La 'Estrategia estatal para un nuevo modelo de cuidados en la comunidad: un proceso de desinstitucionalización' impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales promueve que las personas mayores permanezcan en sus hogares el mayor tiempo posible, evitando así, de paso, el ingreso en residencias. El fin es loable y nadie puede estar en contra de que cada cual decida vivir donde quiera. Sucede que ir a vivir a una residencia no es, en la inmensa mayoría de los casos, una elección.
En casos de dependencia grave o enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer o Parkinson, la atención residencial puede ser inevitable para garantizar cuidados especializados y dignos. Aunque esta iniciativa del Gobierno busca un modelo más comunitario, y se busca potenciar recursos como la teleasistencia, la ayuda a domicilio o los centros de día, es importante reconocer que las residencias no son sinónimo de fracaso, sino una alternativa necesaria para situaciones extremas.
De esta forma, aunque la desinstitucionalización se puede entender como un paso necesario hacia modelos más inclusivos y personalizados, no debe minimizarse el papel que las residencias cumplen en el sistema de cuidados. Es fundamental trabajar para mejorar la calidad en estas instituciones y evitar también generalizaciones negativas que pueden afectar a su percepción social.
Aun así, ¿se entiende el término "desinstitucionalizar"? El sector de las residencias no lo entiende bien y expone algunas de las carencias de esta estrategia. Así, el fundador de Inforesidencias.com, Josep de Martí, opina que "cuando un ministro del Gobierno anuncia un plan de 2.000 millones que tienen que aportar en parte las comunidades autónomas la reacción es el sano escepticismo". Entiende que, "como la definición de desinstitucionalización es tan difusa, hoy por hoy puedes gastar dinero en atención domiciliaria, prevención de la dependencia o construcción de nuevas residencias distribuidas en unidades de convivencia y decir que estás haciéndolo en desinstitucionalización".
Igualmente, Josune Méndez de Cruz, secretaria general de AESTE, tiene claro que "todo lo que sea reforzar los apoyos en el domicilio está muy bien; es un recurso completamente necesario que hay que seguir reforzando y ampliando, sin duda, pero por desgracia hay muchas veces en las que va a ser insuficiente y las personas van a tener que seguir yendo a las residencias".
Del mismo modo, subraya que "a lo mejor no era la intención con el nombre de la estrategia, pero el término desinstitucionalizar no deja de establecer esa connotación negativa sobre las residencias que tanto daño está haciendo". "No hay que restarle importancia a eso... con desinstitucionalizar no estamos hablando de eso. Reforzar la ayuda a domicilio, que la persona pueda elegir cómo quiere vivir, dónde y de qué manera, por supuesto, pero sin olvidar el papel de las residencias que está siendo fundamental", añade.
En la misma línea, Ignacio Fernández-Cid, presidente de la FED apunta: "No acabamos de comprenderlo todavía muy bien y, además, se ha hecho al margen del diálogo social, cosa que es inexplicable porque hay cosas que es imposible que la administración sola las pueda resolver. Insistimos en la necesidad de la colaboración público-privada".
Igual de contundente se expresaba Cinta Pascual, presidenta de CEAPs: "Tenemos muy claro que en España es imposible hablar de desinstitucionalización porque no hay plazas residenciales suficientes. Por los porcentajes en que nos movemos, evidentemente no es una estrategia de Gobierno". Recordaba que la OMS dice que tiene que haber 5 plazas por cada 100 personas mayores de 64 años y "la tasa en España es del 4,18%, siendo, además, de las más bajas de Europa y por eso no se puede hablar de desinstitucionalización".
"Podemos entender desde CEAPs que se puede hablar de un modelo de cuidados en tu casa, porque la gente, es evidente, que donde quiere vivir es en casa. Por lo tanto, se puede hablar perfectamente de cuidados en casa, pero no de desinstitucionalizar porque con el porcentaje de plazas en residencias es del todo imposible", ha insistido la responsable del Círculo Empresarial de Atención a las Personas.
Precisamente sobre otros modelos de cuidados, Fernandez-Cid añade que los hay "mucho más acertados, que no ponen el acento en eso, ponen el acento en el derecho a elegir". Aclaraba que "somos personas muy heterogéneas, muy distintas cada uno y con situaciones personales totalmente dispares", por tanto, incide, "la necesidad es que uno pueda elegir el recurso que considere oportuno y en cada momento, porque igual hoy necesito un recurso y mañana necesito otro, y no que me venga impuesto desde fuera".
El máximo representante de la Federación Empresarial de la Dependencia critica que se trata de "proyectos con una letra muy bonita, pero incumplibles" y ponía el acento en que es "imposible, si no hay recursos suficientes". Tiene claro que "no nos podemos plantear modelos que se desarrollan en el norte de Europa con mucha satisfacción cuando tenemos recursos totalmente insuficientes".
En esta línea se expresaba también la portavoz de la Asociación Estatal de Servicios para la Dependencia que advertía: "Hay que tener mucho cuidado con eso de los cuidados en el entorno comunitario y ver en qué se traduce porque desde AESTE vamos a defender que en ese nivel de dependencia los cuidados siempre sean profesionales". Josune Méndez de Cruz aclara que "la familia siempre va a estar ahí y es un pilar fundamental, pero no puede recaer en ellos esos cuidados con ese grado de dependencia".
Por ello, indica: "Todo lo que se refuercen los apoyos en el domicilio y que la persona pueda elegir dónde se le va a cuidar, bienvenido sea, pero ¿cómo se soporta todo eso, cómo se va a financiar, cuál es el plan a ese nivel?". "Hay muchos interrogantes", concluye.