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JEFE DE GERIATRÍA DEL HOSPITAL DE GETAFE

Leocadio Rodríguez: "El sistema sanitario no da respuestas a las necesidades de los pacientes"

Leocadio Rodríguez: 'El sistema sanitario no da respuestas a las necesidades de los pacientes'
miércoles 30 de noviembre de 2016, 16:39h
Este experto en fragilidad de personas mayores lamenta que la inmensa mayoría de los médicos salen de las facultades sin formación formal sobre los ancianos, sus modos de enfermar y su correcto abordaje y manejo.

La inercia en el funcionamiento del pasado y, como consecuencia de esto, que las respuestas a los nuevos problemas se sigan afrontando utilizando las viejas recetas, es el problema más grave al que debe enfrentarse el Sistema de Salud, según Leocadio Rodríguez Mañas.

El doctor Rodríguez Mañas, es coordinador de la Red de Temática de Investigación Cooperativa sobre Envejecimiento y Fragilidad (RETICEF) y Jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe. Gracias a su trabajo en este Servicio, por la labor de la Unidad de Caídas y la atención al anciano hospitalizado y a domicilio; la Comunidad de Madrid fue reconocida en el año 2013 como 'Centro de Referencia' para la atención de la población anciana en la Unión Europea. Un reconocimiento que otorga la Asociación Europea de Innovación para un Envejecimiento Activo y Saludable, que celebrará la próxima semana la Cumbre Europea sobre Innovación Digital de envejecimiento activo y saludable, y en la que participará Leocadio Rodríguez.

Además, el Hospital Universitario de Getafe es el primer centro sanitario de Europa que dispone de una Unidad de Ensayos Clínicos específica para la realización de proyectos de investigación en el ámbito de la Geriatría, para impulsar, fomentar y canalizar la investigación sobre el uso de medicamentos en la población anciana. Lidera en la actualidad dos proyectos europeos de investigación sobre la fragilidad y la prevención de la dependencia en pacientes ancianos, coordina 25 grupos internacionales y están financiados por la Unión Europea con 18,5 millones de euros.

Antes de acudir a la cita de esta Cumbre Europea en Bruselas, Leocadio Rodríguez ha hablado con Negocios & Gestión de la Dependencia, sobre el envejecimiento y la fragilidad, y sobre la situación de la Geriatría y de su estudio en las Facultades de Medicina, entre otros temas.

¿Qué es ser frágil? ¿Es una dolencia asociada con el envejecimiento o puedes padecerla a lo largo de la vida?

Es una situación de vulnerabilidad resultante del efecto combinado del proceso de envejecimiento y algunas (no todas) enfermedades crónicas. Por tanto, solo se puede ser frágil si se es anciano y, a la vez, ser anciano no es razón suficiente para ser frágil.

¿Se puede diagnosticar y tratar precozmente? Si es así ¿Qué elementos impiden su diagnóstico?

La fragilidad se puede diagnosticar (hay criterios diagnósticos) y existen ya tratamientos eficaces, basados en programas de ejercicio físico. Quizá el elemento que más dificulta su diagnóstico es la falta de conocimiento sobre el síndrome de fragilidad, su importancia y las consecuencias de la infra-detección.

¿Cuenta el sistema sanitario con los medios suficientes para atender las necesidades de este colectivo?

Claramente no. El Sistema Sanitario sigue orientado preferentemente a un modelo de enfermo cada vez menos frecuente, mientras que no se adapta a las necesidades de los nuevos modelos y tipos de pacientes, entre los que destacan los ancianos frágiles. Algunos Servicios de Salud empiezan a corregir esta deficiencia (Madrid, Castilla-La Mancha, Asturias), pero otros siguen ignorándola (Andalucía, Galicia, País Vasco).

En algunas comunidades se está trabajando en la atención integral al paciente, coordinando los sistemas sanitarios y sociales, algunos de ellos incluso son 'sitios de referencia' en Europa. Desde su experiencia ¿Se ha avanzado algo en esta atención, sobre todo en lo que concierne a los enfermos crónicos?

Como ya le comento en la anterior pregunta, el problema se está abordando de manera muy dispar. A pesar de que el Ministerio de Sanidad ha impulsado un plan de detección y manejo de la fragilidad en Atención Primaria y que la Organización Mundial de la Salud ha generado sendos documentos en 2015 y 2016 que abordan el tema, persiste aún mucha inercia del pasado, que dificulta organizar ese nuevo modelo de atención integral, continua y coordinada que estos pacientes precisan.

