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JOSÉ ANTONIO LÓPEZ TRIGO, PRESIDENTE DE LA SEGG

José Antonio López Trigo: "Tenemos hospitales extraordinarios para operar piernas rotas, pero no son eficaces para atender a personas mayores"

José Antonio López Trigo: 'Tenemos hospitales extraordinarios para operar piernas rotas, pero no son eficaces para atender a personas mayores'
miércoles 07 de junio de 2017, 17:40h

Cuando la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología celebra su 59 congreso, su presidentedenuncia en NGD que "lo que está sobrepasando al sistema no son los problemas agudos, son los problemas crónicos, los problemas de cuidados continuados y a largo plazo".

La SEGG celebra su 59 Congreso con el lema "Envejecimiento y cronicidad, una oportunidad para la prevención y la innovación" ¿Qué oportunidades hay en el campo de la prevención?

Hablamos de oportunidad porque hoy se pueden prevenir, más que las enfermedades en sí, la complicación de las enfermedades. Si somos capaces de controlar algunos factores de riesgo, como la hipertensión, el riesgo cardiovascular, la diabetes, la elevación de las grasas en sangre, el sedentarismo, o en consumo de tabaco, si somos capaces de controlar esos factores, podemos retrasar la aparición de estados de demencia, o la aparición de la enfermedad de Alzheimer.

Se calcula que si somos capaces de retrasar en cinco años la aparición de síntomas de esta enfermedad, podríamos bajar a la mitad el número de casos que aparecen cada año. Cuanto más tarde aparezcan estos síntomas, menores serán las posibilidades de que aparezca la enfermedad, y contra más tarde aparezca la enfermedad, menores efectos devastadores tendrá para los pacientes y para sus cuidadores.

¿Está funcionando la prevención?

Por fortuna, estamos viendo frutos de las medidas preventivas en que hace tiempo venimos insistiendo. Pero uno tiene la sensación de que utilizamos estos mensajes como una muletilla. Vamos al médico, nos dicen esto y aquello y al final nos dicen, "haga usted ejercicio y cuide lo que come", pero no se hace una verdadera prescripción.

No vale decir a una persona que haga ejercicio, hay que prescribir la actividad física. Igual que cuando se prescribe un medicamento se dice al paciente qué cantidad debe tomar, durante cuánto tiempo, con qué comidas es compatible o no... Igual debe ocurrir con el ejercicio. Hay que pedir un poco más de proactividad en el profesionales.

Debemos buscar un poco más de interacción con el problema de la persona. Y hacer las cosas personalizadas, sobre todo en personas de edad, en las que modificar sus hábitos de vida es tremendamente complicado. Cuando una persona lleva 80 años comiendo de una forma, de nada sirve que llegues tu a pontificar y a prohibir. Eso no sirve, depende de las necesidades y de las capacidad es de las personas para hacer las cosas.

Además hay que decir una cosa importante, que es que nunca es tarde para empezar a prevenir, independientemente de la edad que se tenga. Y la prevención no es sólo cosa de los médicos. La geriatría propugna el trabajo en equipo. Y en la atención a las personas mayores quizás sea el trabajador social, por ejemplo, que tiene más confianza o pasa más horas con esa persona, quien puede mejor intentar cambiar los hábitos de alimentación o promover la realización de ejercicio.

A mí me consta que las personas mayores tienden a hacer caso de lo que les dicen en la farmacia. La tienen cerca de casa, les atienden bien y tienen una relación de confianza con ellos y les resuelven sus problemas, en ocasiones desde el conocimiento de su situación personal o familiar incluso. Yo creo que las personas que trabajan en las farmacias deben estar integrados en los equipos de atención, porque sin duda, estas personas tienen más ascendencia sobre estas personas que yo.

En materia de prevención se trata de que todos recomendemos y todos los mensajes vayan en la misma dirección.

¿Desde este Congreso qué mensaje quieren transmitir a la sociedad?

