Los expertos de DomusVi comparten las claves de una buena hidratación para hacer frente a las altas temperaturas.
Con el inicio oficial del verano los termómetros se disparan en diferentes puntos de la geografía nacional. Con esta subida de temperaturas aumenta el riesgo de padecer deshidrataciones o golpes de calor. Estos problemas de salud, típicos de la época estival, tienen un especial impacto en las personas mayores de 65 años quienes, por cuestiones de edad, tienen menos sensación de calor y de sed, convirtiéndose en uno de los colectivos más vulnerables ante los embates de la canícula veraniega.
"Al hacernos mayores, vemos alterada nuestra percepción de la sed o del calor y, por este motivo, tendemos a hidratarnos menos y a protegernos menos del sol, lo que se traduce en una mayor posibilidad de padecer problemas de salud relacionados con las altas temperaturas" afirma Héctor Quevedo, nutricionista de DomusVi. Por esta razón, es necesario que quienes estén al cargo del cuidado de personas mayores sean capaces de identificar cuándo alguien se está deshidratando.
"Sequedad en la boca, disminución en la orina, sensación de hormigueo, somnolencia, estreñimiento, aumentos en la temperatura corporal, taquicardias, alteraciones en la respiración o mareos son algunos de los síntomas que pueden ayudar a identificar una deshidratación leve", advierte Quevedo.
¿Qué hacer para evitarlo?
Los expertos de DomusVi, la compañía de referencia del cuidado a personas mayores en España, comparte cuatro recomendaciones para contrarrestar el calor y evitar la deshidratación en las personas mayores durante la época estival:
- Beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día para mantener los niveles de hidratación a lo largo de todo el día. La ingesta debe realizarse de modo gradual y, sobre todo, hacerse entre las horas de comidas.
- Adaptar los menús a la época estival apostando por platos fríos y frescos con alto contenido en agua. Algunos de los platos más veraniegos son las ensaladas, las sopas frías como el gazpacho, el salmorejo o la vichyssoise y, obviamente, las frutas de temporada como la sandía o el melón.
- Evitar el consumo de bebidas o alimentos que aceleran el proceso de deshidratación. En concreto, se recomienda reducir el consumo de alcohol, bebidas azucaradas o café.
- Vestir con tejidos frescos y ligeros. Apostar por ropa de materiales transpirables que permitan la circulación del aire, reduzcan la irritación en la piel y ayuden a evitar que la persona sude.