Una frase destaca en la noticia: “La lista de espera se ha reducido en 4.356 personas”. Quien solo lea eso podría pensar que, aunque el sistema de atención a la dependencia no va como un cohete, al menos avanza con paso firme. Pero basta con mirar la letra pequeña para que surja la duda, una de esas dudas incómodas que cuesta quitarse de encima. Porque resulta que esa cifra tan tranquilizadora de 180.794 personas en lista de espera esconde, al parecer, un truco: el IMSERSO solo cuenta a quienes llevan más de seis meses esperando desde su solicitud.
Dicho de otra manera: si tú o tu madre habéis pedido que os valoren hace cuatro meses y aún no ha venido nadie, no existís en la lista de espera. Si ya tenéis el grado pero estáis esperando que os digan qué prestación os corresponde, tampoco. Y si ya os han aprobado una ayuda o servicio pero aún no habéis recibido nada, tampoco.
¿Y cuántas personas están en esas situaciones? La Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales ha hecho sus propios cálculos, con los mismos datos oficiales del Ministerio. Pero en lugar de ajustar la lupa para que la imagen salga bonita, la han abierto para mostrar toda la escena. Y su resultado es demoledor:
- 136.009 personas están esperando que se les valore.
- 123.857 están esperando que se les diga qué ayuda les corresponde.
- 26.995 están esperando recibir la ayuda ya reconocida.
Total: 286.861 personas. Exactamente 106.067 más que las que “celebra” el IMSERSO.
No es la primera vez que ocurre. Tampoco será la última. Pero cada vez que pasa, el malestar se acrecienta. Porque no hablamos de estadísticas inofensivas. Hablamos de personas mayores dependientes, a veces con discapacidad, muchas con enfermedades neurodegenerativas, que llevan meses, a veces más de un año, esperando una respuesta que se convierta en el cumplimiento de algo a lo que tienen derecho. Y hablamos de sus familias, a menudo exhaustas, que intentan cuidar como pueden, con o sin recursos, pero seguro, sin respiro, sin certezas.
El presidente de la Asociación, José Manuel Ramírez, lo decía con claridad: “Es inexplicable que encima den una rueda de prensa manipulando la estadística para aparentar que hay una gestión diligente”. Yo no sé si es inexplicable, pero desde luego sí es preocupante. Porque aquí no estamos ante una simple diferencia metodológica. Estamos ante dos versiones completamente distintas de la realidad, y una de las dos no puede ser cierta.
Uno de los dos está mintiendo, porque maquillar la verdad a conveniencia no es más que una forma de mentir. Así de crudo. O bien el IMSERSO nos está vendiendo una imagen irreal, ajustando los datos para dar la impresión de que todo mejora. O bien la Asociación de Directoras y Gerentes está inflando las cifras para ejercer presión política y mediática.
La pregunta, claro, es ¿a quién debemos creer?
Para responder, podemos intuir qué intereses pueden mover a cada uno:
– El IMSERSO, dependiente del Ministerio, tiene interés en mostrar resultados positivos. Especialmente en un año en que se quiere impulsar una reforma de la Ley de Dependencia y reforzar figuras como la asistencia personal. Una lista de espera que baja, aunque sea maquillada, da titulares favorables.
– La Asociación, por su parte, lleva años denunciando el retraso crónico en la atención. Sus miembros son profesionales de lo social, que trabajan con quienes sufren esas esperas. Mostrar cifras altas refuerza su papel de conciencia crítica del sistema.
Yo tengo mi opinión. Pero esta vez me la guardo. Prefiero que cada lector saque sus propias conclusiones. Solo diré una cosa: si hay 106.000 personas de diferencia entre dos formas de contar lo mismo, no estamos ante una diferencia de matiz. Estamos ante una batalla por el relato. Y en medio del relato, como siempre, están las personas que esperan.
Autor del texto Josep de Martí Vallés. Jurista y Gerontólogo. Fundador de Inforesidencias.
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