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PILAR RODRÍGUEZ: "QUEREMOS VIVIR COMO EN CASA"

¿Cómo son las residencias que queremos? La importancia de los "cuidados y una vida con sentido"

Presentación del libro Las residencias que queremos de Pilar Rodríguez.
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Presentación del libro Las residencias que queremos de Pilar Rodríguez.
jueves 14 de octubre de 2021, 05:21h
Las residencias que queremos, de Pilar Rodríguez.
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Las residencias que queremos, de Pilar Rodríguez. (Foto: Fundación Pilares)

La presidenta de la Fundación Pilares, Pilar Rodríguez, acaba de presentar ‘Las residencias que queremos. Cuidados y vida con sentido' (Catarata) con el objetivo de “extractar” los contenidos básicos de lo que estamos haciendo a lo largo de estos años desde la Fundación, apoyar la dignidad a lo largo de la vida mediante la innovación, el conocimiento y la cooperación, y sacarlo a la luz pública.

Pilar Rodríguez ha escrito más de 100 libros sobre las necesidades de las personas mayores, sus derechos y de su dignidad, pero en esta ocasión, ha querido publicarlo fuera de las colecciones de Fundación Pilares y hacerlo en colaboración con una editora comercial normal para, de esta manera, “llegar a llegar a más gente, a un público más general, a las familias”.

Esta experta lo tiene claro: “Hay mucha preocupación con qué va a ser de mi padre, qué va a ser de mi madre, qué va a ser de mí si necesitamos cuidados. Y si hay una desconfianza en que las residencias no van a ofrecer la calidad de vida suficiente, pues todavía me retraigo más. Pero si existe esa confianza de que hay modelos de residencias dónde se puede vivir muy bien sin sobrecargar a las familias, ahí todos ganamos".

¿Cómo son las residencias que queremos?

La clave está en el subtítulo del libro, cuidados y vida con sentido. Esto es lo que deseamos las personas mayores, las familias que tienen a personas mayores con necesidad de cuidados, la sociedad y todos. Las residencias que queremos, es decir, que no se construya ni se ofrezcan alojamientos que no tengan que ver con lo que las personas desean.

‘Cuidados y vida con sentido’ lo que trata de resumir es que cuando yo me voy una residencia no es porque no estoy a gusto en mi casa es porque necesito cuidados, pero lo que no quiero es dejar de controlar mi vida, lo que no quiero es que sean otros los que toman decisiones sin consultarme o en contra de mis deseos y eso en las instituciones más clásicas ha venido siendo así. Las personas dejan de controlar su proyecto de vida y se produce todo eso que se ha descrito por parte de sociólogos y antropólogos de los ‘no lugares’, la muerte en vida, espacios donde cuando entras lo que quieres es salir corriendo porque allí falta la vida.

Desde el título he querido poner de videncia eso. Primero que la residencias tenga que ver con lo que deseamos, que es vivir como en nuestra casa. Iría más allá, vivir en nuestra casa. Que sea un cambio de vivienda porque ya no puedo seguir en casa por, normalmente, una necesidad de cuidados y también por falta de apoyo social suficiente y lo que hago es como cambiarme de vivienda y voy a un lugar donde esas necesidades que tengo me la resuelven, pero siempre preservando los derechos, la dignidad de las personas y el derecho y las posibilidades de seguir desarrollando todo lo que tiene significado para nosotros.

Y en eso consiste lo del sentido, por una parte, cuidados de calidad. Si necesito que me cuiden quiero que me atiendan personas formadas, que la asistencia sanitaria se me garantice y desde el sistema sanitario público. Pero, por otra, quiero sentir que mi vida sigue mereciendo la pena, que me levanto cada día con ilusión de que voy a poder seguir haciendo esas cosas que dan sentido a mi vida.

Cada uno tendrá sus manías o unas preferencias o unos hábitos diferentes de los demás. Y eso es otra cosa que viene ocurriendo en las residencias, que es café para todos, es decir hay un horario que se establece por los profesionales y todos hacen las mismas actividades a la misma hora, desde taller de memoria, psicoestimulación, bingo… Tú puedes llegar allí y decir a mí no me interesa nada esto que hay y te ves obligado porque la fuerza de la organización arrastra a las personas y se lleva por delante lo que son sus proyectos de vida.

¿Estamos ahora mismo muy lejos de eso que queremos en España?

Pues yo creo que estamos mucho más cerca de lo que estábamos hace solamente 10 años. Las cosas han cambiado bastante cuando parecía que los que hablábamos de estas cosas éramos personas que clamábamos en el desierto y ahora, sin embargo, son más voces las que piden desde el ámbito público, el privado y desde luego de los profesionales que eso tiene que cambiar, que tenemos que ofrecernos todos como sociedad unas condiciones de vida dignas cuando necesitamos cuidados, que el cierre de la vida no puede ser con una expectativa de vida indigna, como puede ocurrir en muchas ocasiones.

