L’Onada Serveis, dentro de su firme compromiso en favor de la igualdad de trato y la no aplicación de prejuicios y estereotipos por razón de sexo, edad o raza y el fomento de la integración y participación equilibrada de mujeres y hombres en todas sus áreas y niveles, ha activado una serie de medidas encaminadas a garantizar la igualdad efectiva dentro de la organización y, también, en los procesos de selección que pone en marcha.
Para conseguirlo, ha elaborado un Decálogo de Principios y Criterios de No Discriminación que se puede descargar íntegro desde la web de L’Onada Serveis
Así, y según el decálogo, es preciso garantizar siempre y para toda persona la igualdad de oportunidades y la no discriminación durante cualquier proceso de selección activado; es necesario emplear técnicas de selección no discriminatorias; es preciso informar a empresas externas del protocolo y los criterios de selección no discriminatoria siempre que se contraten sus servicios.
Al tiempo, es preceptivo evaluar a los candidatos según los requisitos del puesto de trabajo con objetividad, transparencia y respetando el principio de igualdad de oportunidades y hay que medir la adaptación de la persona candidata al puesto de trabajo con parámetros e indicadores no discriminatorios. Además, es también indispensable que la selección se fundamente en el mérito y las competencias en el desarrollo de las labores asociadas al puesto de trabajo y no en el sexo, la edad u otras circunstancias y se tiene que revisar siempre la documentación de candidatos no seleccionados en anteriores procesos si se generan nuevas ofertas en las que podrían llegar a encajar.
Así mismo, es obligatorio elaborar un informe del resultado de cada proceso de selección, se tiene que analizar si existe una correcta aplicación de los sistemas de detección de necesidades de contratación y toma de decisiones y es preceptivo priorizar la incorporación de personas del sexo subrepresentado en cada área.
En L’Onada Serveis, además, los procesos de selección tienen siempre dos fases: una primera donde se evalúan las características de la persona candidata con criterios objetivos y una segunda en la que se somete la persona candidata a una prueba vinculada a las tareas del trabajo al que aspira. Las ofertas, además, siempre se tienen que redactar de manera inclusiva: “el término que empleamos siempre es persona candidata. Es el adecuado para no excluir nunca nadie”, se explica desde la organización.
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