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El sector sociosanitario: un espejo que devuelve un aviso preocupante

Por Josep de Martí
lunes 13 de octubre de 2025, 02:34h
Josep de Martí, fundador de Inforesidencias.
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Josep de Martí, fundador de Inforesidencias. (Foto: JC/Dependencia.info)

Acaba de ver la luz un informe que no debería pasar desapercibido. La Fundación IDIS ha tomado el pulso a la población entre 50 y 79 años para preguntar qué saben, qué opinan y qué esperan de los servicios sociosanitarios. Y lo ha hecho con método: 1.600 entrevistas repartidas por toda España entre mayo y junio de 2025. El resultado es una radiografía muy completa que nos ayuda a entender hasta qué punto este sector, que a veces se menciona de pasada, está en realidad en el centro de la vida de millones de familias .

El primer dato llama la atención: solo el 46,9% de la población sabe identificar espontáneamente un servicio sociosanitario. Sin embargo, cuando se le sugiere, la mayoría reconoce Centros de Día (88,1%), Residencias (84,1%), Teleasistencia (79,5%) y Ayuda a domicilio (77,2%). Es decir, los conocemos, pero aún no los tenemos integrados en nuestra forma de pensar como un todo, como un “sector sociosanitario”. Eso ya nos dice algo: todavía nos falta construir identidad, dar nombre y reconocimiento a lo que, en realidad, sostiene buena parte del bienestar de las familias.

Lo más interesante, sin embargo, no es solo la notoriedad, sino el valor que la sociedad otorga. La encuesta muestra que la población considera que estos servicios contribuyen de forma altísima —con notas por encima del 8 sobre 10— a mejorar la calidad de vida de las personas mayores y también la de sus cuidadores. Casi unanimidad: el 98,5% cree que el sector es esencial y que habrá que fomentarlo porque cada vez será más necesario. Y casi el 90% reconoce su peso en la economía. Esto, traducido a un lenguaje claro, significa que estamos ante un generador de riqueza que, además, cumple una función social insustituible.

Otra conclusión destacada: quienes ya tienen a un mayor a su cargo lo saben bien. El 75% está implicado personalmente en su cuidado, y muchos recurren a la ayuda a domicilio o a la teleasistencia, servicios que no solo alivian, sino que se perciben como útiles y fiables. Cuando se da el salto a la residencia, la motivación principal suele ser clara: pérdida de autonomía, deterioro cognitivo o movilidad reducida. Y antes de llegar ahí, casi siempre se ha pasado por otros recursos, lo que demuestra que la residencia es la última etapa de un proceso de cuidados progresivo.

El informe también señala un punto débil: la innovación tecnológica. La mayoría considera que todavía se hace poco o nada en este terreno. Conocemos a Alexa, algún dispositivo de monitorización, incluso las salas multisensoriales, pero el sector todavía no transmite modernidad. Y, sin embargo, cuando se pregunta por la utilidad, esas mismas innovaciones son vistas como valiosas. Aquí hay una oportunidad de desarrollo y también de imagen.

En cuanto a expectativas, la fotografía es reveladora: casi el 70% de la población de 50 a 79 años no piensa aún en qué hará si necesita cuidados. Pero entre quienes sí lo hacen, destaca la preferencia por la ayuda a domicilio y, en segundo lugar, por los cuidadores externos. Un 41,6% se plantea la residencia como solución definitiva si llega la dependencia, lo cual, siendo realistas, es un porcentaje alto para un país donde todavía existe mucha resistencia cultural hacia esta opción.

Después de leer todo esto, la conclusión parece evidente: la sociedad ya percibe el sector sociosanitario como esencial, lo valora, lo reconoce como generador de riqueza y empleo. Cada vez hay más voces que alertan sobre las consecuencias de no actuar. Pero, mientras tanto, la agenda política sigue ocupada en otros asuntos. Aquí no hablamos de una moda o de la demanda de un colectivo reducido, sino de la vida de millones de personas.

Por eso, me permito una opinión sincera: el esfuerzo de la Fundación IDIS merece ser aplaudido. No es fácil poner datos a algo que muchas veces se percibe solo como un “problema social” cuando, en realidad, es también una oportunidad de país. Este informe lo demuestra con cifras y con claridad. El sector sociosanitario no es un gasto, es una inversión. Y cuanto más tardemos en asumirlo, más costará después.

El mensaje está lanzado: tenemos delante un espejo que devuelve un aviso claro. La pregunta es si queremos mirarlo o seguir distraídos con otras prioridades.

El informe completo puede consultarse aquí:

Autor del artículo de opinión Josep de Martí Vallés. Jurista y Gerontólogo. Fundador de Inforesidencias.

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