Quisiéramos dar un mensaje optimista, en el sentido de que la capacidad funcional de las personas de edad va mejorando. Una persona no se preocupa tanto del nombre que le pongamos a sus enfermedades, sino de ser capaz de hacer las actividades que necesita de la forma más autónoma posible. En este sentido estamos avanzando en la resolución de enfermedades crónicas, para minimizar su impacto en la calidad de vida de las personas.

Y un mensaje especial en Galicia donde se realiza este Congreso, ya que es la comunidad más envejecida de España y necesita mayor nivel de desarrollo de la atención especializada. Y esa atención especializada viene de la geriatría. Ahora mismo, la atención especializada en geriatría en Galicia es insuficiente. ¿Quiere decir eso que a las personas mayores en Galicia se les atiende mal? Ni mucho menos. Los servicios públicos de salud en nuestro país son de media extraordinarios. Y a partir de ahí, algunos de excelencia. Pero si queremos conseguir esa excelencia, y tenemos especialistas en otras materias, en poblaciones más envejecidas parece más lógico que haya más especialistas en enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

¿Somos conscientes de cómo va a cambiar nuestra vida el envejecimiento de la población?

Yo creo que no. Estamos tan en el día a día, que no nos paramos a mirar hacia adelante y ver hacia dónde vamos. Si no, ya estaríamos todos más preocupados en cambiar la sociedad y hacerla un poquito más amigable hacia las personas mayores. Todavía no estamos preparados para los cambios que se avecinan, y por desgracia, vamos siempre por detrás de estas cosas.

Normalmente las respuestas son siempre a estímulos grandes, como el tsunami de la dependencia que a nosotros nos ha pasado por encima. La carga de problemas sanitarios y sociales que se avecinaban estaba puesto en los papeles, pero tenía que haberse estudiado. Sabíamos que iba a pasar, pero sin embargo no se hizo previsión para atenderlo.

Tenemos sistemas muy cortoplacistas, seguramente porque las personas que tienen que hacer el desarrollo de estas cosas están metidas en ritmo de cuatro años y elecciones, y no hay programas a medio y largo plazo. Y los programas a corto plazo sólo sirven para atender a situaciones puntuales, y a veces ni eso.

Cuáles son las principales carencias en nuestro sistema de salud en lo referente a atención geriátrica.

Yo creo que hay un hecho esencial. Hemos desarrollado unos magníficos sistemas de atención a problemas agudos, pero lo que está sobrepasando al sistema no son los problemas agudos, son los problemas crónicos, los problemas de cuidados continuados y a largo plazo. Entonces tenemos hospitales extraordinarios para operar piernas rotas, pero sin embargo no son eficaces para atender a personas mayores, con frecuencias cardiacas descompensadas, con problemas crónicos de salud, etcétera... que con mucha menos inversión económica, mucha menos, requieren de una fase de convalecencia para que se recuperen, y no vuelvan por el hospital ni para tomar café, porque no necesiten volver.

Si usted tiene la mala suerte de romperse un menisco y utiliza lo que estrictamente ofrece el sistema público de salud, la cita para rehabilitación llega tres meses después, y es para dentro de otros tres. Al final esa rodilla no se recupera.

Es una cuestión tan sencilla como reconvertirnos, modificar nuestro sistema de atención para atender a la demanda que realmente tenemos. Y la demanda que tenemos en cualquier consulta, si excluimos pediatría, es que el 70% de las personas que atendemos son mayores. Y no tenemos un sistema orientado a la rehabilitación, no tenemos un sistema orientado a la convalecencia. Se trata de atender a lo que demandan nuestros pacientes. Y demandan cuidados de largo plazo, recursos de estimulación cognitiva, rehabilitación, cuidados preventivos de complicaciones...

En nuestro país se dan circunstancias paradójicas. Una persona se fractura la cadera, acude al sistema de salud y nos gastamos 12.000 euros en poner una prótesis. Utilizamos a los mejores cirujanos y anestesistas formados en el sistema público, los mejores equipos de enfermería, unas habitaciones magníficas que cuestan de media 700 euros al día. Y esa persona posiblemente no pueda andar, porque a los dos días de operar no hay un fisioterapeuta que le dedique 30 minutos diarios, que igual vale 15 euros. Es un contrasentido.

¿En qué punto estamos en la integración socio-sanitaria?

