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Niños y mayores aprenden juntos a comunicarse en lenguaje de signos en la residencia ORPEA Estremera

Niños y mayores  aprenden juntos a comunicarse en lenguaje de signos en la residencia ORPEA Estremera.
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Niños y mayores aprenden juntos a comunicarse en lenguaje de signos en la residencia ORPEA Estremera. (Foto: ORPEA)
Por Dependencia.info
miércoles 29 de noviembre de 2023, 20:51h

Hola, adiós, cómo estás y gracias. Con estas sencillas palabras se pueden derribar muros. Lo atestiguan desde ORPEA Estremera los responsables de la iniciativa intergeneracional “Manos que rompen el silencio” y en la que participan los más mayores y los más pequeños. El proyecto consiste en el aprendizaje de las nociones básicas de la lengua de signos por parte de los mayores para después enseñárselas a grupos de niños que les visitan.

La iniciativa ha resultado recientemente galardonada con el Premio Educadores por la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid.

La actividad, explica desde este centro Mari Ángeles de Lara, “tiene como primer objetivo facilitar la comunicación de los residentes con afasia, la pérdida del habla resultante de un accidente vascular. Además, sirve también para mayores que presentan dificultades auditivas como sordera, déficit auditivo o hipoacusia”. Ésta última consiste en escuchar distintos ruidos molestos, como pitidos o zumbidos y también puede ir acompañada de dolor de oído y vértigos. Otras personas son analfabetas y se han dado casos también de extranjeros que han llegado a ORPEA sin saber decir ni una palabra en español.

Estos hándicaps pueden conllevar no sólo el aislamiento del residente en relación a sus compañeros, sino también un impedimento para expresar sus necesidades básicas y su estado a las personas que les atienden. “Lo que a la mayoría no le cuesta ningún trabajo”, cuenta esta técnico en animación sociocultural, “supone para ellos un arduo esfuerzo”. Para ayudarles a aprender el nuevo lenguaje no verbal, se colocan cuatro tableros en la pared del centro en los que figura la palabra acompañada de la explicación visual del lenguaje de signos. En el primero, el de saludos y presentaciones, se comienza por lo básico, el hola y adiós. El segundo aborda la orientación temporal y espacial, el tercero satisfacciones y gustos, y el último las necesidades básicas, aunque la terapeuta reconoce que nunca han llegado a este cuarto módulo, debido a las dificultades de aprendizaje.

Es preciso en este punto tener en cuenta las particularidades de cada uno de los residentes. La actividad es para todos los mayores del centro, por lo que participan en ellas personas con deterioro cognitivo moderado. Así, a veces se olvidan de lo aprendido y es preciso comenzar de nuevo.

Sin embargo, lo mejor para los mayores llega una vez dominadas algunas palabras del lenguaje de signos, lo que se consigue también introduciéndolas en otras actividades como la musicoterapia, los guiñoles o el coloreado de láminas. Es entonces cuando reciben la visita de escolares del último tramo de Educación Primaria y devuelven a la sociedad lo aprendido.

A estos alumnos de en torno a los doce años les encanta visitar la residencia y aprender el lenguaje de signos : “no sólo eligen a su mayor para la actividad, sino que muchas veces llegan a establecerse relaciones personales muy emotivas”.

Esta metodología de aprendizaje y servicio se congratula, por último, la terapeuta, "mejora la calidad de vida y el estado de ánimo, además de entretener y divertir a los mayores. Le emociona mucho que vengan los niños".
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