CONTEXTO PREVIO: Diferencia entre lo social y lo sociosanitario, las residencias no son hospitales
Hay un punto primero que es muy importante y es diferenciar las residencias de personas mayores de los centros sociosanitarios.
Porque hay un problema grave en España que es que desde hace años se viene hablando indistintamente de residencias de personas mayores y de los centros sociosanitarios y son dos mundos completamente distintos.
Sociosanitario es sanidad, se aproxima a hospitales de cuidados intermedios y están correctamente “sanitarizados”. Residencias de personas mayores es social y tiene una historia que viene de lejos y que nace en el momento en el que por problemáticas sociales, no de salud, las gentes sustituyen su hogar por una residencia. En ese momento se les dota de un servicio médico como el que tiene una persona cuando vive en su casa, que tiene acceso a un centro de atención primaria. Es un cambio de domicilio, pero no se plantea como una cuestión de salud.
Con el paso de los años, los residentes van teniendo una problemática parecida a los de sociosanitario, con tres o cuatro patologías crónicas, promedio de 7-8 medicaciones, úlceras antes de llegar a la residencia, pero ésta continúa estando en el mundo de lo social. Sucede que mientras la vida está en una cierta normalidad la soluciones que llegan para personas que necesitan sus horas de médico, de enfermera y tener un servicio parecen ser suficientes, en principio.
Pero claro, cuando ha llegado esta situación, se ha desbordado y se ha puesto de manifiesto el problema que supone tener enfermos en centros que no están preparados para atender enfermos.
Así, cuando se ha empezado a criticar a las residencias hay que recordar que las residencias no son hospitales.
Josep María Via
La Fundación Edad&Vida ha pedido a las administraciones que haya una mayor presencia de profesionales sanitarios en las residencias de personas mayores para evitar “situaciones de riesgo evitable” ante la pandemia del coronavirus.
Así lo ha explicado a Dependencia.info uno de los responsables de esta entidad dedicada a mejorar la calidad de vida y bienestar de las personas mayores, el doctor Josep María Via, que ha apuntado que en la situación en la que nos encontramos hacen falta cuatro cosas básicas: “La primera es que hay un déficit de manos, ya que los profesionales de las residencias están de baja porque se han infectado; también, en segundo lugar, hacen falta equipos de protección individual (EPIs) porque al no tenerlos muchos profesionales y residentes se han infectado”.
“En tercer lugar -continúa Vía-, hacen falta médicos porque a personas de 85-90 años con varias patologías hay que evaluarlas individualmente, pero de forma global, lo mejor que les puede pasar no es que los envíen a hospitales y les pongan respiradores porque no es previsible que les resuelvan demasiado, por lo que es más lógico que se queden en residencias, pero con médicos, enfermeras, y, en cuarto lugar, un kit terapéutico básico con oxígeno y fármacos para cuidados paliativos (morfina, etc...) para garantizar una correcta prestación del servicio”.
Médicos de Atención Primaria para residencias
Por ello, desde Edad&Vida han tratado de hablar y reclamar a las distintas CCAA, por más que las residencias dependan de los servicios sociales, que “Sanidad tiene que tomar las riendas y tiene que mandar médicos y dotaciones”.
Reconoce que “en estos momentos no hay médicos ociosos en ninguna parte y en la atención primaria, tampoco”. Recuerda que ahora se ha desprogramado todo y están dedicándose por completo al coronavirus: “Básicamente, están atendiendo consultas telefónicas y urgencias. Y los hospitales están bastante más colapsados que la primaria, con jornadas de 12 y 15 horas”.
Así, la fundación propone que las administraciones desprogramen visitas en atención primaria para que puedan realizar su labor directamente en las residencias: “Mirar por territorios dónde hay residencias, cuáles son los centros de atención primaria más próximos y evaluar cada situación porque habrá alguno que esté tan colapsado que no se le pueda pedir más, pero quizá hay otros en los que una parte del personal puede dedicar unas horas a hacer atención domiciliaria en esa residencia, que es el domicilio actual de esa persona mayor que lo está pasando mal”.
Josep María Via recuerda que, recientemente, en Galicia, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana se llegaron a acuerdos para que esa función la prestaran profesionales de hospital. No sé en la práctica cómo ha funcionado, pero si está bien y podemos confiar en ello, está bien. Pensamos que en la práctica es más difícil liberar a los profesionales de hospital que a los de Primaria.
Otro ejemplo es que en Cataluña ha salido una instrucción de Salud en la que se busca soporte en la Atención Primaria y autoriza a las residencias a tener y administrar oxígeno. Hay que ver cómo se concreta, pero se va avanzando. “Igual que hay médicos que en un momento determinado pueden ir a atender a IFEMA en Madrid o a la Feria en Barcelona, también pueden ir a residencias y ayudar a las personas mayores que los necesitan”, apunta.
No culpa a nadie: “no estábamos preparados”
Por otra parte, Josep María Via no es crítico con qué se podía haber hecho desde que sabemos que existe un virus que no es una gripe normal para evitar que en las residencias, puntos estratégicos de máximo riesgo con la población más vulnerable al ser todos mayores y con patologías previas, se extendiera de forma tan dramática. Hay que recordar que un porcentaje de fallecidos por coronavirus son personas mayores en residencias.
No piensa en las medidas que se podían haber tomado porque esto no se lo esperaba nadie: “Creo que no nos debemos fustigar porque estamos ante un fenómeno completamente nuevo para nuestras generaciones que les ha pasado a los chinos, los italianos y vemos el caos que hay ahora en EEUU”.
Este experto de Fundación Edad&Vida recuerda que “con la aparición de los antibióticos y las vacunas se acabaron las epidemias” y apunta que “si eres epidemiólogo, tienes un punto de vista diferente, pero el resto de médicos estudian las epidemias en Historia de la Medicina y las últimas fueron a principios del siglo XX”.
“Pero, de repente, -insiste- nos cae una pandemia de las de antes, con un virus que, a pesar de los muertos, no es de los peores que puede haber, y nos ha superado. No estábamos preparados. Habrá que analizarlo con más calma cuando termine porque quizá nos vengan en el futuro más de estas e incluso peores. Mejor aprender y hacer las cosas bien”.
Modelo social y sociosanitario
Pero apunta, volviendo al enfoque de contexto previo, que “todo esto nos pone de manifiesto un problema previo, cuyo peor momento para resolverlo es en plena pandemia del coronavirus, pero que habrá que plantear más adelante y es el del modelo social y sociosanitario”.
El asesor del presidente de la Fundación Edad&Vida ha insistido en que “las residencias tienen delante desde hace tiempo un fenómeno al que no le está prestando la debida atención” y es el de pasar de ser un establecimiento social a uno sociosanitario: “Hay que invertir los términos. Con un establecimiento sanitario te aseguras médicos, enfermeras, oxígeno... y le pones el complemento social, implicando al departamento de asuntos sociales correspondiente, que también hace falta con una dimensión de los gerocultores de hacer su función que es muy importante y tiene que estar”.
Para terminar, desde la Fundación Edad&Vida han querido reconocer la importante labor que están realizando los profesionales del sector, que, “en una situación de cuestionable seguridad” están asistiendo diariamente a las personas usuarias de los centros “manteniendo los estándares habituales de calidad en el cuidado, la cercanía y el cariño en el trato hacia ellas”.