Hoy en día, cuidar de las personas mayores es una tarea mucho más compleja que hace apenas unas décadas. Lo que antes se resolvía, en muchos casos, con una cama, una comida caliente y algo de compañía, ahora implica un entramado de necesidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales que requieren atención profesionalizada y personalizada. Pero ¿por qué ha cambiado tanto?
1.- Una vejez más larga y más diversa
Hace años, muchas personas no llegaban a edades avanzadas o, si lo hacían, era durante un periodo breve y con una expectativa limitada en cuanto a calidad de vida. Hoy, gracias a los avances médicos y a una mayor conciencia sobre la salud preventiva, vivimos más y mejor. Pero esta longevidad también trae consigo una mayor complejidad: la “tercera edad” ya no es una etapa uniforme. No es lo mismo una persona de 70 activa y autónoma, que una de 85 con pluripatologías, o una de 90 con deterioro cognitivo avanzado. Esta diversidad exige respuestas diferenciadas.
2.- Mayor conocimiento = mayores exigencias
Con el tiempo se han desarrollado numerosos ítems de calidad que antes ni se contemplaban. Hoy hablamos de:
- Planificación centrada en la persona: ya no se trata solo de cubrir necesidades básicas, sino de respetar deseos, costumbres, historia de vida y autonomí
- Estimulación cognitiva y sensorial: actividades que antes se consideraban prescindibles hoy son clave para mantener las capacidades mentales.
- Cuidados paliativos geriátricos: atención integral al final de la vida, con control de síntomas, acompañamiento emocional y respeto a la dignidad.
- Entornos adaptados y seguros: diseño arquitectónico y mobiliario pensado para minimizar riesgos y fomentar la independencia.
- Participación social y emocional: combatir la soledad no es un lujo, sino una necesidad que impacta directamente en la salud.
3.- Cambios en el perfil del mayor
Los ancianos de hoy no son los mismos de hace 50 años. Tienen más trayectoria educativa, más experiencias vitales, han vivido transiciones sociales, políticas y tecnológicas importantes. Muchos han tenido vidas laborales intensas y esperan una vejez activa y respetada. Además, son más conscientes de sus derechos y reclaman un trato digno y humano.
También presentan más frecuentemente enfermedades crónicas complejas, como la diabetes, el Parkinson, las demencias, o la insuficiencia cardíaca, que exigen tratamientos continuos, seguimiento y coordinación multidisciplinar.
4.- Nuevas demandas atencionales
Hace años, muchas de las necesidades emocionales y cognitivas del mayor pasaban desapercibidas. Hoy sabemos que aspectos como:
- La salud mental en la vejez (depresión, ansiedad, duelos no resueltos)
- La sobrecarga del cuidador familiar
- La atención culturalmente adecuada (incluso en contextos de migración o diversidad)
- La sexualidad y la intimidad en la tercera edad
- La participación en decisiones médicas y vitales
… son elementos fundamentales que, si no se abordan, afectan de forma directa la calidad de vida.
En resumen
Cuidar de los mayores ya no se reduce a “asistirlos”, sino a acompañarlos con ciencia, empatía y planificación. Lo que antes era más sencillo era también, en cierto modo, más pobre. Hoy, la complejidad es el reflejo de una mejora: reconocemos que envejecer bien no es solo vivir más tiempo, sino vivir con sentido, con derechos, con atención y con dignidad. Y eso, aunque exija más, también nos engrandece como sociedad.
La realidad es que los modelos pasados están caducos, que nuestros usuarios demandan cambios e sus dinámicas atencionales y que aquello pregonado por algunos hace décadas de “limpios y alimentados” hoy suena casi, casi a maltrato institucional.
La cuestión es que estos cambios precisos necesitan de profesionales con conocimientos, de empresarios valientes e implicados y ante todo de financiación suficiente, lo contrario es engañarse a uno mismo, si queremos cuidar mejor (no mas ni menos, sino mejor) debemos destinar mas fondos a ello, y mientras no se entienda asi el sector, seremos pasto de prensa amarilla y de especuladores y vende humo.
Ojalá de una vez por todas se entienda y se apliquen las medidas correctoras, las cuales ademas expulsaran a quienes basan su atención en la necesidad de los frágiles no en el buen hacer y cuidar.