En el VI Encuentro de Economía Senior se ha hablado este miércoles sobre la evolución del modelo de cuidados y se ha hecho con la directora general de la Fundación Edad&Vida, María José Abraham; el consejero delegado de DomusVi, José María Pena; y la subdirectora general de Eulen Servicios Sociosanitarios, además de presidenta de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE) Natalia Roldán.
Se habló del tiempo de pandemia y del aprendizaje necesario, de si las leyes se han adecuado al Covid o se ha perdido el tiempo, de si hay infraestructuras suficientes y necesarias y de innovación tecnológica. Sobre los nuevos modelos de atención, al hilo del cambio de los tiempos y las preferencias de los usuarios, la tendencia hoy es la atención en casa, a domicilio, pero como explicaba Natalia Roldán, "que tiene que existir el ámbito residencial porque hay un envejecimiento mayor, porque hay una fragilidad al final de la vida, porque se necesita una atención social y sanitaria y seguirá existiendo, también".
El periodista Manuel Campo Vidal, conductor de estos encuentros empezó proponiendo una mirada a lo peor que pasó con el Covid, cuánto se ha reflexionado, cuánto se ha reconstruido, cuánto se ha reorientado todo el sector de la atención a las personas mayores desde aquel momento difícil.
Para María José Abraham “el Covid fue un antes y un después en el mundo de los cuidados de las personas mayores”. Aun así, apuntó que desde la Fundación Edad&Vida, que llevan más de 20 años trabajando con otras entidades por la integración de servicios sociosanitarios nunca se podían imaginar el Covid: “Pero tengo que decir que, por desgracia, cuando pasó no nos extrañó porque cuando llegó un virus infeccioso en una residencias que estaban concebidos como centros sociales, como viviendas, como casas, pero donde lo que había allí era gente muy enferma y sin los recursos que se le suponen a un sitio donde hay gente muy enferma, lo único que podía pasar es que aquello creciera de manera exponencial”.
“Llevábamos muchos años, no imaginándonos que pudiera pasar, pero sabiendo que aquello no estaba bien resuelto... y tuvimos que salir diciendo que como no pongamos recursos sanitarios en un centro donde viven personas mayores, que es verdad que su casa pero que al mismo tiempo están muy enfermas, no vamos a poder hacer nada”.
Por su parte, José María Pena entiende que “el Covid nos ha enseñado muchas lecciones y la primera es que un sector que no estaba en la discusión, no estaba en la calle, nos ha permitido de una manera no muy favorable en su momento que se hable y nos pongamos a discutir, sobre todo, de las necesidades que tenemos, de hacia dónde tiene que evolucionar el sector”.
“En DomusVi hemos aprendido muchas lecciones, desde los modelos de residencia, hacia dónde tienen que evolucionar. Creo que ha permitido valorar mucho más el trabajo de los profesionales de residencias, el trabajo que hicieron en el Covid que por desgracia no se valoró y ahora mismo creo que se está poniendo mucho más en valor y las necesidades que tenemos de un modelo de la residencias hacia el futuro, que tienen que ser hogares pero que también tienen que tener una mayor coordinación sociosanitaria”.
Para Natalia Roldán el Covid “visibilizó un día a día absolutamente transparente para la sociedad civil y para las agendas políticas, a pesar de las demandas que desde el sector veníamos haciendo... visibilizó y efectivamente ha llevado a poner encima de la mesa debates importantes donde yo creo que tenemos que seguir poniendo el foco y seamos conscientes de que esto no es una cuestión sectorial, esto es una cuestión de país y una cuestión de Estado, una cuestión de personas y que nos afecta a las personas mayores de hoy y a las del futuro, que somos nosotros”.
“En ese debate de cómo tienen que ser esos modelos a futuro está preguntarnos cómo queremos que sea nuestro modelo... lo que sí que es importante es lograr que después de esa visibilización realmente haya un compromiso porque en ese momento donde de pronto muchos se preocupaban otros llevamos mucho tiempo ocupándonos, que no es lo mismo. Y hoy nos seguimos ocupando y todos los que se preocupaban entonces ahora no están”.
El moderador Manuel Campo Vidal explicaba que después de ese debate, luego tiene que trasladarse a leyes, a normas, a reformas, pero se preguntaba si hemos aprovechado bien la última legislatura.
