Por su extensión, divididmos el artículo de Carmelo Gómez sobre 'Criterios para buscar una residencia' en dos partes, de forma que esta semana presentamos los primeros 5 criterios y la semana próxima, los cinco siguientes.
Mucho se habla acerca de las residencias. Aunque por mucho que pueda parecer nunca será lo suficiente. Desgraciadamente, en este país son las organizaciones las que motivan los cambios legislativos que debe realizar el Gobierno. Aunque lo suyo sería que fuera el Gobierno el que ante cambios sociales de impacto, como es el aumento demográfico del envejecimiento poblacional, y la geriatrización de una parte nada despreciable de este grupo etario, entonces promoviera cambios legislativos que regulara, normalizara y así protegiera a los mayores, como ocurre en la mayoría de países de nuestro entorno.
Por otro lado, y como consecuencia de cambios sociales que han ocurrido demasiado rápido en nuestra sociedad (aunque ya nos lo estaba advirtiendo la OMS), las familias cada vez tiene menos capacidad para cuidar de sus familiares mayores en sus propias casas, ya sean en las de los mayores o en las propias. Esto ha desembocado en un aumento progresivo de la demanda de plazas residenciales en nuestro país, también como respuesta a la falta de oferta de adecuados servicios domiciliarios, o de atención primaria social. Una demanda que a día de hoy todavía no es capaz de satisfacerse por parte de las organizaciones que prestan estos servicios.
Además, los cambios sociales descritos demandan soluciones que sean no solo específicas e ideales para el mayor. También deben platearse las soluciones en un plazo de tiempo acorde con la urgencia social que ha provocado la demanda de una residencia.
En este contexto, en numerosísimas ocasiones las familias deben enfrentarse al duro trámite de buscar una residencia para el mayor. Entonces se quiere buscar una de manera rápida, poco costosa y al lado de casa. Algo así como una carta a los Reyes Magos.
La selección de una residencia para las personas mayores no puede basarse en unos deseos que, en ocasiones solo responden a lo onírico, a lo deseable respecto a un ideal que nadie sabe bien de donde ha salido, o bien huyendo de una serie de estereotipos que en la mayoría de ocasiones son solo eso, imágenes negativas preconcebidas de las residencias emanadas de los espectáculos, e incluso de los linchamientos, mediáticos.
En este artículo me gustaría poner mi grano de arena para ayudar a esas familias. Esta opinión, que no dogma, es fruto de más de treinta años trabajando y colaborando en distintos tipos de residencias de nuestro país, de todo tipo y condición.
De manera preliminar los 10 puntos clave a tener en cuenta para seleccionar la mejor opción en cuanto a residencias se refiere serían los siguientes:
- Tenerlo muy claro
- Financiación
- Utilidad
- Urgencia
- Lugar
- Servicios
- Plantilla de personal
- Tamaño de la residencia
- Prestigio
- Priorización
Si le apetece conocer cada uno de ellos le invito a que siga leyendo. De manera exclusivamente orientativa les desgloso algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de empezar a buscar un hogar en el que sus familiares pasarán el resto de sus vidas:
Criterio 1.- Tenerlo muy claro (¿por dónde empiezo?)
Asegúrese de que efectivamente el recurso menos malo (que no el mejor) que puede ayudarle a salir de la situación social en la que se encuentra su familiar mayor y usted es la residencia. Debe tener claro que su familiar, por sus características personales, problemática sanitaria y/o social, escasez de alternativas allí donde vive habitualmente, entre otras, no se va a beneficiar de otros servicios mucho menos traumáticos, desde un punto de vista de adaptación psicológica y social, como pueden ser un centro de día, o tener contratada a una persona a la que le paga para que la atienda, si es que puede pagar esos servicios. Dicho esto, una buena manera de empezar es buscar por internet en la página de la Consejería de Servicios Sociales, o como se llame en la legislatura política correspondiente (a los nuevos consejeros/as les encanta cambiarle el nombre, como hacían los faraones egipcios con los faraones precedentes si les caían mal), busque el listado actualizado de residencias.
