Piden a las autoridades que prioricen su salud mental, implementando políticas específicas, detección precoz y acceso a tratamientos, para combatir el aislamiento y mejorar su calidad de vida.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora cada 10 de octubre, la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) ha advertido sobre la grave falta de recursos y atención psicológica en los servicios destinados a las personas mayores y con discapacidad mayores. Ante esta situación, la organización ha lanzado un llamamiento urgente a las autoridades sanitarias, sociales y políticas para que sitúen la salud mental de este grupo de población como una prioridad en la agenda pública.
En su llamamiento, la PMP ha destacado que, en un contexto de envejecimiento demográfico acelerado y de múltiples factores de riesgo psicosocial, resulta imprescindible reforzar las políticas integradas que garanticen atención, prevención y apoyo real a quienes viven esta etapa de la vida.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Ministerio de Sanidad, los problemas de salud mental afectan a un porcentaje creciente de la población conforme avanza la edad, siendo especialmente frecuentes entre las personas mayores de 85 años. Por su parte, la Encuesta de Salud de España (ESdE) de 2023 señala que el 14,6 % de los adultos presenta un cuadro depresivo y el 8 % uno severo, cifras que tienden a agravarse en función de la edad y el género.
La Plataforma ha subrayado que el malestar emocional en la vejez no surge de manera aislada, sino que se ve agravado por factores sociales de gran peso. El aislamiento social y la soledad no deseada se han convertido en una auténtica epidemia silenciosa, a lo que se suman el envejecimiento acompañado de enfermedades crónicas, la dependencia, la discapacidad, la pérdida de seres queridos, los cambios vitales derivados de la jubilación y la persistencia del edadismo, que margina y resta valor a las personas mayores en la sociedad.
Para la PMP, esta combinación de circunstancias incrementa la vulnerabilidad psicológica y exige respuestas públicas firmes que garanticen acompañamiento, prevención y apoyo integral durante esta etapa vital. Tal y como ha afirmado Jesús Norberto Fernández, presidente de la PMP, “el bienestar psicológico de las personas mayores no puede entenderse sólo desde la ausencia de enfermedad, sino como parte de un proceso complejo condicionado por factores sociales, económicos y culturales; por lo que, además de las pérdidas asociadas a la edad, como son la salud, la movilidad y redes sociales, la falta de recursos adaptados intensifican la vulnerabilidad emocional”.
Asimismo, la Plataforma ha señalado que “la atención primaria y los servicios sociales son puntos de acceso principales para muchas de las personas mayores, y se deberían utilizar para alcanzar activamente el objetivo de una buena salud mental”. En este sentido, ha recalcado que los sistemas de cuidados desempeñan un papel esencial en la detección precoz y el tratamiento de los trastornos mentales en las personas mayores. Por ello, ha insistido en que deben ser sistemas orientados a la comunidad e incluir equipos multidisciplinares, además de mecanismos para la coordinación entre la atención social y los cuidados de salud mental.
En el ámbito sanitario, la PMP ha recordado que diversas sociedades científicas interdisciplinares, con el respaldo de la OMS, insisten en la necesidad de abordar de forma específica la salud mental en la última etapa de la vida, del mismo modo que ocurre en la infancia y la adolescencia. Esta especificidad resulta urgente ante la complejidad de los problemas físicos, mentales y sociales que se acumulan simultáneamente en las personas mayores, especialmente en las octogenarias y nonagenarias, que concentran el mayor número de pacientes “psicogeriátricos”.
Reivindicaciones de la PMP
Por todo ello, la Plataforma insta a las administraciones públicas a incorporar una serie de demandas en los próximos presupuestos y planes de salud, recordando que el bienestar emocional es esencial para un envejecimiento digno:
• Planes de salud mental específicos para personas mayores a nivel estatal y autonómico, que incluyan objetivos medibles para reducir suicidios, mejorar diagnósticos y ampliar la cobertura de atención psicológica, con presupuestos suficientes garantizados.
• Detección precoz y seguimiento sistemático mediante cribados rutinarios para depresión, ansiedad y deterioro cognitivo, con rutas claras de derivación y seguimiento para quienes presentan riesgo.
• Refuerzo de profesionales especializados en psicogeriatría con el aumento del número de psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales formados en geriatría y salud mental, especialmente en Atención Primaria, residencias y servicios comunitarios.
• Atención psicológica accesible, de manera que se garantice que las personas mayores con síntomas de depresión, ansiedad o aislamiento reciban tratamiento psicológico sin barreras, reduciendo listas de espera y asegurando que el abordaje no se limite a la medicación.
• Programas, desde las administraciones locales, contra la soledad, el aislamiento y el edadismo, con la financiación de iniciativas comunitarias, culturales y de voluntariado, así como campañas de sensibilización para eliminar prejuicios hacia la vejez.
• Políticas de prevención del suicidio que incluyan de manera explícita y específica a las personas mayores, con acciones adaptadas a sus condiciones particulares.
Finalmente, la PMP ha concluido sus demandas señalando que “la salud mental en la vejez no puede seguir siendo la gran olvidada y es un derecho básico que debe estar garantizado en todas las etapas de la vida”, y ha subrayado que “la mejora de la calidad de vida de las personas mayores requiere un esfuerzo multisectorial donde la salud, incluida la atención a la salud mental, sea un eje transversal de todas las políticas”.