¿Por qué tienen tan mala prensa las residencias? Pues porque hay desgraciadamente centros donde sí que pasa eso, donde las condiciones son indignas, donde las personas pierden su categoría humana, donde se violentan sus derechos y por eso son los lugares donde no queremos ir. Lo que se propone en este libro es que sean lugares donde sí queremos ir porque es como vivir en mi casa y me voy a encontrar allí con que me van a cuidar bien, con profesionales bien formados y además que voy a estar en un contexto que se parece a mi casa.

Yo propongo, incluso, cambiar el nombre y que sea una vivienda especializada donde yo tenga todas mis cosas o las cosas que son para mí más significativas y que estén rodeándome y me estén haciendo ver que realmente mi vida sigue.

¿Estamos lejos? Creo que estamos mucho más cerca que hace esto 10, 8 o 5 años. Ahora hay muchas voces que hablan de esto, pero otra cosa es la profundidad de lo que hablan y si conocen lo que quieren decir. Me explico porque todo el mundo habla de la Atención Centrada en la Persona. Nosotros hacemos el título un poquito más largo y decimos que es el modelo de Atención Integral y Centrado en la Persona.

¿Por qué la palabra “integral” es importante?

Porque tenemos muchas necesidades muy diferentes, desde muchos ámbitos desde lo que nos constituye como personas: psicológicas, físicas, de gustos, de participación social, de redes sociales… A todas esas necesidades que tenemos hay que darle una respuesta integral y para eso hay que hacer también un esfuerzo de adaptar los servicios y la organización de los recursos para que sean capaces de ofrecer esa atención, y ahora viene la otra parte, de centrada en la persona.

¿Qué hace falta para llegar a estas residencias que queremos?

Cada vez se suma más gente a pedir este cambio de modelo, pero es muy importante que la administración se suba al carro. El problema es que muchas veces son declaraciones muy retóricas porque es muy difícil oponerse a la filosofía del modelo. ¿Quién va a decir que no está de acuerdo con que se respeten los derechos de las personas y que se favorezca que tengan vidas con sentido? Nadie en su sano juicio puede decir que se opone a eso, pero otra cosa es qué significa eso, qué cambio significa.

Esos cambios serán largos en el tiempo porque es un modelo que está en construcción y todo lo que está en construcción requiere de tiempo, paciencia y también de capacidad para ir adaptándose a lo que va ocurriendo en el transcurso del proceso. Por eso es importante saber que hay una metodología, que hay unas técnicas que hay que aprender, que conocer, porque si no se produce lo que llamo la banalización del modelo, se banaliza, no se le da la importancia que realmente tiene y muchas veces se dice que ya se está haciendo el modelo porque han puesto cuatro cojines o dos butacas en la entrada de una residencia para que se parezca más a una casa.

No, el cambio es mucho más profundo y requiere mucho más tiempo y es un proceso lento. Otra cosa es pensar en un alojamiento nuevo. Ahí es más fácil de cambiar porque yo desde el propio diseño ya sé que no tengo que reproducir el mismo tipo de alojamiento de pasillo largo con habitaciones a un lado y a otro, sino que tengo que reproducir estancias parecidas a un hogar y si lo hago desde principio es más fácil. Puedo hacer apartamentos con servicios, puedo hacer viviendas colaborativas tipo cohousing, puedo hacer viviendas intergeneracionales, o sea, puedo hacer mucho porque no hay un único modelo y puedo hacer también diversidad de alojamientos para que las personas elijan las que desean.

La dificultad añadida se produce en las residencias que ya existen porque sería de locos decir que eso no vale y no vamos a contar con ello. Todo lo contrario, claro que vale y vale mucho y hay grandes profesionales que están intentando cambiar el modelo, pero eso no es tan fácil porque es revisar las prácticas que están en contra de esa facilitación de oportunidades de desarrollar una vida con sentido, de favorecer el ejercicio de derecho real y todo esto va en contra de las organizaciones, que tienen un horario que cumplir, turnos y todo al final se organiza en torno a eso.

Pero luego, prácticamente se omite la formación de las gerocultoras o las personas que trabajan en los domicilios, por ejemplo, en ética, humanización de los cuidados y en la relación en la ayuda, en la relación vis a vis de una persona que cuida a otra. Ahí es donde se juega el que la vida tenga sentido o no lo tenga, porque si llego un lugar donde no me conocen, no saben de mi vida, no saben mis gustos o dónde he nacido es muy difícil que se produzca ese vínculo con el que se genera la relación de confianza que hace que se puedan ofrecer oportunidades para que la vida siga siendo valiosa para las personas.

