Pronósticos y Ley de Dependencia

Durante unos años todos hablamos mucho de la Ley de Dependencia (o de autonomía personal o LAPAD o…), hace un tiempo que lo hacemos mucho menos. Incluso en ocasiones te llegas a plantear si queda algo de lo que se aprobó hace ahora once años y que, tras varias “mejoras” y “retoques” ha llegado a nosotros totalmente irreconocible.

Ahora, revisando alguna cosa que escribí en 2006 (post “Lo que se encontrará la Ley de Dependencia”), mientras la Ley todavía estaba tramitándose, me he topado con un pronóstico que hice entonces:

Sea como sea, todavía falta que el proyecto de Ley se presente a las Cortes y que éstas lo discutan. El PP ofrece un pacto de estado sobre dependencia y, salga lo que salga, se nos avisa de que poner en marcha el sistema llevará unos ocho años. Lo que está claro es que 2006 será el año en que se discutirá en serio la Ley. ¿Mi pronóstico? Aunque espero equivocarme, creo que al final el Sistema Nacional de Dependencia será un sistema de transferencia de fondos a las comunidades autónomas, con una norma básica muy laxa y tantos sistemas reales como comunidades. ¿Llegará a suponer el mantenimiento del sistema el 1% del PIB?, lo dudo.

Lo que sucedió fue que el “Sistema Nacional de Dependencia”, para conseguir el voto de ERC, perdió el “Nacional”; que el pacto de estado del PP se quedó en propuesta y que la Ley salió adelante sin una verdadera voluntad por parte de nadie de conseguir un sistema homogéneo en todo el Estado.

Es cierto que se ha gastado más en dependencia de lo que se gastaba antes de la Ley pero también que no se ha hecho de una forma coherente, potenciando los servicios por encima de las prestaciones económicas o potenciando una cierta armonización de criterios.

Decía entonces que esperaba equivocarme, aunque al final no lo hice.

No sé si estamos a tiempo para empezar de nuevo un segundo intento, aunque lo dudo. La dependencia no está de moda y durante unos meses parece que nuestros políticos y gobernantes van a estar mucho más ocupados con una palabra que se le parece bastante y que puede darnos a todos un fuerte dolor de cabeza. Sobre eso, no me atrevo a hacer pronósticos.