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El futuro ha venido y ni zorros ni erizos saben cómo ha sido…

El futuro ha venido y ni zorros ni erizos saben cómo ha sido…

miércoles 08 de marzo de 2017, 18:17h

Hace ya quince años, cuando empecé a trabajar en el sector, la frase más repetida en todos los foros, cursos y conferencias era: “este es un sector con mucho futuro en España”. Una frase que, luego me enteré, ya se venía repitiendo desde hacía otros diez o quince años más atrás. Y que se siguió repitiendo año a año casi hasta hoy. El problema era que ese futuro no acababa de llegar. El sector avanzaba pero el futuro corría más deprisa, y las expectativas que se creaban y se vendían a inversores no se acababan de materializar. Primero fue por la llegada al sector de constructoras y Cajas de Ahorro que invirtieron sin una estrategia clara produciendo sobreoferta y bajada de ocupación en muchas zonas. Luego llegó la ley de dependencia, con sus expectativas demasiado altas y sus problemas de financiación. Y para rematar llegó la crisis de los últimos años, con los recortes en precios y los impagos de las administraciones públicas. El futuro no acababa nunca de hacerse presente.

Pero en los dos últimos años parece que el panorama ha cambiado. El dinero ha empezado a entrar en el sector casi como si no hubiera un mañana; en realidad como si el mañana añorado durante tantos años por fin hubiera llegado ya. El mítico gran futuro del sector parecería que ya está aquí. Quizás ha llegado de una manera demasiado súbita y, sin duda, de una manera totalmente sorprendente en términos de los precios en los que se están valorando las empresas del sector. En esta tribuna ya hemos hablado anteriormente de la burbuja que se ha formado en el sector y de cómo intervienen en las decisiones de compra de empresas componentes que no siempre son racionales al cien por cien. Pero el hecho es que podemos decir que hemos pasado, de ser el sector con más futuro pero menos presente, a ser uno de los sectores de moda para invertir en él. Esta semana hemos conocido las dos últimas operaciones importantes (igual hoy ya hay que decir ¿penúltimas?): la compra de Vitalia Home por el fondo de capital riesgo CVC Partners al también fondo Portobello Capital y la compra de Valdeluz por Sanitas Residencial.

La pregunta inmediata es: ¿Por qué tantos piensan que se puede hacer dinero en un sector que ha sido tan castigado en los últimos años, en los que era imposible encontrar un inversor perdido aunque buscáramos debajo de las piedras? ¿Con qué nuevo enfoque ven estos inversores el sector?

Intentemos contestar a estas preguntas adaptando la metáfora del zorro y el erizo, que popularizó el filósofo Isaiah Berlin hace cincuenta años. Según esta metáfora el mundo está dividido en dos grupos: zorros y erizos. El zorro sabe de muchas cosas pero no sabe mucho de cada una de ellas; sigue muchos objetivos al mismo tiempo; ve el mundo en toda su complejidad; es más bien difuso, se mueve en muchos planos, sin llegar a integrar sus ideas en una visión única de la realidad. Los erizos, por el contrario, solo saben de una cosa, pero de esa cosa saben mucho; simplifican la complejidad del mundo en una sola idea que para ellos agrupa y guía todo lo demás; reducen las dificultades y dilemas a ideas simples y desechan todo lo que no tiene que ver con ellas.

¿Quiénes son los zorros y quiénes los erizos? En contra de lo que pudiera parecer a primera vista, en general la mayoría de inversores nuevos en nuestro sector son más bien zorros. Tienen una visión muy amplia de la economía, de otros sectores, de cómo funcionan las empresas, de cómo pueden hacerlas crecer y transformarse, y tratan de aplicar en España y en nuestro sector fórmulas que funcionan fuera o en otros sectores. Ven que la opción de invertir, esperar unos años y desinvertir con plusvalías, no es muy diferente de la que se da en cualquier otro sector de servicios similar.