Pero al final nos encontramos con esa barrera de momento insalvable de la financiación. ¿De dónde sacamos el dinero, quién tiene que hacerse corresponsable de todo esto?

Esto es una apuesta, no solamente del sector, sino de la sociedad. Ahí nos jugamos también el sentido de la vida. Igual que nos preocupamos por ofrecer cada vez una educación de más calidad para nuestros niños, qué decir de los cierres de vida que ofrecemos en esta sociedad a las personas cuando se vuelven desvalidas, pero siguen siendo personas. Por eso es tan importante que nos lo planteamos como sociedad. Esto es una tarea de todos.

Pero vuelvo a lo de la banalidad por decir que estamos por la atención centrada en la persona y se dice que ya lo hacemos. Un ejemplo: las administraciones sacan a concurso plazas y piden que las ofertas vengan enmarcadas en el modelo de Atención Integral y Centrada en la Persona, pero luego los precios del concierto son los mismos, las ratios son las mismas. Esto es que no saben lo que están diciendo porque si realmente conocen lo que significa el modelo, sabe que con las ratios actuales no se puede hacer bien.

Sin duda ninguna, hacer el modelo requiere financiación porque hay que subir las ratios de los profesionales, hay que invertir en formación y hay que invertir en infraestructuras para ir haciendo un modelo hogar. Requiere financiación por parte de todos. La administración pública acaba de presentar los presupuestos y hay un incremento que no será suficiente para cambiar el modelo porque este cambio va a llevar años, como 10 años de trabajo conjunto. Pero sí que es verdad que hay un esfuerzo presupuestario para animar también a las Comunidades Autónomas a que también aporten.

Y, por supuesto, los proveedores de servicios tienen que poner de su parte. Tienen que organizarse de tal manera que favorezcan ese cambio de modelo porque muchas veces los profesionales, comprometidos e ilusionados con el cambio de modelo, se topan con la dificultad de que la organización no les apoya. En una residencia, el cambio tiene que liderarse desde arriba. Eso es importantísimo, hacer lo que se conoce como desarrollo organizacional y liderazgo. Desde arriba que fluya hacia abajo es mucho más fácil que cuando lo intentamos hacer desde abajo. Si realmente estamos comprometidos con el cambio, la organización tiene mucho que decir.

Comprometerse con el cambio significa dar a las personas mayores la importancia que se merecen, pero desgraciadamente seguimos viendo que muchas veces están en un segundo plano. Muy importante evitar el edadismo y la discriminación de las personas mayores, que hemos podido comprobar de la forma más cruel durante la pandemia…

Eso ha sido terrible, pero también un momento de aprendizaje a costa de un pago que se ha tenido que hacer de tanta muerte que se podría haber evitado y eso, desde luego, es clarísimamente una muestra de la discriminación que hay en las sociedades modernas. No voy a decir que solo en España porque al final ha sido bastante general. Y es por eso, porque hay unas vidas que valen más que otras. Y esto, desde el punto de vista de la ética es insostenible.

Cuando es necesario hacer un triaje, como hubo un tiempo en que fue necesario, se hacen de forma individualizada, caso por caso y no descartar, que esto del descarte es terrible, a las personas por su edad y porque viven en una residencia. Esto ha sido terrible.

Pero si los queremos poner el centro, hay que tenerlos en cuenta…

Y que no seamos incoherente, entre lo que decimos y lo que hacemos. Y si decimos que tenemos que apostar por el modelo, me tiene que poner las cosas para que eso sea posible en los concursos, en las residencias públicas y en las privadas, en las concertadas, en todas.

Creo que las cosas tienen su momento y a lo mejor hay un momento para preparar la tierra y para sembrar y hasta que aparece el fruto hay que tener paciencia. Yo quiero pensar, aunque me dicen a veces que soy demasiado optimista, pero quiero pensar y creo no en la especie humana que ahora sí que ha llegado el momento de que esos frutos van a salir no van a empezar a salir están saliendo ya porque hay algunas comunidades autónomas que ya han decidido cambiar el modelo empezando por el cambio normativo, de las leyes y los decretos que regulan cómo tienen que ser las residencias.

Hay que tener en cuenta también que están los fondos europeos y una buena parte de ellos se van a dedicar a este cambio de modelo, con lo cual yo creo que estamos en un momento de que nos nazcan las flores.

Para terminar, decir que los beneficios del libro, la parte que le toca de la coedición, van todos, por supuesto, a los fines de la Fundación Pilares y la parte que le toca como autora también va para la Fundación.
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