dependencia.info

¿Quién nos cuidará… cuando no encontremos cuidadores?

Por Josep de Martí
miércoles 26 de marzo de 2025, 10:58h
Josep de Martí, fundador de Inforesidencias.com
Ampliar
Josep de Martí, fundador de Inforesidencias.com (Foto: JC/Dependencia.info)

Cada vez cuesta más encontrar personas dispuestas y preparadas para cuidar bien a los miembros más mayores y dependientes de nuestra sociedad. Ya sea en su casa, en un centro de día o en una residencia. Lo sabemos todos los que trabajamos en esto: el problema no es solo de vocación, ni siquiera de formación. Es, sobre todo, de números.

No hay suficientes personas jóvenes que quieran o puedan trabajar cuidando. Y lo que se les puede pagar no siempre compensa el esfuerzo que requiere el trabajo. Porque ese sueldo depende del precio que pueda asumir la persona mayor, su familia… o la administración. Y con la población envejeciendo al ritmo que lo hace, es difícil imaginar cómo vamos a cubrir esa demanda creciente con solo personas.

Cuando participo en conversaciones o escucho hablar de esto en mesas dentro de congresos o jornadas, empieza a tomar forma el elefante en la habitación: la tecnología. O dicho más claro: los robots.

Y aquí es donde muchos ponen cara rara. "Un robot podrá barrer, poner lavadoras, traer una bandeja… pero no podrá cuidar como una persona", “de ninguna manera un robot podrá sentir empatía y sustituir a personas que sí la pueden sentir y transmitir, algo indispensable para cuidar”. Así que “los robots podrán complementar, pero no sustituir”. Lo escucho y estoy parcialmente de acuerdo. Los robots de hoy no pueden sustituir a una persona, pero… ¿y los de mañana?

Hace poco, en Estados Unidos, Brett Adcock presentó su robot humanoide, desarrollado por su empresa Figure AI. En solo 31 meses pasaron del concepto a un robot funcional que ya trabaja en una fábrica de BMW. Se mueven con soltura, manipulan objetos, reconocen su entorno y pronto costarán entre 20.000 y 30.000 dólares y estar disponibles para estar en casas pasando la escoba o el aspirador, poniendo la ropa a lavar y muchas más cosas.

El vídeo en que aparecen es bastante interesante, pero lo es aún más el hecho de que no sean un sueño, sino que ya se están usando. Su objetivo: llegar a ser tan comunes como los móviles. Diez mil millones en el mundo. Y con un matiz interesante, todos comparten una inteligencia artificial robótica que hace que aprendan en común, o sea, que un error que haga uno y aprenda a corregir, es un error que ya no cometerá ninguno más.

Es cierto que en la entrevista Adcock no habla de cuidar a personas, y aun así, no hace falta dejar volar demasiado la imaginación para vislumbrar posibles situaciones futuras a diez o doce años vista:

María, 86 años, vive en una residencia en 2037. Tiene demencia moderada y a veces se levanta por la noche desorientada. Hoy, en 2025 eso lo gestiona una auxiliar de noche que hace lo que puede, pero no siempre está justo en el pasillo adecuado, en el momento adecuado por lo que tiene que priorizar basándose en su propia experiencia y en los protocolos del centro. Mañana, un robot humanoide, o sea con cabeza, tronco, brazos y piernas, con un tamaño parecido al de una persona; pongámosle nombre: Lumo; conectado con los sistemas de avisos y los sensores del centro detecta movimiento, se acerca, llama a María por su nombre con una voz tranquila diseñada para transmitir sosiego, la acompaña al baño, le recuerda dónde está, le canta una canción que le gusta. Y si algo va mal, llama al personal humano del centro.

¿Sustituye Lumo a la auxiliar? En parte, sí. Porque está haciendo una función que antes solo hacía una persona. Pero también la complementa. Le permite ser más eficiente, estar más tranquila, más centrada. Le da tiempo para dedicar atención de calidad a otros residentes. No corre tanto. No llega al final del turno agotada.