El problema de analizar el sector y estas compras con la mirada de un zorro es que nos podemos estar olvidando de una parte fundamental de estas operaciones de inversión. Un gestor de fondos de capital riesgo actúa en tres fases fundamentales:

  1. Compra una empresa susceptible de ser gestionada más eficientemente o de crecer más rápidamente;
  2. Transforma la empresa, ya sea aplicando mejoras de gestión, ya sea invirtiendo para hacerla crecer, o normalmente combinando las dos estrategias;
  3. Vende al cabo de 4-6 años a un precio superior al que compró.

La clave del éxito de sus operaciones está por tanto en (i) comprar lo más barato posible; (ii) transformar lo máximo posible; (iii) vender lo más caro posible.

Cuando analizamos operaciones con fondos normalmente nos centramos casi con envidia en los puntos (i) y (iii): por cuánto compran y por cuánto venden. Porque son los aspectos más llamativos y, como ocurre en nuestro sector en estos meses, más sorprendentes (¡100 millones!, ¡¡300 millones!!, ¡¡¡500 millones!!!). Pero nos solemos olvidar de la fase intermedia: la de transformación de la empresa, sin la cual es casi imposible que acaben vendiendo por un precio superior al precio por el que compraron. ¿Es posible transformar las empresas de nuestro sector para generar suficiente valor como para venderlas con rentabilidades anuales del 20%, 30% o 40%? Es posible, pero para ello tenemos que tener cuidado con cuál es el enfoque con el que lo hacemos. El del zorro, el más habitual en los inversores, tiene ventajas claras bastante obvias. Pero el del erizo también; es el enfoque más tradicional, de las empresas del sector que se han centrado en lo que saben hacer y lo han tratado de hacer bien, sin intentar proyectos de diversificación raros que consumen recursos ineficientemente; que han hecho todos sus experimentos con gaseosa; y que no han ganado mucho, no han crecido mucho, pero han sobrevivido mal que bien a los años del desierto en los que el futuro nunca llegaba.

¿Qué es mejor, ser zorro o ser erizo? Es una pregunta interesante, en este contexto y en muchos otros también. Normalmente se dice que cuando se enfrentan zorros y erizos suele ganar el erizo. Aunque aparentemente el zorro es más listo, más culto, más cosmopolita, no puede evitar que el erizo le pinche cuando le intenta morder; el erizo tiene claro que solo tiene un punto fuerte, pero sabe cuál es y qué tiene que hacer para usarlo, y es lo único que hace: envolverse en sí mismo y sacar sus espinas. Y así es casi invencible.

¿Tendrán éxito las grandes inversiones que se siguen haciendo (y sin duda seguirán haciéndose) en nuestro sector? Pues va a depender mucho de la capacidad de transformación real de las empresas en las que entran estos inversores; de su enfoque acertado; de su esfuerzo; del sentido común que apliquen; y del grado en que puedan mirar al futuro con una visión de medio y largo plazo. Por eso ahora es el momento de centrarnos no en los precios de compra y de venta, sino en la fase intermedia, la fundamental, la de transformación. ¿Están todas las empresas preparadas para adaptar su modelo al nuevo perfil sociodemográfico del usuario tipo del sector? ¿Las estrategias clásicas de ajuste de la ocupación vía precio o de ajuste de costes de personal son sostenibles? ¿Qué visión es más adecuada para realizar esta transformación, la del zorro o la del erizo? En definitiva, el futuro tan anhelado, ¿ha venido para quedarse, o es simplemente un espejismo pasajero?

Guillermo Bell Cibils. MBA por el Instituto de Empresa. Licenciado en Filosofía y licenciado en Derecho. Consultor independiente de empresas. Profesor de la UOC. Director General de Novaire (compañía con casi 1.900 plazas para mayores en la Comunidad Valenciana) hasta su venta a finales de 2015. guillermobellcibils@gmail.com

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