Opinión

La opinión del Dr. Botella: El TCAE, un recurso esencial, pero infrautilizado en las residencias geriátricas

Vicente Botella, médico geriatra.
Vicente Botella | Lunes 14 de julio de 2025

En el complejo ecosistema asistencial de las residencias geriátricas, donde las necesidades clínicas y humanas de los usuarios no dejan de crecer, sorprende comprobar cuán infrautilizada está la figura del Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE). A pesar de su formación técnica y vocación de cuidado, su papel queda a menudo limitado a tareas básicas, muy por debajo de sus capacidades reales.

En muchos centros, el TCAE realiza actividades rutinarias: higiene, ayuda en la alimentación, movilización o acompañamiento. Sin embargo, su capacitación permite mucho más. Pueden controlar constantes vitales, recoger muestras, preparar material sanitario, realizar enemas, sondajes rectales o curas básicas. Además, en algunas comunidades autónomas y bajo delegación expresa, pueden administrar medicación oral, tópica o rectal, entre otras funciones.

El verdadero problema no es la falta de formación, sino la ausencia de estructuras que permitan delegar tareas con seguridad jurídica y clínica. La delegación desde enfermería requiere protocolos firmados, supervisión y una organización que hoy no existe en la mayoría de residencias. A ello se suma un contexto especialmente delicado: la escasez de enfermeras que quieran trabajar en este sector.

Las condiciones laborales, la sobrecarga burocrática, el bajo reconocimiento y los sueldos inferiores al ámbito hospitalario hacen que muchas enfermeras eviten las residencias, convirtiéndose en un cuello de botella para el funcionamiento asistencial. Esta situación no solo sobrecarga al personal existente, sino que frena el desarrollo profesional del TCAE, que se ve imposibilitado de asumir más funciones pese a su preparación.

En este escenario, el TCAE podría ser parte de la solución si se le empoderara, si se aplicaran protocolos efectivos de delegación y si se reconociera formalmente su rol clínico dentro del equipo interdisciplinar. En lugar de verlos como “ayudantes”, es urgente empezar a tratarlos como lo que son: profesionales sanitarios cualificados, clave para el funcionamiento seguro, humano y eficiente de los centros geriátricos.

Aprovechar al máximo el perfil del TCAE no es solo una cuestión de eficiencia, sino de justicia profesional y de calidad asistencial. En un sistema con recursos limitados y usuarios cada vez más dependientes, no podemos permitirnos el lujo de dejar de lado a quienes sí están, sí quieren y sí pueden cuidar.

En próxima ocasión comentare mi opinión sobre la caduca y anacrónica figura del Responsable de la Organización Higiénico Sanitaria y su íntima relación con lo relatado en este texto.

Debemos renovar conceptos, revisar funciones y ser innovador o el sector colapsara en breve, sera inviable en precios y obsoleto en salarios y ante todo dejara de cumplir su objetivo fundamental cuidar de los mas frágiles en su dia a dia.

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