residencias, orgullosísimos del trabajo que hacemos", explica Ignacio Fernández Cid en una entrevista con Dependencia.info en la que repasa la actualidad del sector.

¿Cómo ve el sector de los cuidados a las personas mayores? ¿Hemos vuelto a la normalidad?

Lamentablemente, todavía no hemos vuelto a la normalidad porque vivimos aún en pandemia. ¡Qué más quisiéramos todos que volver a la normalidad! Pero, al menos, sí estamos recuperando la confianza de las personas. No de las que teníamos ya dentro y de sus familiares, sino de los nuevos también.

En la medida que podemos ser más transparentes y más flexibles en el régimen de visitas, en las salidas de los residentes, la confianza vuelve a surgir y la demanda y la ocupación de los centros se empieza a recuperar al unísono. Así, ahora estamos recuperando ocupación y también sufriendo algunos rebrotes, aunque no tienen la incidencia que teníamos en pasadas olas.

El virus se cebó con las personas mayores que vivían en las residencias... ¿Qué hemos aprendido de la experiencia vivida?

Hemos aprendido que todo es susceptible de cambiar en muy poco tiempo. ¡Qué débiles, qué insignificantes somos! Creíamos que teníamos un sistema sanitario de los mejores del mundo y en el momento que hubo una demanda extraordinaria, el sistema sanitario saltó por los aires.

Se tomaron decisiones en algunos casos muy equivocadas y creo que producto del desconocimiento que se tiene de nuestro sector. Se entendió que éramos capaces de afrontar una pandemia tan peligrosa y tan traidora como la del covid-19 y, evidentemente, esto no pudo ser porque nosotros no somos centros sanitarios. Incluso la terminología del sociosanitario me sigue chirriando mucho porque somo sociales no sanitarios.

Creo que ese ha sido el término que ha llevado al error. No somos sanitarios. Tenemos enfermeros y médicos para tratar la cronicidad de nuestros residentes, pero no la agudeza. Y una pandemia es, evidentemente, un proceso agudo, no crónico.

Así, hemos aprendido mucho porque sabemos que tenemos que hacer muchas cosas que antes desconocíamos, como el manejo de los EPIs, la redistribución y sectorización de los centros, la implementación de medidas muy exhaustivas. También hemos tenido que aprender técnicamente sobre la enfermedad porque los médicos en su inicio iban en modo prueba-error porque era un virus totalmente desconocido.

Aquí vamos aprendiendo todos.

Esto también ha hecho que las residencias se hayan convertido en centro de atención para los medios de comunicación... ¿Cómo se está gestionando tanta presión mediática desde su patronal y qué lectura sacan de esta circunstancia?

Lamentablemente, nos hemos convertido en un protagonista de primera magnitud en toda esta pandemia. Lo medios de comunicación, en general, recogen las noticias desastrosas, las malas noticias y, tristemente, hemos tenido malas noticias y muchas a lo largo de la pandemia. La letalidad ha sido muy grande y hemos estado en primera plana.

Pero además de eso, también muchas opiniones y declaraciones, desde nuestro punto de vista, muy irresponsables y sin fundamentos han creado una alarma social tremenda. Todo esto nos ha puesto en el ojo del huracán.

Cuando después se han ido desarrollando las cosas y ha salido información y datos, se ha podio poner al sector en su justa medida. Al principio decían que éramos culpables absolutamente de todo y después se vio claramente que no es así, que nos habían abandonado. Ha sido una cosa totalmente injusta, cuando en realidad, el personal y las organizaciones y las empresas, en su inmensa mayoría, lo han dado todo.

Hemos tenido que hacer frente a inversiones enormes para EPIs y para suplir la enorme cantidad de bajas laborales que estábamos teniendo. Pero estigmatizar y culpar a las empresas, como se ha hecho, diciendo que solo buscábamos nuestro beneficio es de una simplicidad tremenda y de una falsedad enorme, lo que denota que hay un objetivo oculto que va más allá de lo que es la pandemia.

