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Humanizar los cuidados: un reto y una oportunidad para la nueva generación profesional

Anna Cebrián: “Solo un 4,1% de las personas mayores de 65 años vive en residencias...el debate debería centrarse en cómo garantizar cuidados a tiempo"

La directora general de Inforesidencias, Anna Cebrián, en la mesa redonda 'Humanización en el entorno institucional' junto a Rafael Sánchez-Ostiz (CEAPs), Alberto Echevarría (FED) y José Luis Pareja (Lares).
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La directora general de Inforesidencias, Anna Cebrián, en la mesa redonda 'Humanización en el entorno institucional' junto a Rafael Sánchez-Ostiz (CEAPs), Alberto Echevarría (FED) y José Luis Pareja (Lares). (Foto: UCAM)
martes 14 de octubre de 2025, 20:59h
Durante el I Congreso Internacional sobre Humanización y Cuidados a Mayores se discutieron modelos de atención diversificados y la importancia de respetar las preferencias individuales. Se destacó la necesidad de mejorar la financiación y calidad en el cuidado a mayores, enfatizando el papel crucial de las familias y jóvenes profesionales.

La directora general de Inforesidencias, Anna Cebrián, moderó recientemente la mesa redonda 'Humanización en el entorno institucional' durante el I Congreso Internacional sobre Humanización y Cuidados a Mayores, organizado por la UCAM. La sesión destacó no solo por el nivel de los ponentes —Rafael Sánchez-Ostiz (CEAPs), Alberto Echevarría (FED) y José Luis Pareja (Lares)—, sino especialmente por el público: jóvenes enfermeras, trabajadores sociales y médicos que serán protagonistas del futuro de los cuidados de larga duración.

Desde su posición en Inforesidencias, Cebrián ha visitado más de 50 centros y sistemas de atención fuera de España en el marco de los viajes geroasistenciales que organiza la entidad. Estas experiencias le han mostrado que existen muchos modelos de atención y que, cuando la normativa se centra en garantizar estándares mínimos pero deja espacio para la innovación, “florecen distintas formas de cuidar”.

En países como Alemania, Países Bajos o los nórdicos, explicó Cebrián, “la persona y su familia pueden elegir libremente entre varios modelos: residencias más medicalizadas, pequeños hogares, atención domiciliaria avanzada, cooperativas, cohousing, pueblos de personas jubiladas o pueblos de personas con demencia”. En su opinión, “lo importante no es tanto quién gestiona el servicio —público, privado o social—, sino que exista una oferta diversa y de calidad, y que la libertad de elección esté garantizada”.

Para Cebrián, este principio es inseparable de la humanización: “respetar las preferencias individuales”. Humanizar, subrayó, no significa imponer un único modelo, sino permitir que cada persona “pueda decidir cómo y dónde quiere ser cuidada”.

Cebrián quiso contextualizar la discusión con un dato poco conocido pero fundamental: “solo un 4,1 % de las personas mayores de 65 años vive en residencias en España”. Se trata de personas con un alto grado de dependencia que necesitan apoyo constante. Por ello, remarcó, “el debate sobre residencias no debería plantearse en términos simplistas, sino centrarse en cómo garantizar que quienes realmente lo necesitan reciban cuidados a tiempo y que sean dignos, personalizados y de calidad”.

Durante la mesa redonda también se abordó la evolución de la Ley de Dependencia, veinte años después de su aprobación. Los participantes coincidieron en que la prevención y la promoción de la autonomía siguen siendo asignaturas pendientes. Además, analizaron el discurso sobre la desinstitucionalización, que en ocasiones se utiliza “para demonizar a las residencias, especialmente a las privadas, en lugar de centrarse en mejorar la calidad real de la atención”.

Uno de los momentos más destacados llegó al presentar un dato comparativo: España dedica solo el 0,9 % de su PIB al cuidado formal de larga duración, frente al 1,7 % de la media europea y más del 3 % en países como Noruega o Suecia. Ante esto, la pregunta que se planteó fue clara:
“¿Podemos hablar de cuidados humanizados si el Estado no garantiza financiación suficiente? ¿No estaremos poniendo el peso de la humanización sobre las familias y el cuidado informal?”