Suelen actualizarlo pero no se sabe cada cuantos meses o años; el problema es que este listado solo incluye residencias públicas y residencias privadas que tienen plazas públicas contratadas, dejando así fuera de los listados otras residencias con plazas exclusivamente privadas (algunas que pertenecen a congregaciones religiosas que cuidan muy bien a los mayores pero que no tienen plazas contratadas con la administración tales como las Hermanitas de Los Pobres, las de los Ancianos Desamparados, por ejemplo). Otra alternativa es acudir a su centro municipal de servicios sociales y pedir un listado de residencias; en este caso, dependerá de las ganas de ayudar que tenga la persona que esté al otro lado de la mesa (algunas le explicarán amablemente esto que yo estoy escribiendo y otras simplemente le darán la dirección de internet de la Consejería para que las busque usted por su cuenta).
Criterio 2.- Financiación (disponibilidad económica)
Esta es una cuestión muy importante. Existen dos tipos de plazas según el desembolso económico que podamos hacer, nosotros y/o nuestro familiar. Las plazas públicas son sufragadas en gran parte por la Administración pública. Digo en gran parte porque la persona mayor debe colaborar en mayor o menor grado en el pago del servicio con parte de su pensión y dependiendo de otros factores (patrimonio, disponibilidad económica, etc). Si no tiene prácticamente ingresos deberá pagar pero mucho menos que si tiene ahorros en el banco o una casa ruinosa en medio de una parcela de secano en un lugar al que nadie ha ido en los últimos 20 años, pero que está a su nombre.
Este tipo de plazas pueden estar tanto en centros públicos, propiedad de la Administración, como en centro privados, propiedad de cualquier tipo de sociedad o entidad no lucrativa pero que han contratado con la Administración pública el "alquiler" de unas plazas en régimen de precio público. También estarían las plazas totalmente privadas, que son aquellas que deben ser pagadas íntegramente por quien las ocupa. Lógicamente, este es un factor que va a condicionar la búsqueda de una residencia si la quiere en poco tiempo. Si no tiene ingresos suficientes para pagar los 2.000 euros que, como mínimo (y a lo que habría que añadir lo que suele ir en la letra pequeña de los contratos, como los gastos por desplazamientos a médicos u otras gestiones, productos de aseo, talleres y excursiones, horas de fisioterapeuta, psicóloga, etc), cuesta una plaza totalmente privada, no le queda otra que solicitar una residencia con plazas públicas (concertadas o en centros públicos).
Actualmente las listas de espera están determinadas por el tiempo transcurrido desde que se solicita el reconocimiento del grado de dependencia (es el que tarda la trabajadora social del centro de servicios municipales en tramitar su solicitud, que venga una profesional a baremar el estado funcional de su familiar a su casa, y que posteriormente una comisión resuelva con una puntuación numérica en cual grado de dependencia se encuentra), la solicitud de un recurso concreto adaptado al grado de dependencia que le han reconocido, y la resolución de la concesión e ingreso de su familiar en este recurso, que usted ha elegido entre varias opciones y de las que habrá estado obligado a seleccionar 3. Pues bien, este tiempo de espera y que dependerá de la zona de España, y en nuestro caso de la Región de Murcia, donde viva, oscila entre 1 y 2 años. Moraleja: si no tiene posibles económicos empiece a solicitar mañana mismo la plaza para su familiar, que ya va tarde.
Criterio 3.- Utilidad (con qué objetivo busca una residencia)
Esta es una pregunta obligada que siempre nos deberíamos hacer mirándonos a ese espejo que es la conciencia moral de cada uno. El juicio moral es algo exclusivamente suyo, de nadie más. Recuerde y asuma lo antes posible que haga lo que haga y lleve donde lleve a su familiar (en el caso de que éste no sea capaz de elegir por sí mismo) nuestra hipócrita sociedad siempre le va a juzgar, le colgará la etiqueta de "mal hijo". Sí, es injusto, y hasta cruel, pero más vale que vaya asumiéndolo. Posiblemente también usted antes criticaba en mayor o menor grado a otros hijos que previamente ya tuvieron que buscar una residencia para su madre, padre, abuelos, etc. Antes que nada es fundamental preguntar a la persona mayor acerca de qué opina sobre vivir en una residencia, sus preferencias, sus gustos.
Está claro que la mayoría de personas mayores deberían ingresar en una residencia por voluntad propia, pero pocos se fijan en que en casi todas las ocasiones el ingreso está condicionado por varios factores (falta de recursos sociales y sanitarios para seguir siendo autónomo en la propia casa, sentirse una carga para su familia, miedo a estar solo, aumento progresivo de la incapacidad para hacer las actividades de la vida diaria por sí mismos, entre otros).
