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Cómo un seguro de salud privado marcó la diferencia para una enfermera de residencia

Una enfermera siente dolor mientras trabaja en una residencia de personas mayores.
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Una enfermera siente dolor mientras trabaja en una residencia de personas mayores. (Foto: Gemini)
Por Ana Lucía Bastidas
miércoles 20 de agosto de 2025, 12:30h
Ana Lucía Bastidas, Jefe de equipo de Uniteco en la oficina del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid.
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Ana Lucía Bastidas, Jefe de equipo de Uniteco en la oficina del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid. (Foto: Uniteco)

María lleva 9 años trabajando como enfermera en una residencia de mayores de León. Su día a día está lleno de madrugones, turnos partidos y la constante responsabilidad de cuidar de personas con necesidades complejas. Aunque su trabajo le apasiona, sabe que el desgaste físico y emocional es alto y que su propia salud debe ser una prioridad.

Hace unos meses, una molestia persistente en el abdomen empezó a preocuparla. Entre las largas listas de espera y su horario de trabajo, conseguir una cita en el sistema público se convirtió en una odisea. Fue entonces cuando recordó que, por recomendación de una compañera, había contratado un seguro de salud con Uniteco un año atrás.

El momento en que el seguro se volvió imprescindible

Después de varias semanas sin mejoría, María llamó a su aseguradora. En menos de 24 horas tenía cita con un especialista en digestivo, en una clínica privada cercana a su domicilio. No tuvo que hacer papeleo complicado: su póliza le cubría tanto las consultas como las pruebas diagnósticas necesarias.

En cuestión de días, se le realizó una ecografía y una analítica completa. El diagnóstico llegó rápido: una gastritis aguda provocada por estrés y una alimentación irregular. El tratamiento comenzó de inmediato, y en pocas semanas pudo volver a sentirse bien.

La diferencia de tener atención médica sin esperas

Para María, el valor de su seguro no fue solo el acceso rápido a especialistas, sino la tranquilidad de saber que podía elegir médico, centro y horarios compatibles con sus turnos. Esto le permitió continuar trabajando sin largos periodos de baja y con la seguridad de estar recibiendo el tratamiento correcto desde el principio.

“Si no hubiera tenido este seguro, habría tardado meses en tener un diagnóstico. Y eso, en mi trabajo, habría significado más estrés y menos energía para cuidar de mis pacientes”, explica María.

Lo que incluía su póliza

Su seguro de salud cubría:

  • Consultas ilimitadas con especialistas.
  • Pruebas diagnósticas avanzadas.
  • Hospitalización en centros concertados de primer nivel.
  • Sin carencias ni copagos.
  • Acceso a urgencias 24/7.

El impacto en su bienestar laboral

Gracias a esta experiencia, María se dio cuenta de que invertir en su salud era también una forma de cuidar mejor a los demás. Poder recibir atención médica rápida le permitió recuperarse sin acumular preocupaciones ni afectar a la calidad de la atención que presta en la residencia.

Además, el seguro incluía servicios de telemedicina, algo que utilizó en varias ocasiones para consultas rápidas relacionadas con su tratamiento. Esto le ahorró tiempo y desplazamientos innecesarios.

¿Qué habría pasado sin seguro?

Sin esta cobertura, María habría tenido que esperar meses para conseguir cita con un especialista. Durante ese tiempo, su salud podría haberse deteriorado y, probablemente, habría necesitado coger una baja laboral, afectando a su economía y al equipo de la residencia.

Esta historia está basada en un caso real, con nombres modificados para preservar la privacidad de sus protagonistas.

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