La sala escuchó con atención, consciente de que detrás de estos datos hay realidades humanas: salarios poco competitivos, listas de espera que superan el año según la comunidad autónoma, personas en el “limbo de dependencia” y un envejecimiento acelerado que pondrá aún más presión sobre el sistema en la próxima década.

Pese al diagnóstico, la mesa también se centró en la innovación y el futuro. Los tres ponentes compartieron experiencias inspiradoras de modelos centrados en la persona, digitalización al servicio del cuidado y nuevas formas de colaboración entre administraciones, entidades y familias.

La sesión terminó con una pregunta sencilla pero poderosa lanzada por Cebrián: “¿Podemos decir que este es un sector de futuro?”.

La respuesta fue unánime: sí. Porque más allá de las dificultades, el ámbito de los cuidados de larga duración es un sector con un enorme potencial social, económico y humano. Un sector que crecerá, que necesita talento, compromiso y creatividad. Y ahí, en la implicación de los jóvenes sanitarios y sociales que llenaban la sala de la UCAM, radica la esperanza del cambio. Ellos serán quienes lideren la transformación hacia unos cuidados verdaderamente humanizados.

Cebrián cerró con un mensaje que resumió su intervención y el espíritu de Inforesidencias: “Cuidar bien no es un lujo, es una inversión en dignidad, calidad de vida y sostenibilidad. Y para lograrlo, necesitamos profesionales formados, administraciones valientes y flexibles, y un sistema que premie la calidad y la innovación”.

El papel de la familia y la voz de los mayores en el Congreso

Por otra parte, el Campus de los Jerónimos de la UCAM acogió la jornada de clausura del Congreso, centrada en el papel fundamental que desempeña la familia en la atención a las personas mayores. Un numeroso grupo de mayores procedentes de Murcia, Cartagena y Molina de Segura asistió al evento, interviniendo con sus inquietudes y reivindicaciones.

Entre ellos participaron Manuel Fernández, vicepresidente de la Federación de Centro de Mayores del Municipio de Murcia; Pedro González Riquelme, presidente de la Asociación para un Envejecimiento Activo y Saludable de Molina de Segura; y María Beteta, presidenta de la Federación de Centros y Clubes de Mayores de Cartagena y Comarca.

Entre las demandas principales, destacaron la necesidad de una mayor integración en la sociedad, el rechazo al edadismo y la recuperación de las tradiciones culturales como parte esencial de su identidad. “Las familias son la base principal para que las personas mayores no nos sintamos alejadas”, afirmaron, denunciando también los estereotipos negativos asociados a la edad. Asimismo, reclamaron mayor atención institucional y social, subrayando la importancia de la escucha activa y la empatía.

El acto de clausura estuvo presidido por Nunziata Comoretto, miembro de la Pontificia Academia para la Vida, quien puso el broche final a un foro que reunió a expertos, profesionales y personas mayores con el objetivo de reflexionar sobre los desafíos actuales en el ámbito de los cuidados geriátricos desde una perspectiva humanista.

Durante la inauguración, vía online participó Monseñor Renzo Pegoraro, presidente de la Pontificia Academia Pro Vita, quien destacó que “el envejecimiento plantea a la humanidad cuestiones inéditas en su historia. El reto no es solo alargar la vida, sino dar vida a los años” y subrayó que “la fragilidad de la vejez no debe ocultarse, sino asumirse como un verdadero magisterio que ofrece lecciones vitales para toda la sociedad”.

También intervino María Dolores García, presidenta de la UCAM, quien afirmó que la Universidad Católica “nos involucramos activamente en el bienestar de las personas mayores y estamos trabajando para la puesta en marcha de un foro permanente de humanización en el que formar a profesionales preparados para atender sus necesidades”.

En la misma línea, Carmelo Gómez, catedrático de Humanización y Cuidados a Mayores de la UCAM, destacó que “la familia es hoy un pilar fundamental en los cuidados, pero no cuenta con el respaldo necesario para hacer frente a esta responsabilidad”.

Finalmente, el Congreso abordó cuestiones clave como la soledad no deseada, la falta de recursos económicos y la insuficiencia de infraestructuras públicas para atender a una población cada vez más envejecida y dependiente, reafirmando así la necesidad de políticas y servicios que apoyen tanto a mayores como a sus familias.

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