Incluso en algunas de esas supuestas “zonas de referencia”, en las que el desarrollo de políticas para abordar la atención al anciano frágil deja mucho que desear.

La presencia de Unidades de Geriatría en el sistema sanitario es bastante desigual. En algunas Comunidades como el País Vasco no existe en ningún hospital. Esta ausencia, ¿es un problema de fe, de confianza o a qué cree que responde?

La marcada carencia de Servicios de Geriatría en muchos de los Servicios de Salud y su implantación deficitaria en otros responde básicamente a dos razones: esa inercia a la que me refería antes y, como consecuencia de la misma, que los nuevos problemas se sigan afrontando utilizando las viejas recetas.

Este segundo problema es verdaderamente grave, ya que al basarse en un planteamiento erróneo del problema, hace imposible una respuesta adecuada, aferrándose en dichos planteamientos a un marco conceptual ya viejo y fracasado (la enfermedad como eje principal de actuación, aunque sea crónica y múltiple) e ignorar el nuevo paradigma, en el que el centro del sistema está ocupado por la autonomía funcional.

Hace falta emprender una transición clínica que dé respuesta a las transiciones demográfica y epidemiológica que se produjeron en el siglo pasado. Pero como decía al principio de mi respuesta, aún queda mucha inercia y algún que otro interés oculto en que las cosas no cambien mucho.

En territorios con alto índice de envejecimiento y baja densidad de población, como puede ser en provincias como Soria, Teruel, Orense, o Cuenca, ¿Cree debería darse formación en geriatría y de atención a enfermos crónicos a los médicos de familia, o crear unidades de proximidad con geriatras?

No son alternativas excluyentes. Los geriatras no podemos llegar a todos los ancianos en todas partes. Es pues necesario articular un modelo en el que la Geriatría y los geriatras manejen los casos más complejos y coordinen la atención integral y continuada que permita prestar la asistencia necesaria en cada momento y lugar que precisen los ancianos en consideración a su status funcional y su capacidad de autonomía.

En este esquema, la Atención Primaria juega un papel primordial e imprescindible al ser el principal agente en la atención a los pacientes en la comunidad.

Usted es profesor del Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad Europea de Madrid ¿Existe formación en las facultades de medicina teniendo en cuenta la perspectiva del envejecimiento? ¿Se imparte formación específica para tratar las enfermedades asociadas al envejecimiento?

Este es uno de los problemas a resolver si queremos dar una respuesta adecuada a las necesidades de estos pacientes. La inmensa mayoría de los médicos españoles salen de las Facultades de Medicina sin haber recibido ninguna formación formal sobre los ancianos, sus modos de enfermar y su correcto abordaje y manejo.

La OMS recomienda explícitamente que no solo los médicos, sino todas las profesiones sanitarias, debieran tener unos conocimientos básicos sobre el tema. La asignatura de Geriatría debiera ser pues parte habitual de los curricula de Facultades de Medicina o de Ciencias de la Salud.

¿Debería incentivarse académicamente la elección de una especialidad como la geriatría, frente a otras más populares hasta ahora como es la cirugía plástica, o la pediatría?

Sin duda. Pero para ello hay que hacer atractiva la elección de la especialidad, abriendo caminos al éxito profesional en el ámbito de la Geriatría. Una perspectiva de carrera profesional que incluyera poder acceder a una investigación de calidad, a posiciones académicas de prestigio (Cátedras y Departamentos) o a una actividad clínica de excelencia en centros de primer nivel aumentaría sin ninguna duda la cantidad y calidad de médicos jóvenes que se decantarían por esta opción.

La Geriatría es, sin duda alguna, una de las especialidades del futuro con mayor potencialidad de desarrollo. Pero hay que hacerla visible a los médicos jóvenes.

¿Es necesario rediseñar la enseñanza de la medicina para avanzar en la asistencia integral de los pacientes y adaptarla a la nueva pirámide poblacional?

Ese es otro de los grandes retos. Seguimos anclados en un marco conceptual de la Medicina y en un modelo de enseñanza de la misma que no se ha adaptado a las necesidades de los futuros médicos ni de sus futuros pacientes. Un ejemplo. Se siguen enseñando las enfermedades una a una. Y cuando el paciente entra en nuestra consulta, resulta que padece 4 ó 5 y tiene problemas funcionales de los que no nos hablaron en la Facultad, precisando un manejo multidisciplinar en integral del que nadie nunca nos habló mientras estudiábamos la carrera.