Otro ejemplo: Joaquín está encamado. Hay que cambiarlo de postura cada dos horas. Hoy lo hacen dos personas, con esfuerzo. Con suerte, mañana lo hará un robot, con sensores, con precisión. Pero a diferencia de Lumo, este robot no tiene aspecto humano, no tiene brazos y piernas, el robot es… la cama. Una cama con sensores y motores preparados para realizar micro-movimientos que continuamente se adapta a las necesidades de sueño, circulación, o digestión de Joaquín.

¿Eso elimina a los cuidadores? Quizás permita trabajar con menos auxiliares por la noche, pero no habrá que echar a nadie, sencillamente habrá que buscar a menos personas para trabajar, y encima, la cama robot también estará cuidando de los trabajadores. Les protegerá la espalda, les ahorrará una hernia discal, les dejará un respiro. Es cierto que en algunas circunstancias al primero que llamará la cama-robot será a Lumo y que a medida que aprendan unos y otros, vayan apareciendo otros robots que complementen y a veces sustituyan a algunas personas cuidadoras.

Ya he dicho que el robot de Figure AI no se ha pensado para estar en una residencia de mayores sino en una fábrica o en el domicilio. En principio para hacer labores domésticas, pero con un poco de aprendizaje, creo que pronto marcará una diferencia. Hoy existen ya asistentes robóticos, que parecen juguetes que pueden ayudar a una señora mayor, que vive sola en casa, dándole conversación, recordándole que tome su medicación u otras cosas.

Dentro de poco, le podrá ayudar a limpiar la casa o a preparar la comida. De ahí a que le ayude a ponerse la ropa o a lavarse hay sólo un paso más. ¿Es lo mismo que tener un familiar al lado? No. Pero… ¿es mejor que estar completamente sola? Absolutamente.

Los robots son máquinas dotadas de inteligencia artificial por lo que no son capaces de sentir empatía ni ningún otro sentimiento humano, pero ¿hace falta que “sientan” la empatía para que puedan cuidar? Yo me imagino que al igual que lo hacen algunos bots de inteligencia artificial que tienen voz y aprenden a entonar y a simular sentimientos, en muy poco los habrá que puedan simular empatía y analizar nuestras reacciones a sus respuestas y comportamientos.

Se adaptarán para hablarnos y tratarnos de la forma que genere la mejor reacción en nosotros por lo que, en la práctica, harán lo que nos haga sentir bien, aunque al hacerlo no sientan nada. De nuevo me pregunto, ¿serán mejor que un ser humano? No lo sé, pero seguro que serán mejor que algunos seres humanos y, mejor aun, que la soledad.

Entonces, ¿sustituirán los robots a los cuidadores? Sí… en parte. Porque no hay suficiente gente para hacer todo lo que hay que hacer. Porque la población dependiente crece, y las manos disponibles no. La sustitución no vendrá por capricho, sino por necesidad.

Pero ojo: siempre habrá personas. Seguro que habrá personas dependientes a quienes les cueste mucho más ser atendidas por un robot, y otras que sencillamente no lo quieran.

A medida que nos acerquemos a esa realidad, sin duda surgirán preguntas como ¿deben los robots cotizar a la seguridad social, o debe pagar un impuesto especial quien sustituya a trabajadores por robots? Y las respuestas dependerán de muchas cosas que hoy no podemos imaginar, pero entonces veremos del todo normal.

Todo esto, no creo que pase en cincuenta o cien años, sino que empezará en un par y se acelerará para cambiarlo todo en unos diez o doce. Entonces la pregunta ya no será “¿puede un robot cuidar como una persona?”, sino: “¿Estamos dispuestos a diseñar una nueva forma de cuidar, donde lo humano y lo tecnológico convivan… porque no nos queda otra?”.

Y si la respuesta es sí, toca empezar ya. Porque el futuro no espera y mejor estar algo preparados y no dejar que el tsunami del cambio nos arrolle.

Autor del texto Josep de Martí Vallés. Jurista y Gerontólogo. Fundador de Inforesidencias.

Síguele el Linkedin: https://www.linkedin.com/mynetwork/discovery-see-all/?usecase=PEOPLE_FOLLOWS&followMember=josep-de-marti-valles

Valora esta noticia
1,5
(2 votos)
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios