Como todos sabemos, la vida está acompañada de la muerte. Nacemos, somos niños, adolescentes, adultos y mayores. Digamos que es un circulo que da vueltas por si mismo y una vez acaba de dar la vuelta volvemos a empezar hasta que la vida se nos acaba.
Pero a medida que van pasando los años suceden etapas de la vida hasta que logras rehacer tu vida por tu propia cuenta, tienes hijos, te casas etc….
Cuando ya llegas a la edad en que eres mayor (yayo), quieres que cada uno se emancipe y que hagan su vida y no quieres ser un estorbo y molestar a nadie, como a tu mujer o hijos.
Pero uno se va deteriorando y vuelves a ser niño, simplemente por necesitar depender de terceras personas que te ayuden con tus actividades de la vida diaria AVBD.
Entonces entras en el bucle de ya no valgo para nada, me quiero morir. Pero eso es totalmente erróneo. Por eso existe la figura de un cuidador para que te ayude a intentar que vuelvas a ser útil y poder hacer cosas tu mismo.
No porque tengas un cuidador es para que te lo hagan todo, esa no es la idea.
Siempre un profesional estará haciendo las cosas por tu bien, pero tiene que ser mutuo y tú, como usuario, también tienes que colaborar y poner de tu parte.
¿Qué problema hay ante todo esto? Que si deciden por ti, actualmente, lo que hacen al no poder hacerse cargo de ti es ingresarte en un a residencia e intentan que sea como en tu casa. Pero no es así, por muy bonito que te lo puedan pintar.
Por eso siempre recomiendo, cuando sensibilizo a las familias, que no solo esté el recurso de las instituciones, que, si no, hay un servicio de mucha más calidad de atención centrada en la persona donde el profesional te ofrece los mismos servicios que una institución pero en el domicilio del usuario.
Mucho mas económico y de mucha mas calidad de atención.
Y no por que el adulto mayor se comporte como un niño, no lo trates como tal, sigue siendo un adulto.
Jaume Guart, técnico sociosanitario
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