El uso de cámaras de reconocimiento facial en residencias de ancianos surge como una solución innovadora para mejorar la seguridad y supervisión de los usuarios más vulnerables.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología, se estima que alrededor del 10% de las personas mayores de 65 años en España sufren algún tipo de deterioro cognitivo, que no necesariamente está relacionado con el alzheimer.