Lo mismo pudiera decirse de la formación en organización de Servicios, resolución de conflictos éticos, técnicas de comunicación y muchos otros aspectos en los que el médico moderno, y pocos médicos tan modernos como los que practican la Geriatría, debe desenvolverse en su práctica diaria.

¿Por qué no se hace? ¿Es un problema político, de los rectores de las universidades?

El problema es que las Facultades de Medicina no se caracterizan precisamente por su capacidad de innovación y son por contra una de las instituciones más afectadas por la inercia que comentaba al principio de esta entrevista. Introducir cambios en estructuras tan poco plásticas es siempre muy complicado. Modificar los programas docentes, sustituir unas enseñanzas que en su tiempo fueron fundamentales en el aprendizaje de la Medicina pero que hoy juegan un papel menos relevante por otras que hoy resultan imprescindibles en la formación del médico contemporáneo, el cambio en los métodos pedagógicos, son algunas de las cuestiones a abordar.

Esto afecta no solo a las Universidades sino a muchas otras organizaciones. Pero no debemos olvidar que la Universidad tiene un papel fundamental en introducir el cambio de paradigma del que hablábamos antes. No se puede modificar la formación de los médicos y otras profesiones del área de la salud al margen de la Universidad. Es por ello básico conseguir la colaboración de esta institución insustituible en la formación de los profesionales.

No hay pues que buscar culpables sino encontrar aliados dentro de ella, que los hay, a fin de diseñar planes que permitan hacer de la Universidad un aliado estratégico en el establecimiento de este nuevo modo de ejercer la Medicina.

Usted forma parte también de la Asociación Europea para la Innovación en Envejecimiento Activo y Saludable, que celebrará en estos próximos días, la II Cumbre Europea sobre Innovación para el envejecimiento activo y saludable, ¿Está España suficientemente presente en estos foros sobre Envejecimiento?

España está muy presente en este foro que ha venido jugando en los últimos años un papel relevante en el proceso de sensiblización de la sociedad europea ante el envejecimiento. Creo no obstante que en los últimos tiempos se ha ido desviando de su objetivo inicial, que era promover las actividades y programas que abarcaban el envejecimiento y la discapacidad en su globalidad, con una atención preferente hacia la prevención y la promoción del envejecimiento activo.

Quizá ahora se ha sesgado hacia un mayor papel de la tecnología, en especial de la protésica, es decir aquella que han de utilizar los ancianos cuando ya se han discapacitado y hecho dependientes, olvidando que tan importante como eso, si no más, es evitar que se hagan dependientes. Habría que reconducir la actual orientación, volviendo a su propósito inicial, que despertó tantas expectativas en la comunidad geriátrica y gerontológica europea.

Respecto a Europa, ¿Está España al nivel de otros países europeos en inversión para innovar en envejecimiento?

España ocupa un lugar preminente en Europa en muchos de los aspectos relacionados con el envejecimiento. Y buena muestra de ello es que España liderará el principal programa destinado a trazar un marco común de actuación frente a la fragilidad en Europa, la denominada “Acción Conjunta para Prevención de la Fragilidad”, que comenzará a principios del año próximo, con una duración de tres años y una dotación de varios millones de euros.

Sin duda alguna este hecho es un reconocimiento al liderazgo puesto previamente de manifiesto en la coordinación de muchos proyectos europeos de investigación sobre el tema por parte de los investigadores españoles.

Pero este mérito vuelve a corresponder al esfuerzo individual de muchos investigadores, con un apoyo institucional muy limitado. Siendo cierto que en los últimos años han ido apareciendo algunas iniciativas por parte de las administraciones, especialmente de la administración nacional, éstas van muy por detrás de lo que los investigadores españoles, que ya han demostrado sobradamente su competencia y competitividad, han ido haciendo.

Creo que, una vez desbrozado el camino por los investigadores, sería de justicia que las administraciones y la iniciativa privada (que como en otros tantos sectores a veces olvida la importancia de la innovación y prefiere quedarse en lo ya conocido) se mostraran algo más generosas en su esfuerzo inversor (porque es una inversión) en el campo del envejecimiento y del declinar funcional. La rentabilidad de este esfuerzo, tanto en términos humanos como económicos y sociales puede ser enorme. Pero hay que remangarse y ponerse a ello. Insisto, los profesionales ya lo han hecho. Es el momento para que las administraciones y el sector privado se pongan a la tarea.

Coordinación sociosanitaria

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