¿Estamos ya preparados para evitar que mueran más personas en las residencias si se produjera un nuevo rebrote masivo, incluso de otro tipo de virus? ¿Son, definitivamente, las residencias hogares seguros?

Hemos aprendido mucho, pero de eso a que ahora sepamos enfrentarnos a nuevos rebrotes e, incluso, de otros tipos de virus, me parece tirar demasiado alto. Lo que hemos aprendido es que somos muy frágiles, pero muy frágiles todos.

Seguimos viviendo en una película de ciencia ficción. Se siguen produciendo una serie de cosas que son incomprensibles, pero siguen sucediendo. Esta pandemia está durando muchísimos más de lo que se podía pensar. Qué llevamos año y medio y veremos hasta cuándo.

¿Estamos preparados para esta pandemia? Sí, pero ya veremos si viene otra qué características tiene.

Las administraciones han prometido millones de euros para el sector... ¿es suficiente? ¿Servirá realmente para mejorar los servicios de atención y cuidado a las personas mayores?

Se han prometido 600 millones adicionales cada año durante los tres próximos. En realidad, el Estado es ya deficitario en mil millones y acumulado en 5.800 millones. Por tanto, el Estado sigue teniendo una deuda enorme con las comunidades autónomas.

¿Ayudará este presupuesto a mejorar las cosas? Por supuesto, claro. Si no, horror. ¿Qué es lo primero que hay que hacer? Agilizar los procedimientos para que el dependiente, cuando necesite los servicios de atención a la Dependencia, lo consiga inmediatamente y que no tenga que alargarse el trámite burocrático meses y meses. Si no, está abocado al fracaso.

¿Qué más hace falta entonces? ¿Qué necesita el sector ya? ¿Cuáles son hoy las reivindicaciones del sector?

Además de lo dicho, la administración tendrá que ir viendo las nuevas realidades y tendrá que permitir compatibilizar servicios que actualmente no son compatibles. Y tendrá que establecer una normativa básica nacional que una la disparidad de criterios y de normativas que tenemos en nuestro país, que se ha demostrado que no es tan operativo y tan eficaz.

El sector también demanda que el IVA se generalice al 4%. No tiene sentido que a una plaza pública le cobremos un 4% y si ingresa con su cónyuge, a esta segunda plaza le cobremos el 10% de IVA. Hay que unificarlo.

Igualmente, la entrada del sistema sanitario público en nuestros centros. ¡Es un clamor! ¿Por qué una persona que entra en una residencia deja de recibir los servicios del sistema sanitario público que sí recibía cuando vivía en su domicilio? Una persona mayor va a recibir en un 90-95% de los casos la mayoría de los servicios que precise al final de su vida, pero cuando es más vulnerable y tiene más enfermedades el sistema se olvida de él, salvo cuando tiene que ir al hospital. Eso no puede ser, pero Sanidad insiste en seguir mirando a otro lado.

Lo llevamos diciendo hace muchos años: las residencias ahorramos un dineral al sistema público de salud y parte de ese dineral lo costea el residente privado y sus familias.

Por otra parte, tenemos un problema enorme de falta de profesionales. También lo llevamos diciendo varios años y ahora, ya por fin, algunas instituciones empiezan a admitir que existe esta carencia de profesionales, tanto DUEs (enfermería), que es la más acuciante, como médicos. Necesitamos más plazas universitarias porque el número de enfermeras que se jubilan es mayor que el de nuevas enfermeras que se incorporan al sector.

Nos hemos reunido con el secretario general de Universidades para pedirle más plazas universitarias, pero el proceso es muy complejo porque depende de las CCA, hay que dotar financieramente al 100% por los cuatro años y es discrecional del rector de la Universidad, que es independiente. También hemos pedido que se faciliten los trámites de homologación de los miles y miles de profesionales, principalmente de Latinoamérica, que están aquí en España intentando desarrollar su profesión. Pero resulta que estamos desde 2019 parados… Tres años de atascamiento. Es incomprensible.

Aun así, conseguimos su compromiso firme de sacar una norma por la cual se comprometen a resolver los expedientes de homologación de títulos en seis meses.

