Marta empieza su turno a las 7:00 horas. Lleva ocho años trabajando como auxiliar en una residencia. Sabe que el día empieza fuerte. Ducha va, ducha viene. Cada residente necesita su tiempo, su ritmo, su cuidado. Pero eso choca con la realidad: poco personal, muchas tareas, y siempre ese esfuerzo físico que pesa más con cada jornada.
La primera ducha es para Luis. Tiene deterioro cognitivo y dificultades de movilidad. Marta ya sabe cómo ayudarlo, pero también sabe lo difícil que es. Primero, el convencerle de que toca ducharse, después mojar, enjabonarlo con cuidado, sujetarlo para que no resbale, secar bien los pliegues, y hacerlo todo sin prisas, pero sin pausas, para poder pasar al siguiente.
Marta lo hace con cariño. Siempre lo hace. Pero, a veces, no llega. No puede dedicar el tiempo que le gustaría a conversar, a preguntar si ha dormido bien, si tiene frío, si hoy quiere probar a enjabonarse él solo. Lo más humano queda en segundo plano.
Y entonces, un día, algo cambia.
Una ducha que cambia la rutina
En la residencia deciden probar una solución que habían oído mencionar en un congreso: Showee, la primera ducha eco-inteligente pensada para entornos asistenciales. No sabían qué esperar. Marta tampoco.
Pero lo que parecía solo un cambio tecnológico se convierte en un cambio de rutina, de ambiente… y de ánimo.
“Es como si tuviera alguien a mi lado en la ducha”, cuenta Marta unas semanas después.
Más autonomía, más seguridad
Showee automatiza el mojado, enjabonado y secado. Eso significa que Marta ya no tiene que dejar de sujetar a Luis mientras agarra el jabón o enciende y para el agua. Además, Luis puede ir haciendo procesos él solo y puede estar a su lado, acompañando en lo que necesite más apoyo. Luis empieza a hacer más por sí mismo.
Gracias al control automático de temperatura y los sensores de caída, el baño deja de ser una fuente constante de tensión. Ahora es un momento tranquilo, donde puede sonar su música favorita, gracias a la musicoterapia integrada.
“Hemos conseguido que personas que no se querían duchar, ahora lo disfruten”, dice una compañera.
Más tiempo para lo importante
Cada ducha con Showee tarda la mitad que lo que tarda una ducha convencional. Lo que antes eran 25 minutos, ahora son 12. Eso significa que Marta puede acompañar mejor. Puede hablar más con los residentes. Puede ponerles crema sin prisas. Puede estar presente, de verdad.
“Mientras les seca el pelo, yo ya les pongo la crema”, explica Marta.
“Antes era toalla, crema, secador… ahora todo a la vez”.
Y ese cambio, aunque parezca pequeño, lo transforma todo.
Menos consumo, más sostenibilidad
Lo que Marta no ve directamente, pero sí nota en su día a día, son los beneficios invisibles:
- 60% menos de consumo de agua.
- Reducción del uso de productos desechables, como esponjas jabonosas.
- Hasta 66% menos toallas utilizadas, con el ahorro que eso implica en lavandería.
Cuando los responsables hacen números, también ven el cambio: de un coste promedio de 7,00 € por higiene tradicional, pasan a 3,50 € por ducha con Showee. Eso supone un retorno de la inversión en menos de 18 meses.
Un cambio que se nota en todo el equipo
Los datos están ahí, pero hay algo más difícil de medir y más importante aún: el clima. Desde que instalaron Showee, los turnos pesan menos. Las conversaciones han vuelto al baño. Y muchos residentes, como Luis, ahora piden su ducha con una sonrisa.
“Se ha duplicado el número de veces que Luis ha podido hacer algo por sí mismo en la ducha”, dice Marta con orgullo.
¿Y si fueras tu la protagonista de la historia?
Quizás tú también eres Marta. O tienes a varias Martas en tu equipo. Quizás Luis se parece a uno de tus residentes. Quizás esta historia no te resulta nueva… y eso es precisamente lo que la hace urgente.
Showee ya está transformando residencias como la tuya. Y ahora, queremos que tú también lo vivas.
Solicita una demostración gratuita y descubre cómo una ducha puede convertirse en un cambio real en tu día a día.
Tu trabajo es cuidar. Nosotros queremos ayudarte.
Èric Güell, CEO de Showee
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