Para la directora general de la Fundación Edad&Vida “se está perdiendo mucho tiempo y no están pasando las cosas que deberían pasar dada la magnitud de las cosas que pasaron”. Añadió que “se empezaron a hacer cosas pero es un sector tan complicado, que afecta tanta gente, que tiene que ser un debate muy consensuado y que requiere de un acuerdo político muy amplio”.
Cree que “las prisas lo que hicieron fue hacer pequeñas cosas, que además no han estado consensuadas, que no tienen el apoyo de todo el mundo y que no sé si van a tener el recorrido que deberían tener”. “Hemos perdido un poco el tiempo”, señaló Abraham.
Natalia Roldán de AESTE apuntó igualmente que se esperaba más y “continuidad”: “Este es el sector más transversal que existe en este país. Porque el sector de los cuidados toca Salud, toca Ciencia, toca Economía, toca Hacienda, toca Empleo, toca Formación, toca políticas migratorias ordenadas, toca tantas cosas que, efectivamente, o se aborda de una manera absolutamente transversal, firme y con una visión a medio-largo plazo con independencia de los cambios que existan en entidades gubernamentales o los cambios solo parchean y lo peor, generan expectativas en la sociedad civil que luego no se van a poder cumplir”.
Para el consejero delegado de DomusVi “falta un sentido de urgencia”: “Tenemos un reto demográfico... la sociedad está envejeciendo y las estadísticas dicen que para el 2050 un tercio de la población va a tener más de 65 años y las medidas que se toman en el cuidado de mayores, en el cuidado de la dependencia, van a ser medidas que tienen que ser tomadas a largo plazo y hay que empezar ahora a pensar qué modelo de sociedad y qué modelo de cuidados necesitamos hacia el futuro”.
“Creo que ese sentido de urgencia y ese pensar a largo plazo no está ahora mismo en la política de este país”, subraya Pena.
La directora general de la Fundación Edad&Vida, María José Abraham, recordó lo que hemos sabido recientemente sobre que “hay una falacia que está circulando de que la OMS ha marcado unos criterios”. “No existen unos criterios superfijos, lo que dice es que tienes que tener la infraestructura suficiente para atender las necesidades de las personas y aquí entra mucho cómo queremos ser atendidos. Si la sociedad española tiene mayor interés en ser atendida en su casa, a lo mejor el ratio que necesitamos de residencias no es exactamente el mismo que en un país donde la atención domiciliaria no sea tan demandante”, remarca.
Para el responsable de DomusVi “las nuevas generaciones tienen necesidades diferentes, buscan soluciones diferentes”. Recordó que “se está empezando a hablar ahora del senior living, de gente de menor edad que quiere seguir viviendo por ellos mismos pero en un entorno en que les puedan ayudar más y que puedan tener más servicios”. Igualmente, señalaba que “las necesidades ahora mismo en la residencias también cambian y ha cambiado también algo más y es que la edad media de los residentes es mucho mayor, entre 83 y 85 años, es un perfil muy frágil”.
El perfil cambia y la necesidad sanitaria de estas personas es más difícil, es más demandante, y los requerimientos de las propias residencias tienen que ser distintos.
“Es la propia evolución, efectivamente, porque nuestro país ha cambiado mucho en los últimos 25 años... en ese concepto del ámbito residencial, que siempre ha estado diseñado como el ámbito social, el ámbito de los cuidados, el perfil de hace 25 años ha cambiado, pero ya no solo estamos hablando del ámbito de la salud, sino de socio educativo, porque no tiene nada que ver con 25 años después... y 25 años no es nada, pero cuando hay que generar infraestructuras es mucho. Entonces no estamos acompasados, no estamos dando respuesta acompasada porque los movimientos sociales, el crecimiento y la evolución de un país va a un ritmo diferente al crecimiento de infraestructura y las políticas”, subrayaba Natalia Roldán.