Por eso, hemos propuesto desde FED la creación de un nuevo perfil de ayudante de enfermería que venga de Formación Profesional. Si no hay suficientes universitarios, habrá que crear nuevos perfiles profesionales, pero los colegios oficiales y sindicatos de Enfermería responden poniendo el grito en el cielo, pero no nos dicen cómo se soluciona esto, solo que hay que pagar más. Y no es una cuestión de salarios porque hasta en la sanidad pública están teniendo muchos problemas para cubrir bajas laborales.

Un gran país como es Alemania tiene este perfil profesional. Allí, los enfermeros no vienen de la Universidad, vienen de la FP. ¿Por qué aquí no podemos hacer lo mismo? Entendemos que el cuidado de nuestros mayores es una responsabilidad de todos, no del operador, pero no reconocer un problema hace que se vaya agravando y es el peor escenario que puede haber.

El incremento del concierto de las plazas residenciales sigue sin ser homogéneo en toda España... ¿Es suficiente donde se ha aumentado el coste de la plaza por persona y día?

No solo es un tema de precio, también de requerimientos. Estamos de acuerdo en que el sector necesita mejorar sus salarios, entre otras cosas para ser capaces de retener talento y para hacerlo atractivo a los profesionales que quieran plantearse una carrera en el cuidado de las personas mayores. Y esto hay que hacerlo compatible con que hay que aumentar ratios en las plantillas.

Nadie se opone, todos estamos de acuerdo en que haya más profesionales en todos los órdenes de la vida: en las residencias, hospitales, colegios… También estamos de acuerdo en que hay que procurar que todas las habitaciones sean individuales, pero al final hay que ponerlo en la balanza y ver si al precio al que vamos es sostenible. A este respecto, hay que valorar que en la Comunidad de Madrid se ha aumentado recientemente el precio de concierto aumentándolo hasta los 72 euros por plaza y día y esperamos que sirva de referencia para el resto de comunidades.

Pero ya hay algunas CCAA que están empezando a legislar, en mi opinión, demasiado rápido porque esto todavía no ha acabado, y ya están haciendo requerimientos, no solo de personal, también de espacios físicos e, incluso, se están limitando la dimensión de los centros. No entendemos muy bien hacia dónde vamos. En Castilla y León hablan de unidades de convivencia de máximo 12 personas… ¿a qué coste plaza/día nos vamos? ¿Nos vamos a 150 euros/día? ¿Quién puede pagar eso?

Si seguimos incrementando los requerimientos, subirán los precios y ¿serán pagables en el futuro, serán sostenibles? Además, hay miles de centros que, según estas nuevas normativas, se van a quedar fuera de juego. Promover un nuevo centro no se hace en un año ni en dos, que te vas a cuatro o cinco años hasta que está en funcionamiento. Sin embargo, te encuentras que en Castilla-La Mancha llevamos cinco años con el precio de concierto congelado, ni siquiera actualizado a IPC. Las cosas tienen que cuadrar, tienen que hacerse con lógica, hay que hacer las cosas con sentido común.

Se ha hablado mucho el último año sobre el cambio de modelo residencial, llevándolo hasta un cambio más amplio a todos los servicios asistenciales a las personas mayores... ¿Veremos a corto plazo estos cambios?

Lo que digo, algunas CCAA han acelerado y están legislando ya. Pero, por ejemplo, la valenciana dice que residencias como máximo de 100 plazas. ¿Por qué 100 plazas? Y unidades de convivencia de un máximo de 25. ¿Y si tengo un edificio de cinco alturas en el que puedo diferenciar extremos, por qué solo 100, insisto? Con la cantidad de servicios que damos debemos tener un número mínimo de plazas para poder, precisamente, esos servicios.

Cuanto más se reduzca la dimensión de los centros, el número de plazas, proporcionalmente más se van a encarecer nuestros servicios. Lo que debería preocupar a la administración es que se den unos servicios mínimos para cuidar a las personas con calidad.

Pero no entiendo por qué tanta urgencia cuando todavía seguimos en pandemia. Las cosas hay que hacerlas serenamente y hablando con los interlocutores.

