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La opinión del Dr. Botella: ¿Pero dónde puñetas me han traído?

Por Vicente Botella
lunes 02 de junio de 2025, 13:19h
Vicente Botella, médico geriatra.
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Vicente Botella, médico geriatra.

En el ámbito de las residencias, especialmente en las de personas mayores, suele existir una brecha entre lo que los usuarios desean y lo que realmente se les ofrece. Esta diferencia se manifiesta especialmente en aspectos como la libertad de acción, los horarios, los regímenes alimenticios, los hábitos higiénicos, la vestimenta y el día a día en general.

Libertad de acción y horarios

Uno de los principales deseos de los usuarios es mantener el control sobre su propia vida, tomar decisiones y conservar su autonomía. Sin embargo, las residencias suelen funcionar con rutinas estructuradas y horarios fijos, establecidos para facilitar la organización interna. Por ejemplo, la hora de levantarse, comer, tomar medicación o acostarse está predeterminada, lo que reduce la capacidad de decidir cómo y cuándo realizar estas actividades.

Esta rigidez puede generar frustración, sensación de infantilización y pérdida de identidad.

Régimen alimenticio

Muchos usuarios preferirían elegir qué y cuándo comer, adaptando su alimentación a gustos personales, hábitos culturales o necesidades de salud específicas. En cambio, en muchas residencias se ofrece un menú cerrado, con escasa posibilidad de elección. A menudo, el objetivo de eficiencia nutricional o económica prima sobre la diversidad de preferencias, lo que puede afectar tanto la nutrición como el disfrute de la comida.

Hábitos higiénicos

Los usuarios desearían poder mantener sus rutinas personales de higiene, respetando sus tiempos y preferencias (por ejemplo, ducharse por la mañana o por la noche, usar determinados productos, o realizar el aseo de forma autónoma). Sin embargo, la necesidad de cumplir con normativa hace que, muchas veces, el aseo sea una actividad programada, rápida y estandarizada.

Esto puede afectar negativamente la dignidad y el bienestar de la persona.

Vestimenta

La libertad para elegir la ropa también se ve comprometida. Algunas residencias priorizan la comodidad o facilidad de manejo (ropa amplia, fácil de quitar y poner), lo que puede ir en contra de los gustos estéticos o el deseo de preservar una imagen personal.

Día a día

El día a día en muchas residencias está pautado por actividades organizadas, que no siempre tienen en cuenta los intereses personales o el estado emocional del usuario. Aunque se promueve la participación en talleres y actividades recreativas, estas no siempre son adaptadas a las verdaderas preferencias.

Los residentes, en lugar de vivir, muchas veces “son vividos”, es decir, se adaptan a una estructura externa en vez de construir su propio día según sus deseos y capacidades.

Conclusión

En definitiva, existe una distancia notable entre el modelo que muchos usuarios desean —basado en la autonomía, la elección y el respeto por la individualidad— y el modelo organizativo de muchas residencias, más enfocado en la eficiencia y la seguridad.

Disminuir esta brecha requiere avanzar hacia entornos más flexibles, personalizados y humanizados, ni más ni menos.

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