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Demanda Vs Necesidad. Atención a la dependencia desde un prisma profesional

miércoles 17 de julio de 2019, 02:00h
Jofre Fuguet, Director de Servicios de Fundación Santa Eulàlia
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Jofre Fuguet, Director de Servicios de Fundación Santa Eulàlia (Foto: Fundación Santa Eulàlia)

España es uno de los países demográficamente más envejecidos de Europa. Este envejecimiento social ha sido ocasionado principalmente por dos factores: por un lado el aumento de la esperanza de vida y por otro la baja tasa de natalidad. De esta forma, hoy en día nos encontramos con lo que Abellan y Pujol, 2016 nombran como Envejecimiento del envejecimiento, es decir, un colectivo muy grande de personas de más de 85 años. Concretamente, según del INE representan un 4,66% de la población total del país.

Subirats, 2004, define la exclusión social como "una acumulación de barreras y límites que dejan fuera de la participación en la vida social mayoritaria a quienes la padecen".En este sentido,el fragmento poblacional del que hablábamos antes se encuentra potencialmente en riesgo. Debe ser una prioridad optimizar la calidad de los servicios destinados a mejorar la situación de las personas y sobre todo cuando estas se encuentran en riesgo de exclusión, como es el caso las personas mayores y es necesario que se contemple como un reto a conseguir. Debemos realizar cambios significativos en la forma de relación y trabajo con las personas mayores. Bermejo, 2009, dice que "conseguirlo requiere que los trabajadores del sector, además de tener un alto grado de calificación, desplieguen una serie de cualidades y características personales en la praxis profesional, paciencia, flexibilidad, sensibilidad, amabilidad, creatividad y por encima de todo, interés y respeto por las personas" (p.24) y aquí es donde encontramos el problema.

Durante los últimos 20 años hemos visto un gran crecimiento de los servicios sociales en España, tanto a nivel público, en primer lugar, como privado, después. A pesar de esto, las políticas se han encaminado más a aumentar los recursos que a controlar su eficacia o eficiencia. Por otro lado, el hecho de que los servicios sociales hayan estado mayoritariamente destinados a personas con muy pocos recursos y muchas veces con poca consciencia de sus derechos, ha provocado menos exigencia y esfuerzo en su prestación que en los sectores en que tenemos "consciencia de cliente", como en un supermercado por ejemplo.

¿Pero, qué implica la calidad? Cada día hablamos de ella, "este coche es de calidad", "este hotel tiene cinco estrellas". También sabemos si algo nos satisface o no, pero la cuestión se complica cuando tenemos concepciones distintas sobre lo que es adecuado o satisfactorio y en este punto es donde existe el verdadero paradigma de la atención a las personas.

Necesitamos que las intervenciones que se realizan estén íntimamente ligadas al concepto de buenas prácticas y deben ser pensadas para ofrecer el mayor bienestar posible a las personas mayores y no solo para "cubrir expedientes". Saber detectar las necesidades de estas personas o de las familias para poder darles cobertura es de vital importancia. Como afirman Zarza i Martínez, 2016, "durante muchos años las actuaciones se han caracterizado por seguir un modelo asistencialista". Esto debe cambiar, la intervención profesional debe centrarse en el concepto de calidad que definíamos antes: no se trata de cubrir el expediente, escoger algún recurso de la cartera de servicios y hacer una utilización arbitraria, si no de confeccionar un "traje a medida" para cada persona teniendo en cuenta la particularidad de cada una. Podemos atender las necesidades fisiológicas, físicas, cognitivas, funcionales, relacionales, motivacionales… respondiendo desde un punto de vista biopsicosocial, pero tratamos con personas y quizás si intentamos responder a las necesidades desde un punto de vista humanista descubriremos por donde hace falta empezar a tejer. Debemos convertir a la persona en el centro de intervención y dejar de llevar solamente a las personas a centros.

El reto es hacer confluir la oferta de servicios con la demanda generada en la ciudadanía de mayores y sus familias y que la necesidad real es identificada por los profesionales. Es preciso analizar bien la demanda para atender la necesidad en un servicio adecuado.

Jofre Fuguet, director de Servicios de Fundación Santa Eulàlia

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