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“Esto es una residencia, no un hospital”

Silla de ruedas para dependiente.
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Silla de ruedas para dependiente. (Foto: JC)

Opina sobre este caso práctico en la gestión de residencias y envíanos lo que harías tú en esta situación.

En la residencia la Marismas, de la que por cierto eres el/la director/a, se ha planteado uno de esos casos que, según la forma que elijas de afrontarlo, puede marcar el futuro del centro.

Hemos tenido una baja de una persona que ocupaba una plaza concertada y nos han enviado desde servicios sociales el expediente de la persona que ingresará en el centro dentro de 48 horas proveniente del hospital a ocupar la plaza. Es un hombre de 84 años diabético y con deterioro cognitivo al que han amputado ambas piernas hace pocos días y que ingresará con una sonda y con plan de curas que precisará de una intensa intervención sanitaria por parte de la enfermera y médico de la residencia.

Como tenemos algún contacto en el hospital hemos conseguido algo más de información. Lo normal hubiera sido que hubieran enviado a la persona a un centro sociosanitario o que se lo quedasen un tiempo más, pero por circunstancias hay un gran colapso y tienen que derivarlo. De hecho, nos enteramos de que ha sido el hospital quien se ha movido ante servicios sociales para acelerar la derivación y que han recomendado nuestra residencia porque ofrecemos un buen servicio.

Lo hemos comentado telefónicamente con nuestra persona referente en servicios sociales y se ha mostrado molesta. Nos ha dicho que, como residencia concertada, no podemos elegir y que estamos obligados a aceptar el ingreso de una persona que viene a ocupar una plaza pública. Que si nos negamos a aceptarlo podríamos perder el concierto.

Perder el concierto podría tener una consecuencia muy negativa para la viabilidad de la residencia.

De forma urgente hemos reunido al equipo y tanto la médico como las enfermeras han dicho que, con la situación actual de los residentes, si ingresamos a un residente que necesite de tantas curas, necesitarán que aumentemos la plantilla ya que de otra forma no se podría garantizar el servicio.

Hemos vuelto a hablar con el hospital y nos han dicho que es un caso especial que muy posiblemente no se repita y que seguro que podemos atenderlo con el personal que tenemos.

La propiedad de la residencia nos dice que actualmente no podemos ampliar la plantilla por lo que, si aceptamos el ingreso deberemos hacerlo lo mejor que podamos con la plantilla existente.

Una miembro del equipo interdisciplinar plantea hacer un informe en base a la información recibida que explique que la situación del futuro residente es tan frágil que la residencia no es el lugar adecuado para su atención y que traerlo podría ser muy arriesgado para su salud y calidad de vida. “Esto es una residencia. No un hospital”, dice, “es poco ético ingresar a alguien a quien sabes que no puedes ofrecer un servicio adecuado”.

Parece que hagas lo que hagas te la juegas. ¿Qué harías tú?


a) Me niego a aceptar un residente para el cuidado del cual no estoy preparado. Es un residente con necesidades sanitarias, no las que puede ofrecer una residencia.
b) Acepto el residente y hago lo que puedo intentando que tenga la mejor calidad de vida dentro de sus limitaciones y las posibilidades de la residencia.
c) Hago otra cosa (que explico como comentario a la noticia)
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Autor del caso: Josep de Martí Vallés

Jurista y Gerontólogo

Profesor del Máster de Gerontología Social y del Postgrado en dirección de centros de la UB, la UAB y del centro de Humanización de la Salud. Director de Inforesidencias.com

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