Lo explica: “Pero es que el colectivo de personas mayores es muy grande y no podemos estar hablando como si fuera diferente al colectivo de un adulto... ¿tú dónde quieres vivir? ¿qué quieres para ti hoy? Pues lo mismo vamos a querer el día de mañana, si yo hoy me pongo enferma quiero que me lleven a un hospital, no quiero estar en mi casa y que nadie me entienda, pero si estoy bien quiero estar en mi casa o en un hotel... yo, cuando tenga 65 años querré lo mismo y cuando tenga 66, igual; lo mismo que hubiera decidido a los 40 o los 50 en función de mi situación biopsicosocial... ¿tendencia hoy? por concretar, el ámbito domiciliario, que además te permite optimizar recursos, pero que tiene que existir el ámbito residencial porque hay un envejecimiento mayor, porque hay una fragilidad al final de la vida, porque se necesita una atención social y sanitaria y seguirá existiendo, también”.
En este punto, el moderador, Manuel Campo Vidal, preguntaba por propuestas o qué recomendaciones para empezar a aprovechar mejor la próxima legislatura, qué innovaciones podemos introducir desde el punto de vista de la tecnología o de la organización de los cuidados.
Desde la Fundación Edad&Vida, recuerda María José Abraham, intentan “poner en valor todo aquella tecnología que puede ayudar a las personas mayores a estar más tiempo en su domicilio pero no porque apostemos por el domicilio, sino porque es la apuesta de la sociedad”.
Destacó un dato que revela que somos longevos pero con mala salud, es decir, que tenemos por delante “diez años de mala salud” y por eso el sistema de cuidado tiene que estar en esos años, con lo que “al final, tienes que montar un sistema que dé cobertura a todos estos años y que tiene que ser un un sistema pensado que dé seguridad a las personas, que en un momento dado quieren vivir en un señor living porque están bien, porque les apetece salir al cine o a viajar o a trabajar pero que también tienes que dar cobertura a las personas que están en su casa y las personas que en un momento determinado van a acabar una residencia porque su situación de salud es tan frágil que el porcentaje de servicios sanitarios que van a necesitar es mejor aquí”.
Para José María Pena, la solución en DomusVi pasa por lo que denominan el continuun asistencial, es decir, “ser capaz de ofrecer diferentes soluciones en función de las necesidades que tenga la persona mayor, desde lo que pueden ser servicios más tecnológicos o más del tipo teleasistencia, lo que son servicios de ayuda a domicilio, lo que son centros de día o servicios residenciales y basado en la necesidad de la persona”.
Del mismo modo, algo que también considera que es importante es la capacidad de “libre elección”. “Ahí hay un concepto organizativo, que son las distintas soluciones, y hay un concepto que también es tecnológico, es decir la industria, los sectores del cuidado no está digitalizada todavía”, agrega el CEO del grupo residencial.
También opina que “va a cambiar el sector de los cuidados a través de la monitorización remota, gestión remota que la tecnología a día de hoy nos permite hacer... sensorización de su casa, que podamos a través de sensores saber en qué situación está una persona en todo momento, que va a hacer un cambio importante y que va a ayudar a que podamos llegar a muchas más personas”.
Natalia Roldán, en otra línea, hacía hincapié en que “vienen temas súper disruptivos, mucho más de lo que nos podamos imaginar ninguno de los que estamos aquí y cuando echemos la vista atrás diremos que esto no lo habíamos ni imaginado”. Lo dice por una tecnología que ya consumimos nosotros de manera individual y particular y que “va a permitir que surjan un montón de iniciativas de emprendimiento en el ámbito de la prevención”.
La responsable de Eulen Servicios Sociosanitarios sigue con las tecnologías: “Estamos desarrollando smart cities donde la tecnología va a tener un potencial brutal, donde llevo tecnología que me puede ir registrando ritmos biológicos que pueden anticipar un problema de salud y que en esas te pueda dar un aviso o un servicio”.
Por otra parte, señala que “tenemos un ecosistema de cuidados en el que las personas tendremos que poder entrar y salir de manera flexible, de manera temporal o permanente, en función de lo que necesite en cada momento... un ecosistema en el que yo pueda consumir de manera libre optando por lo que quiero lo que necesito en cada caso”.
También importante para Roldán es que vamos a tener una “presión a corto plazo en el ámbito de los cuidados por el envejecimiento del baby boom, pero luego eso bajará porque falleceremos” y vendrán unas generaciones donde no va a haber esa presión de cuidados “porque viene menos gente”. “Estamos en periodos circulares donde es absolutamente fundamental esa visión a medio-largo plazo porque si queremos sistemas sostenibles donde las personas participemos en nuestro autocuidado tenemos realmente que pensar que esto es producto o resultado de las evoluciones sociales”, concluye.