Si su familiar no tiene capacidad para decidir por sí mismo es importante recordar que los criterios de búsqueda se deberían regir por las preferencias y gustos que manifestó en algún momento cuando todavía podía hacerlo. La mejor residencia siempre será aquella que mejor se adapte a las necesidades particulares de su familiares, en lo que se conoce como Atención Centrada en la Persona. Recuerde que la residencia será para su familiar mayor, no para usted.
Advertidos de esto, es importante tener en cuenta que si usted quiere salir del paso rápido de la situación en la que se encuentra, y que previsiblemente ha motivado la búsqueda urgente de una residencia, lo que le interesa es que le digan cuales residencias tienen menos lista de espera públicas y privadas. Para esto no hay aplicaciones informáticas posibles, solo le queda llamar una por una y preguntar si hay plazas vacantes, y si nos las tuvieran el tiempo de espera aproximado para conseguir una (recuerde que las vacantes no solo se producen por el fallecimiento de una persona, en ocasiones hay vacantes por el cambio del tipo de plaza o por el traslado a otra residencia).
Criterio 4.- Urgencia ("no puedo esperar, necesito una residencia ya mismo")
Lo siento, pero desgraciadamente no es nada fácil encontrar una buena residencia pronto, porque la única manera de encontrarla va a depender de varios factores. Uno de los principales es el que ya hemos abordado en el criterio 2 (Financiación). Si tiene dinero para pagar lo que cuesta una plaza totalmente privada tendrá más opciones que si no lo tiene. No obstante debería preguntar en varias residencias, por los precios y tipo de servicios que incluyen, y comparar para elegir la que más se ajuste a las necesidades de su familiar mayor. Si no tiene suficiente dinero solo le queda esperar a la resolución del organismo de dependencia correspondiente.
Criterio 5.- Lugar (localización geográfica)
La mayoría de personas siempre buscan la residencia más cercana a su propio domicilio como criterio clave. Esto casi siempre es un factor secundario. Dependerá de su sincera intención de ir a visitar a su familiar con mayor o menor asiduidad. Existen excelentes residencias que prestan excelentes servicios y es posible que estén a una hora en coche de su domicilio habitual; recuerde que una hora de camino en coche a veces es el otro precio que debemos pagar a cambio de un excelente servicio prestado según las necesidades reales de nuestro familiar mayor.
No se deje influir demasiado por las opiniones de otras personas cercanas usted que le dirán que si la residencia está cerca de la casa de la persona mayor serán más fáciles las visitas; recuerde que si bien esto es lo ideal lo prioritario es satisfacer las necesidades básicas de su familiar de una manera adecuada y profesional. Si le urge hacer uso de los servicios de una residencia y no tiene dinero para pagar una plaza totalmente privada, es posible que le hayan dado a elegir entre varios centros, aunque solo podrá elegir unas cuantas en orden de prioridad. A veces es preferible aceptar la resolución de ingreso en una residencia situada más lejos de lo que nos hubiera gustado.
Cuando esto ocurra pueden pasar dos cosas. Una es que deje pasar un tiempo prudencial para comprobar que tal se adapta su familiar mayor, ya que es el que más nos debe importar. La otra es que solicite el traslado a la residencia que usted prefiera en el mismo momento que formalice el acto de ingreso del mayor. Las residencias más demandadas suelen estar ubicadas en zonas de gran densidad poblacional, y lógicamente estas tienen una larga lista de espera. Mi recomendación es que empiece buscando desde dentro (lo más cerca posible a su casa) hacia afuera (progresivamente vaya ampliando la búsqueda a residencias más distantes dentro de la misma ciudad, después poblaciones vecinas y finalmente poblaciones fuera de su comarca).
No confunda cercanía con calidad de servicio. El lugar es un criterio exclusivo del familiar visitante, no del mayor, sobre todo si es muy dependiente y ya hacía años o meses que no salía de su propia casa. Lo ideal sería no sobrepasar una hora de tiempo en coche (de aparcamiento de casa a aparcamiento de la residencia) para ir a ver a su familiar mayor.
Continuará...
Carmelo Gómez Martínez es enfermero especialista en Geriatría