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Residencias de mayores. ¿Duros a cuatro pesetas?

Por Josep de Martí
miércoles 30 de septiembre de 2020, 23:49h
Josep de Martí
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Josep de Martí (Foto: Inforesidencias.com)

Una vez me comentaron que eso de “nadie da a duros a cuatro pesetas” hacía años había quedado desfasado. No sólo porque las pesetas sólo existen en el recuerdo sino porque, contando los intereses, hoy día sería más correcto decir “nadie te da duros a seis pesetas”. Si lo consigues estás haciendo un buen negocio.

Dejando eso a parte, la frase viene al caso cuando hablamos de lo que se “da” en una residencia y lo que ésta cuesta, ya sea que la pague la administración o directamente el usuario.

He pensado mucho en esto, sobre todo ahora que muchos dicen que “las residencias han fallado” durante la pandemia. Que deberían haber tenido más personal en general, y sanitario en particular, o que las instalaciones actuales “dejan mucho que desear”.

Cada vez que lo escucho, si veo delante a alguien dispuesto a escuchar, explico que el servicio “residencia asistida para personas mayores” incluye un espacio adaptado, la dedicación de un equipo de profesionales y una “forma de hacer las cosas” plasmada en unos protocolos, registros y programas. Lo que ofrece una residencia es un servicio hotelero integral (un lugar donde dormir, pensión completa, lavado de ropa y mantenimiento del lugar); apoyo en las actividades de la vida diaria (según las necesidades de cada persona pueden incluir que te ayuden a levantarte, vestirse, asearte, comer, moverte..), un programa de actividades específicas (talleres, actividad física, estimulación cognitiva..) y cierto apoyo al servicio público de salud.

¿Cuánto debería costar esto?

Si lo pagas de tu bolsillo lo puedes encontrar en algunas ciudades y pueblos por alrededor de 60 euros al día, o sea 1.800 euros al mes. La cifra puede ser algo inferior, aunque también superior (no es extraño que en el centro de Madrid, Barcelona o Bilbao cueste encontrar una plaza por menos de 2.400 euros al mes, o sea 80 euros al día). Cuando la plaza se la paga una administración a una empresa o entidad sin ánimo de lucro a través de la figura del concierto la cosa cambia para mal. Algunas comunidades, como Aragón, pagan apenas 52,80 euros al día; muy pocas, como el País Vasco, pueden estar por encima de los 70 euros.

¿Qué puedo esperar recibir por 60 euros al día?

Cuando hago esa pregunta suelo recibir una respuesta interesante. “Hay mucha gente para la que 60 euros es muchísimo dinero. ¿Cómo van a pagar 1.800 euros al mes si tienen una pensión de 1.000? 1.800 euros es mucho dinero”.

Yo estoy de acuerdo, pero eso no desdice que si por 60 euros al día recibes un espacio equipado, un servicio hotelero integral y un equipo de profesionales que contando a todo el personal y repartiéndolo durante todas horas y días del año supone una jornada completa por cada dos residentes; algo no va a ser excelente. O el servicio hotelero es “justito” o/y hay un número limitado de profesionales o/y éstos tienen un salario muy ajustado.

Cuando he viajado por Europa y Estados Unidos visitando residencias captan mi atención modelos de Atención Centrada en la Persona en los que cada residente tiene un mini-apartamento individual agrupado con otros siete u ocho alrededor de un bonito espacio común que recuerda a una casa y la ratio de profesionales ronda el 1, o sea hay un profesional a jornada completa por cada residente.

¿Por qué no tenemos eso en España? ¿Hace falta que lo diga? No es que en Noruega den duros a cuatro pesetas, es que allí valoran el servicio que se presta y están dispuestos a pagar, desde la administración principalmente, un servicio que se sabe costoso, pero se considera necesario.

Aquí hemos construido el sistema al revés. Hemos creado un modelo que permite ofrecer atención las 24 horas con atención hotelera, AVD y apoyo sanitario por un precio mucho más reducido que nuestros vecinos del norte. Para que el sistema se pueda mantener al precio que podemos/queremos pagar, el personal debe tener las condiciones laborales del convenio colectivo marco de la dependencia; una buena parte de los dormitorios deben ser dobles y la organización de la residencia debe ser tal que pueda funcionar con una ratio global del 0,5.

Alguien puede clamar que esto es terrible, pero la verdad es que no lo hemos hecho mal del todo. Digo esto porque en la mayoría de las encuestas de satisfacción que se pasa a los residentes los resultados suelen ser más que satisfactorios.

Hay un pacto no escrito, un consentimiento tácito para que las cosas sean así, para que mantengamos un sistema de bajo coste. Sindicatos y patronales negocian el convenio colectivo que regula las condiciones laborales; las administraciones establecen los requisitos arquitectónicos y las ratios mínimas de profesionales imponiendo después unos precios de concertación que no permiten alejarse demasiado del modelo sin generar pérdidas. Las residencias con plazas privadas acaban tomando como referencia el precio que paga la administración sobre el que calcular su desvío.

Viendo cómo funciona todo quizás las residencias sí dan hoy duros a cuatro pesetas, aunque todo indica que el día que la tendencia demográfica haga muy difícil encontrar y mantener a personal para trabajar en los centros con los salarios y condiciones actuales y los residentes y sus familiares exijan habitaciones individuales, más personal y modelos más domésticos el precio se incrementará considerablemente.

La pregunta es: ¿estarán el cliente de residencia privada y las administraciones que conciertan plazas dispuestos a pagar cinco pesetas por un euro de servicio?

Nota del autor: Gracias a mi amigo Josep Fuguet, la idea de que las residencias dan duros a cuatro pesetas es suya y me la regaló para escribir esta tribuna.
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