Una noticia sobre la atención a las personas mayores ha sorprendido y no es para menos. Varios estudios (alguno, incluso, secreto) del Centro Federal de Peritaje en Atención de la Salud, la Fundación King Baudouin y el Instituto Nacional del Seguro de Salud para Discapacitados revelan que el 40% de los belgas piensa en serio para preservar el equilibrio de la Sanidad en Bélgica en “no administrar tratamientos caros que prolongan la vida de las personas mayores de 85 años”.
El estudio, señala que solo el 35% se opone a este cese de la atención vital para los ancianos. Quizá sea conveniente recordar que en Bélgica es legal la eutanasia y que el Sistema de Salud tiene un departamento que ofrece servicios para que el paciente que lo desee pueda acabar con su vida. Datos oficiales reflejan que en 2018 murieron por eutanasia 2.357 personas y que las cifras aumentan cada año.
Según han informado varios medios de comunicación europeos, los distintos estudios reflejan que las respuestas de los encuestados están en relación directa con la edad de los pacientes, ya que “si el 69% de los belgas considera legítimo gastar 50.000 euros para un tratamiento vital, solo el 28% mantiene esta opinión si el paciente tiene más de 85 años”.
En los estudios se destaca que de aplicarse esta medida, se generarían pacientes de dos niveles, según los tratamientos de salud a los que tengan acceso. Así, nos encontraríamos con los que tienen que conformarse con el tratamiento limitado que le ofrecería el Sistema Sanitario estatal y los que sí pueden pagar los medicamentos e intervenciones correspondientes a sus necesidades.
Igualmente, como ejemplo, se vuelve a recordar que en los Países Bajos no se implanta en personas mayores de 75 años marcapasos, aunque los necesiten. La explicación dada es este dispositivo supera de manera notable las expectativas de funcionamiento del paciente.