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Residencias de mayores: del cuasi mercado al mercado fraccionado

Por Josep de Martí
miércoles 08 de febrero de 2023, 19:24h
Josep de Martí, fundador y director de Inforesidencias.com.
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Josep de Martí, fundador y director de Inforesidencias.com. (Foto: Inforesidencias.com)

Aunque en apariencia vivimos en una economía de mercado en la que lo que establece el precio de las cosas es el equilibrio entre oferta y demanda (o sea, si algo es escaso y lo quiere comprar mucha gente su precio sube y, por el contrario, cuando algo es abundante en relación con quien quiere comprarlo, baja, encontrándose al final un equilibrio que cambia), lo cierto es que hay muchos sectores en los que “la mano invisible” que pone precio a las cosas y servicios no funciona en absoluto. Eso es así porque para que el mercado funcione se necesita competencia y transparencia. Si algo es escaso y querido el mercado hace que más personas intenten producir y ofrecer ese algo, dejando de producir otras cosas que no son tan demandadas.

Por supuesto, eso es una teoría que funciona a grandes rasgos, aunque, cuando se busca en la práctica muy raramente se encuentra. En muchos sectores la competencia es relativa, ya que cuesta muchísimo ponerse a producir productos o servicios determinados, lo que genera “barreras de entrada”, en otros, los poderes públicos intervienen haciendo desaparecer la competencia y transparencia o convirtiéndose en influenciadores significativos de la oferta o demanda.

El sector de las residencias de personas mayores en España podría considerarse como un mercado imperfecto o cuasimercado debido a la existencia de barreras a la entrada, la presencia de poder de mercado por parte de algunos actores y la falta de transparencia en la información y precios.

Hay otros ejemplos de cuasimercados, algunos de los cuales incluyen:

Industrias reguladas: como la energía eléctrica, los servicios públicos y la telefonía móvil. Estos mercados están regulados por las diferentes administraciones, lo que limita la entrada de nuevos competidores y puede dar lugar a precios elevados y poco competitivos.

Monopolios naturales: por ejemplo, la industria de suministro de agua potable en una zona geográfica determinada. En estos casos, la entrada de nuevos competidores es limitada debido a la imposibilidad de construir otro sistema de suministro de agua en la misma área.

Oligopolios: donde un pequeño número de grandes empresas dominan un mercado y tienen un poder significativo para fijar precios y controlar la oferta. Ejemplos incluyen la industria de los productos farmacéuticos y la producción de automóviles.

Como construir una residencia, equiparla y ponerla en funcionamiento, difícilmente cuesta menos de 80.000 euros por plaza y los terrenos sobre los que se puede construir son escasos existe una clara barrera de entrada, pero lo que más influye en que este sector no sea un mercado es la gran intervención administrativa que va desde el hecho de que la propia administración preste el servicio en sus residencias públicas y, sobre todo, en que sea la gran compradora de plazas privadas. Cuando un único comprador acaba comprando el 63% de lo que produce un sector, llega a poder influenciar el tipo de servicio que se ofrece y los precios de una forma diferente a como lo haría el mercado.

El mercado no es bueno ni malo, sólo es eficiente a la hora de determinar precios, ya que equilibra oferta y demanda. Si el sector de las residencias fuera un mercado puro, existirían diferentes tipos de residencias. Algunas serían de peor calidad a las que tenemos hoy y se ajustarían a precios que una parte importante de personas podrían pagar.

Actualmente la normativa impide que pueda haber residencias de, pongamos, 1.000 euros/mes porque por ese precio es imposible cubrir las exigencias de personal, arquitectónicas y de funcionamiento. Más allá de ese mínimo, es la existencia de un gran comprador lo que hace que en cada comunidad autónoma los criterios que elige la administración para contratar plazas en residencias privadas se acaban convirtiendo en “la norma” más allá de lo que dicen las reglamentaciones. El precio al que acaban vendiendo las plazas privadas en cada comunidad acaba pareciéndose al que lo hace la privada y con ello el sistema se aleja cada vez más del que generaría una situación de verdadera competencia/transparencia.

Como no tenemos una sino diecisiete comunidades autónomas, cada una con sus criterios y reglamentos, al final no tenemos un cuasimercado sino diecisiete (diecinueve si contamos que en el Páis Vasco tienen un sistema en cada provincia).

Releo lo que he escrito hoy y me parece un poco aburrido por lo que os propongo, a los que hayáis llegado hasta aquí un pequeño juego. Una parte de este texto no lo he escrito yo. He preguntado a Open AI un par de cosas y el resultado son tres párrafos de este texto. ¿Alguien sabría identificarlos?

Aquí lo dejo.

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