El baúl de los recuerdos gerontológicos: ¿Y si en realidad no estuviésemos envejeciendo?
Últimamente, desde que he cumplido los 60, leo de otra manera los textos sobre el envejecimiento de la sociedad. No solo con más interés, sino con una mezcla de cercanía, escepticismo y esperanza de encontrar algo sorprendente sobre lo que escribir. Y eso es justo lo que me ha ocurrido al releer un artículo que José A. Herce publicó hace ya algunos años, titulado 'El impacto del envejecimiento de la población en España', publicado en la revista Cuadernos de Información Económica y que he recuperado del “baúl de los recuerdos gerontológicos”.
Herce, economista de larga trayectoria, profesor en la Universidad Complutense y presidente del Consejo de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones, nos lanza una idea provocadora: ¿y si el envejecimiento, tal como lo entendemos, fuese más una construcción mental que una realidad inmutable?
El artículo arranca con una afirmación inquietante: el envejecimiento puede ser una ilusión, una distorsión estadística que nace de aplicar mal las métricas. Y para demostrarlo, Herce propone cuestionar la tiranía de los 65 años, esa edad mágica que durante más de un siglo ha marcado el paso a la “vejez”.
Su argumento es potente. En 1900, solo el 26% de los españoles llegaban a los 65 años. Hoy, lo hace el 90%. Y no solo eso: si tomamos como referencia los años de vida que quedaban por delante en 1900 a esa edad, hoy tendríamos que situar el “nuevo 65” entre los 81 y los 91 años. Es decir, una persona de 65 años hoy no es “vieja” en el mismo sentido que lo era hace un siglo. Y, sin embargo, seguimos usando ese número como si nada hubiera cambiado.
A lo largo del texto, Herce hace un esfuerzo riguroso por separar dos conceptos que a menudo confundimos: longevidad y envejecimiento. El primero es un éxito: vivimos más, con mejor salud y menos deterioro funcional. El segundo, en cambio, es una interpretación social que suele venir acompañada de discursos catastrofistas: que si las pensiones son insostenibles, que si la sanidad colapsará, que si no habrá manos para trabajar.
Pero el autor sostiene que muchas de esas predicciones fallan porque no tienen en cuenta los cambios estructurales que ya se están dando o que podrían implementarse si, colectivamente, nos atreviéramos a repensar el sistema.
El artículo no niega los retos. En el sistema de pensiones, por ejemplo, reconoce que una vida más larga implica cobrar durante más tiempo. Pero ¿por qué seguimos retrasando el inicio de la vida laboral y no adaptamos con inteligencia la edad de jubilación? ¿Por qué no reforzamos el ahorro privado o reducimos expectativas en vez de fingir que todo puede mantenerse igual?
En sanidad, Herce señala que no todo gasto se dispara con la edad. La tecnología, los estilos de vida y una gestión más eficiente pueden contener los costes. Y en el mercado laboral, alerta de una paradoja inquietante: cada vez somos más longevos, pero no aumentamos la participación laboral en edades maduras. Algo no cuadra. Me hace pensar en la cantidad de personas verdaderamente mayores que vi trabajando durante el
El artículo que estoy comentando es una reflexión escrita hace más de una década. Me encantaría poder decir: “hemos tomado nota”. O sea, que las políticas públicas se hubiesen alineado con la idea de que más años no tienen por qué significar más carga, sino más oportunidad. Pero me temo que, en gran parte, seguimos atrapados en el marco mental de la escasez y la amenaza.
Es verdad que hemos hecho intentos de reformar las pensiones (aunque luego hemos desandado parte del camino en un despliegue de populismo). También lo es que hoy habla más de envejecimiento activo. Pero el peso simbólico de los 65 años sigue ahí, agazapado en normativas, discursos y descuentos en el autobús.
Quizás sea hora de hacernos la pregunta pregunta Herce, pero esta vez en serio: ¿y si el envejecimiento no existiera tal y como creemos? ¿Y si, en lugar de organizarnos como si fuésemos una sociedad al borde del colapso, lo hiciéramos como una que ha conseguido alargar la vida de sus miembros más que nunca en la historia?
Quizá cambiando la pregunta conseguiríamos respuestas más interesantes.
Josep de Martí, Jurista y Gerontólogo, observador de lo obvio y viajero frecuente a realidades que ya existen, pero aún no hemos traído del todo.
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Nota: para la redacción de este texto he utilizado la ayuda de Chat Gpt, sobre todo para extraer las ideas principales del artículo de Herce y como apoyo en la redacción. Las ideas, estructura y redacción principal son mías.