Hablar de pensiones no es hablar de cualquier cosa. ¡Ay, las cosas del dinero! Es importante, muy importante, saber que cuando se habla de en qué gasta el dinero el Gobierno, ése que reúne gracias a los impuestos que pagamos usted y yo, una gran parte de todo ese montante se destina a pagar las pensiones. Tanto que su pago se llevará en 2021 hasta 39,6 euros de cada cien de los Presupuestos Generales del Estado.
Me van a perdonar, pero cuando en una tertulia política o una charla con los amigos, lo que acostumbren, alguien clama por los privilegios de los altos cargos, como el coche y el chófer o el móvil o algunas dietas, y por lo importante para ahorrar que sería quitarle esas prebendas, mi pensamiento se va siempre a lo ridículo que supone ese ahorro. No digo que no sea importante reivindicarlo desde el punto de vista de un ciudadano de a pie, de la calle, que se muestra indignado por lo que considera una contraprestación poco equilibrada entre lo que se les paga y lo que aportan a la sociedad, lo digo por la nimiedad que supone para las arcas, que el año que viene gastará 163.297 millones de euros en pensiones.
¿Cuántas veces se han preguntado “me llegará algo cuando me jubile yo”?
Es, por tanto, muy importante saber cómo se va a gestionar este apartado y con qué criterios se repartirán las partidas asignadas e, igualmente, que recientemente la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo, la que se encarga de estas cosas de las pensiones, ha aprobado 21 recomendaciones, que, por cierto, se han renovado por tercera vez en 25 años.
Los que saben de esto dicen que su actualización con el IPC real, acabar con el déficit de la Seguridad Social allá para el año 2023 o separar las fuentes de financiación del sistema para que el Estado se haga cargo de gastos impropios que pagaba la Seguridad Social, de donde salen las pensiones, son algunas de las claves.
Todos entendemos que es importante el mantenimiento del poder adquisitivo de los jubilados y por eso se ajusta al IPC o que exista la posibilidad de elegir los años más favorables para el cálculo de la pensión de forma que no se perjudiquen carreras laborales que tuvieron periodos de desempleo y de precariedad o que los incentivos al empleo no puedan financiarse con cargo a las cotizaciones sociales o mejorar las pensiones más bajas o incentivar la prolongación voluntaria de la vida laboral y evitar la jubilación anticipada como una forma de regulación del empleo.
Pero, una vez más, no se ha tenido en cuenta unas de las cuestiones básicas y elementales cuando se habla de la población española y es que envejece a marchas forzadas y que lo recomendado por los, digamos entre comillas, “expertos”, es insuficiente porque el sistema de pensiones, en estas nuevas condiciones, seguirá generando déficit conforme aumente el número de pensionistas en los próximos años. Volvemos a hablar de que le llega la hora y se jubila la famosa generación del Baby Boom y no se tiene en cuenta.
Lo que llama la atención es que la propia comisión del Pacto de Toledo reconoce que el gasto en pensiones en 2050 será el 14,5% del PIB. Son “4 puntos más de lo que hay ahora y eso confirma que el sistema entrará en déficit de nuevo aunque ahora se limpien las cuentas de la Seguridad Social”, según explica Juan Carlos Higueras, profesor de EAE Business School y analista económico, que se lamenta: “Lejos de pensar en un nuevo modelo de pensiones, así como el proceso para la transición, se ha dado una patada hacia delante al problema y se ha jugado al trilerismo político, pues se pasa el déficit (la bolita) de un sitio a otro, pero no se soluciona”.
De esta forma, la idea es que todo lo que exceda a las contribuciones sociales se financie con impuestos. Parece lógico que con estas cuentas, cada año habrá que aumentar el gasto público y el sistema de Seguridad Social, por tanto, seguirá desbordándose. Y le podremos llamar la hucha de las pensiones o como queramos, pero no se llenará nunca.
Como quiera que así no se salva el sistema de las pensiones y que tendré que buscarme (y todo aquel que quiera mantener el nivel de vida que lleva en el momento de la jubilación) la forma de complementar lo que me quede de pensión, si es que queda algo cuando me toque, me acuerdo de la conversación de barra de bar con mis amigos y sí, entonces sí pido que les retiren a los responsables de este nuevo Pacto de Toledo todos los beneficios y favores aplicados para el desarrollo de su trabajo, claramente insuficiente a largo plazo.
Decepciona ver tanta reunión, tantas recomendaciones y esperar tantos años para un “pacto” que no solucionará el problema. ¡Qué empiecen por buscar la forma de reducir las catastróficas cifras de paro en España!