Esta semana hemos conocido que se ha creado el Observatorio Andaluz del Servicio de Ayuda a Domicilio con el objetivo de analizar y promover la profesionalización del sector integrando sindicatos y patronales. Se busca el reconocimiento del sector, de la formación, la contratación pública transparente e innovación tecnológica, y siempre mejorando la calidad de vida de usuarios y trabajadores.
El Gobierno andaluz se suma al Observatorio Sectorial del Servicio de Ayuda a Domicilio de Andalucía al considerar que se trata de un servicio "imprescindible" para los ciudadanos. El compromiso de la Junta con este servicio es claro: en 2024, más de 7.700 personas se han sumado a él, lo que eleva el total de beneficiarios a más de 163.700. Este servicio dispone de una financiación de 1.000 millones, y Andalucía representa el 45,7% de la ayuda a domicilio en todo el país, lo que resalta su relevancia y magnitud.
La consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Loles López, ha sugerido a los miembros de este Observatorio la inclusión de los municipios en su estructura, dado el importante papel que desempeñan en la atención al ciudadano y, especialmente, en la asistencia a domicilio.
También ha señalado que durante esta legislatura el precio por hora ha aumentado un 24,2%, con el fin de proporcionar mayor estabilidad al sector. "Tenemos que trabajar, entre todos, para que este servicio siga creciendo", ha afirmado la consejera, quien ha subrayado la necesidad de fortalecer y reforzar el sistema.
Pero este observatorio también trabajará por una competencia leal, es decir, por definir medidas para evitar prácticas desleales y garantizar su cumplimiento. En este sentido, el presidente de la Asociación Estatal de Entidades de Servicios de Atención a Domicilio (ASADE), Ignacio Gamboa, alerta de la falta de profesionalización en la atención a domicilio como consecuencia de la no aplicación de los convenios laborales y una escasa supervisión pública.
Gamboa es claro: "Otros modelos de atención doméstica o prestaciones no profesionales pueden suponer un riesgo para las personas usuarias que los reciben". El responsable de ASADE lo explica con detalle:
- Desde su experiencia, ¿qué limita a la atención a domicilio? ¿Qué son las prácticas desleales y cómo se evitan?
La atención a domicilio, como actividad esencial y eminentemente pública, se ve limitada principalmente por dos elementos: una insuficiente financiación y una normativa extremadamente rígida, tanto en lo correspondiente a la Ley de Contratos del Sector Público como en el reconocimiento y las prestaciones asociadas a la Ley de Dependencia (Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia).
Ambos elementos impiden la adaptación y flexibilidad suficiente de los servicios a las cambiantes necesidades de las personas usuarias y suponen un freno para alcanzar el objetivo fundamental: la permanencia en su domicilio de las personas que así lo desean garantizando el apoyo para realizar sus actividades más básicas del día a día: aseo, vestir, alimentación, etc..
Ante la insuficiente respuesta pública, surgen alternativas que desde una menor profesionalización, a través de la no aplicación de los convenios laborales y con falta de supervisión pública vienen a intentar cubrir aquellas necesidades de las personas usuarias y de sus cuidadores. El servicio de ayuda a domicilio es un servicio público, con un marco normativo claro (aunque excesivamente rígido) y con equipos humanos profesionales, ampliamente formados y que disponen de los medios adecuados para la atención. Otros modelos de atención doméstica o prestaciones no profesionales pueden suponer un riesgo para las personas usuarias que los reciben.
- Si tuviera que diseñar el modelo ideal de atención a personas mayores, ¿cómo combinaría los servicios a domicilio con las residencias y otras opciones?
Sin duda, la atención domiciliaria que combina la atención presencial con la tecnología complementada con la atención en los Centros de Día. La promoción de ambos recursos permite una mejor permanencia en el domicilio y una socialización mayor, previniendo y actuando ante situaciones de Soledad No Deseada. Ambos recursos son perfectamente complementarios y bien coordinados suponen un pilar básico para la mejora en el sector de los cuidados.
Asimismo, se precisan de cambios normativos que permitan una mayor flexibilidad entre las diferentes prestaciones adaptándose a las situaciones cambiantes a lo largo de la vida de una persona. Es posible, por ejemplo, que durante un período de tiempo sea necesario el traslado a una residencia para luego volver al domicilio. Ese cambio entre diferentes servicios o prestaciones, una vez que la dependencia ha sido reconocida, debería ser muchísimo más ágil de lo que es.
- La atención a domicilio ha ganado protagonismo como alternativa a las residencias con esta estrategia de desinstitucionalización. ¿Cree que en el futuro podría sustituirlas por completo?
Son servicios complementarios y ambos necesarios. Como sociedad debemos procurar que las personas puedan recibir los cuidados y vivir allí donde han decidido hacerlo. Más del 90% de las personas encuestadas manifiestan esa voluntad de permanecer en sus domicilios, pero debemos seguir promoviendo y facilitando alternativas a aquellos que toman otra elección.
El trabajo y la atención que se realiza en la amplísima mayoría de los centros residenciales es muy destacable y sus profesionales merecen un mayor reconocimiento. Cuando se habla de desinstitucionalización, parece que existe ya cierto sesgo hacia las alternativas residenciales que no compartimos.
Nuestra voluntad desde ASADE no es la de confrontar ambos modelos de cuidados sino la de trabajar para que se alcancen los niveles de recursos necesarios para que los cuidados en general, y la atención domiciliaria en particular, cubran las necesidades de cuidados de aquella parte de la sociedad que los precise.