Una situación que puso al límite a toda la red pública de cuidados: "Me sorprendió que no se usaran los hospitales privados cuando había potestad para ello", apunta Carmen López. Ya que la adaptación de los pabellones de IFEMA no solventó las necesidades de los pacientes más dependientes. "Tenían camas, pero no estaban habilitados para atender a personas con altos grados de dependencia", insistía la presienta de AMADE.
Una de las grandes controversias de la pandemia fue también el cierre de las residencias y la información que se dio a los familiares sobre la situación de los residentes. "La situación no permitía canalizar las llamadas de los 100 residentes, multiplicado por todos los familiares", explicaba Ramos. A la vez que era todo un reto denunciar lo que sucedía sin alarmar a los ciudadanos: "Denunciamos la situación a la prensa", explica la Secretaria de Políticas Sociales de UGT Madrid, "pero a la vez no podíamos alarmar a los residentes ni a los familiares".
Una situación extremadamente difícil de gestionar que afectó de lleno a profesionales como Angelines, auxiliar en una residencia de Carabanchel: "Teníamos mucho miedo", cuenta emocionada, "los EPIS eran mínimos, la información muy sesgada y atendíamos a los residentes sin saber la gravedad de la situación".
Una situación a la que se le sumaba a la precariedad a la que ya se enfrentaban las residencias antes de la pandemia. Lo contaba Clara, oyente que explicaba así las carencias a las que se enfrentan los centros: "Mi madre no comía porque no se le atendía", denuncia," teníamos que ir nosotros mismos a atenderla". Pero lo más duro llegó los días antes de que falleciera: "mi madre murió sola porque no la derivaron a un hospital", asegura. "Intentamos empatizar con los trabajadores, pero también queremos que se empatice con los familiares", aclara.
Una crisis que ha dejado al descubierto las carencias del sistema. Obsoleto, según las representantes, que mantiene vigentes ratios que se aprobaron en los años 90. Y que aún así, no se cumplen: "La realidad actual no es la misma que hace 20 años. Ni el concepto de cuidado, ni la situación de nuestros mayores", señalaba la presidenta de AMAD.
Un cambio que debe pasar, según la portavoz de Marea Residencias, por una reversión de las gestiones privadas de las residencias de titularidad pública y una apuesta real por el cuidado. Ya que lamenta: "Como sociedad se nos olvidaron los mayores".
Otras medidas pasarían por "apostar por medidas intermedias antes de llevar a los mayores a una residencia". Así lo propone la Secretaria de Políticas Sociales de UGT Madrid, Eva López: "la residencia debe ser el último paso. Tenemos que mejorar la ayuda a domicilio, involucrar a los servicios de atención primaria y apostar por modelos como el ecohousing".
En definitiva, volver a valorar a nuestros mayores y a los trabajadores, que se alejan de los Centros de mayores "porque no se les paga como debería".