¿En qué punto se encuentra el que será VIII Convenio Marco Estatal de Servicios de Atención a las Personas Dependientes? ¿Cuándo se actualizarán los salarios, entre otras cuestiones?

Seguimos negociando, pero los sindicatos plantean unos incrementos salariales que consideramos que son inasumibles, entre otras cosas porque ahora mismo los centros tienen un problema de falta de ocupación y vienen, también, de una temporada (desde marzo de 2020) en el que la mayoría están perdiendo dinero y aquí estamos aguantando todos. Pero, además, se está poniendo a debate encima de la mesa un nuevo modelo de cuidados y de atención en residencias con nuevos requerimientos. Hasta que no se sepa qué recursos humanos y materiales se van a exigir, ¿cómo vamos a hablar de incrementos salariales?

No es el momento. La incertidumbre ahora mismo es máxima. Si estuviésemos en una situación con los centros ocupados normalmente y con una seguridad jurídica, unas normativas con amplio horizonte de vigencia, hablamos de lo que sea. Pero ahora, no.

¿Qué opinan sobre los convenios autonómicos en el sector de la Dependencia? ¿Qué posicionamiento tiene su patronal concretamente al respecto del convenio autonómico catalán de la dependencia?

Es un error. Por eso hemos intervenido en el tema del convenio catalán y hemos conseguido que se articule y sea como un pacto de eficacia limitado. En este asunto, estamos hasta de acuerdo con CCOO en que debemos tener un único convenio para una mejor ordenación del sector y todas las patronales del sector estamos de acuerdo, salvo CEAPs. Pero la legalidad es la que es.

¿Cómo ve el sector dentro de 5 años? ¿Y de 10?

El sector, después de tanto ruido, seguirá evolucionando y seguirá mejorando y seguiremos haciendo nuevos centros y más modernos y mejor diseñados y pensando más en el cliente del futuro. Las plantillas se van a ir incrementando también, lógicamente, no tanto por una normativa o por un ideario político de turno, sino porque todos los sectores, y el nuestro no puede ser ajeno, tiene que ir hacia la mejora continua.

Llegan nuevas generaciones que nos van a pedir nuevas cosas y tenemos que estar preparados. El mayor que viene ahora no tiene nada que ver con el mayor de hace 30 años. Lógico, las personas vamos cambiando y nuestro sector tendrá que evolucionar, como el sanitario y el educativo y el alimentario y el transporte y los medios de comunicación...

Tendremos que ofrecer nuevos servicios como se están desarrollando en países de nuestro entorno, como viviendas adaptadas para personas mayores que quieran compartir y socializar, pero cada uno con su apartamento en complejos o en urbanizaciones o en edificios en común. No podemos olvidar que el principal problema de las personas mayores es la soledad y no podemos sobrecargar a nuestros hijos con el cuidado de los mayores porque es probable que nuestros hijos no vivan en nuestra ciudad.

Esto funciona en otros países y en el nuestro, no. Estamos en la era del compartir y yo creo que sería un servicio magnífico.

¿Algo más que añadir?

Se proyecta una imagen totalmente falsa y distorsionada de nuestro sector y los residentes y sus familiares, mayoritariamente, están muy satisfechos de los servicios que reciben. Qué suceden cosas, claro, como en todos los sectores y en todas las partes del mundo. Pero esos hechos puntuales, que son casos aislados, no representan a todo un sector.

Otra cuestión importante es la transparencia y la publicación de las actas de inspección de que tanto se habla también. Habrá que cambiar muchas cosas, para empezar ¿por qué no publicamos las actas de inspección de las residencias públicas? Deberían ser las primeras porque son las que pagamos todos los contribuyentes. Tendrían que ser transparentes al 200%. Y ya de paso, empecemos a publicar las actas de inspección de cualquier sector, de todos.

El problema es que se planeta una sombra de duda sobre nuestro sector que es injusta y es falsa. El día a día de los centros es muy pacífico y la relación con los familiares es muy cercana. Hay familiares que vienen todos los días. Si solo se pone el foco en los últimos meses, se está distorsionando la realidad de nuestro sector.

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