Yo al espacio sociosanitario le llamo "la brecha". Hay Comunidades que funcionan muy bien, donde se están creando itinerarios en función de las necesidades de las personas, y no en función de a quién pertenezca la gestión de cada recurso; es el caso de Madrid, Cataluña, el País Vasco... Sin embargo, en ciertas comunidades cada cosa va por un carril y son sistemas paralelos que nunca van a confluir. Todo el mundo quiere tener su parcela de actuación. "No, esto es mío porque esto es salud; no, esto es mío porque son servicios sociales". Y ese "vertedero sociosanitario" les sirve a unos y otros para depositar a los pacientes de difícil manejo. No estamos mirando a las personas, estamos mirando parcelas de las necesidades de las personas.

Hablamos del fomento del envejecimiento activo como prevención a la dependencia. ¿Hay suficientes propuestas e iniciativas para el ejercicio de un envejecimiento activo y participativo tras la jubilación?

Propuestas hay muchas, lo que hace falta es que las pongamos en marcha. Esto es como la dieta mediterránea, que es maravillosa, sobre todo si la hacemos. Proyectos, iniciativas y programa tiene todo el mundo, pero se efectúan en tasas muy bajas.

¿Participan los jubilados en la construcción social en la medida que les corresponde por peso demográfico y capacidad?

En muchas ocasiones hacemos algo para las personas mayores, pero ni les pedimos opinión. Y esto pasa en todos los ámbitos, en la familia, en las políticas, con los profesionales de la salud. Siempre decimos "Oye, que vamos a hacer esto". Bueno, vamos a pedir primero opinión. Creo que les pedimos poco opinión y no les dejamos que gestionen su envejecimiento. Yo tengo un amigo que se jubiló hace unos años y me dice que envejecimiento activo por qué, si a él no le gusta moverse. Se tiene que envejecer como a uno le de la gana. Hay que hacer un envejecimiento a la carta, respetando la gestión que cada uno deba hacer de su envejecimiento , informando y orientando de que hay formas de envejecer mejores y peores para la salud.

¿El envejecimiento es un problema o una oportunidad?

Yo creo que es una oportunidad. Si nos lo planteamos como problema, mal vamos, porque sería un problema creciente. Envejecer a pasado de ser una casualidad, a ser un logro social y un derecho. Es un derecho envejecer en un sistema de iguales, garantista, que permita una vida plena y segura.

Sí es un reto desde muchos puntos de vista. También es un reto de negocio. Hace poco, en un encuentro con la embajadora de Suecia comentaba que su país dedica casi el 9% del PIB a personas mayores, y que es una fuente de generación de riqueza impresionante, además que las personas mejoraban su calidad de vida, y no se explicaba porque en España se dedicaba tan poco porcentaje del PIB a este colectivo.

A más personas envejecidas, mayor presión para los sistemas de pensiones y de salud. Esto es combustible para actitudes ´edadistas´ o contra las personas mayores. ¿Cómo podemos evitar que la sociedad considere el envejecimiento como un grave problema y tenga actitudes contrarias a los mayores?

Es un tema de romper estereotipos. Hay que hacer ver que la persona mayor no es un simple consumidor de recursos. Ha generado riqueza en la sociedad y ahora lo recoge. La sociedad que tenemos la han construido las personas mayores, y es de justica devolverles una mínima parte de los que han aportado.

Hay que luchar contra el estereotipo de que la vejez es una enfermedad. No es cierto. Es un proceso natural, y si somos medianamente inteligentes, debemos pensar que por ahí vamos a pasar todos, no vayamos a estropear el camino.

Y en lo referente a los recursos tendremos que mover una parte de la caja a la otra. Las marchas atrás son complicadas. Soltar algo que uno tiene como derecho adquirido es complicado. Lo mismo tenemos que sacrificar otras cosas. Y hacer una jerarquía de valores y decir que queremos una sociedad segura en el ámbito social, económico o de la salud, sabemos que tiene un coste, y sabemos cuál es ¡pues caramba!, vamos a poner los medios para afrontarlo, no lo vayamos a hacer cuando esto no tenga solución.

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