La presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs), Cinta Pascual, lleva tiempo reclamando "una financiación digna que permita erradicar, de una vez por todas, el limbo al que se ven abocados miles de personas en España". Entiende para ello y para enfocar las políticas que "es crucial que se inicie un diálogo permanente con el Ministerio de Derechos Sociales" y también con el de Sanidad.
Pero del mismo modo, opina que "no se puede hablar de una Estrategia de Cuidados" en el entorno comunitario "si falta la pieza fundamental", que son los trabajadores. A este respecto, la presidenta de la patronal es clara al afirmar que "si el ministro de Derechos Sociales se piensa que con 22 horas al mes de prestación se consigue una atención de calidad, está muy, pero que muy, equivocado".
Por eso, propone "un modelo de plataforma de servicios que permita a las personas mayores permanecer en sus hogares el mayor tiempo posible, pero recibiendo servicios que les prestan las propias residencias, como puede ser la comida, la lavandería…". Cree que "lo que hace falta es una coordinación real y efectiva con el sistema público de salud", pero insiste: "Sin financiación, todo es papel mojado".
Pero Cinta Pascual explica esto y mucho más en esta entrevista:
- ¿Cuál es su principal preocupación hoy como presidenta de una patronal que representa a empresas dedicadas a la atención y cuidado de las personas mayores y/o dependientes? ¿qué es lo más urgente?
Podemos decirlo más alto, pero no más claro. La gran preocupación del sector se centra en conseguir que las administraciones doten a la Dependencia de una financiación digna que permita erradicar, de una vez por todas, el limbo al que se ven abocados miles de personas en España y lograr incrementar la calidad de los servicios que se les ofrece.
Pero, igualmente urge la implementación de una campaña y de un programa, con acciones concretas y eficaces, que elimine el acuciante déficit de profesionales que sufre el sistema, y que se acabe ya con el discriminatorio doble IVA que se aplica en los Servicios Sociales. Y para llevar a cabo esas medidas tan urgentes es crucial que se inicie, sí o sí, un diálogo permanente y fluido con el Ministerio de Derechos Sociales.
No puede ser que el ministro esté haciendo oídos sordos a la entidad que mayor representatividad tiene en el sector de los cuidados. Y nos preocupa, como así hemos demostrado en los tres congresos que hemos realizado, que ya se está incorporando al sistema la generación del BabyBoom, lo que complica aún más la realidad del sector de los cuidados.
- Y a corto-medio plazo, ¿cuáles son los principales desafíos que afronta el sector en la actualidad?
Sin duda, conseguir incrementar el número de profesionales que trabaja en el sector. No se puede hablar de un sistema de cuidados, ni tampoco de una Estrategia de Cuidados, si falta la pieza fundamental: los trabajadores. Estamos a favor de una estrategia y normativa sobre los cuidados, pero nos preocupa que el Gobierno establezca una estrategia de cuidados y una llamada estrategia de desinstitucionalización sin contar con el sector, con los trabajadores y con las personas mayores.
No se puede aprobar de manera unilateral. Se necesitan reuniones y el mantenimiento de comunicación constante y continua con los Ministerios de Sanidad y de Derechos Sociales en las que se tenga en cuenta la opinión de los profesionales, que son los que, a fin de cuentas, van a llevar a cabo los cuidados. Nos preocupa que irrumpan nuevamente trabajadores no profesionales en el mundo de los cuidados cuando llevamos años dando la batalla por la profesionalización de los cuidados.
Se necesita dignificar su labor, que se les reconozca como profesionales esenciales y se mejoren sus condiciones laborales. Solo así los cuidados a las personas en todos los ámbitos de la atención, las residencias, los centros de día, la ayuda a domicilio y la teleasistencia, serán de la máxima calidad. Si de verdad el Ministerio quiere impulsar una Estrategia de Cuidados, es imprescindible que se incremente el número de horas que prestan los profesionales de los domicilios.
Si el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, se piensa que con 22 horas al mes de prestación se consigue una atención de calidad, está muy, pero que muy, equivocado.
- ¿Sería ingenuo/estéril hablar del largo plazo?
Es inaudito que se estén planteando estrategias a largo plazo, como el Acuerdo Belarra y la Estrategia de Cuidados, sin abordar los problemas del presente. Antes de establecer estrategias de futuro hay que abordar los problemas del presente porque de nada sirve pintar un mañana idílico si el hoy se presenta lleno de incertidumbres.
- Ya no es solo un reto en verano, ahora lo es todo el año... ¿cómo consiguen trabajadores, personal cualificado, concretamente enfermeras, en sus centros?
Lo que hace falta es una coordinación real y efectiva con el sistema público de salud. No puede ser que a las personas mayores que viven en residencias se les prive de un derecho universal como es la sanidad. Se les olvida que son ciudadanos de pleno derecho y que, como tal, deben tener acceso al sistema público de salud en igualdad de condiciones con las personas que viven en sus domicilios.
Si algo se aprendió con la pandemia es que sin una coordinación sociosanitaria real y efectiva muchas de las personas mayores se quedan fuera del sistema. A nivel de las comunidades están dando pasos. Hay que diferenciar entre lo que ocurre en el mundo rural y en el urbano donde los problemas de personal y de coordinación no son los mismos, ya que si en los pueblos no hay médicos y enfermeras que atiendan, imposible que se produzca esa coordinación con el ámbito social.
- Sobre las propuestas para nuevas titulaciones intermedias o la de agilizar los trámites de homologación para profesionales extranjeras... ¿se ha avanzado algo?
Desgraciadamente, los cambios dentro del Gobierno han hecho que las posibles acciones que se habían puesto sobre la mesa estén paralizadas. Por eso insistimos en que es necesario que haya una comunicación real y fluida con el Gobierno para desarrollar y agilizar acciones, por ejemplo, con Universidades o con Migraciones.
- No hace tanto se decía que era muy importante que se considerara a las gerocultoras y enfermeras como puestos de difícil cobertura... ¿qué se está haciendo? ¿qué pasa si una inspección detecta falta de personal necesario, qué puede hacer el director si no puede cubrirlos?
Actualmente se están poniendo en marcha mecanismos porque las administraciones regionales están sensibilizadas con el problema. Las residencias lo que hacen es demostrar que la búsqueda de profesionales es activa y que tratan por todos los medios de suplir esa falta de trabajadores puntuales. Y las administraciones están sensibilizadas porque ellas mismas se encuentran con exactamente el mismo problema a la hora de encontrar personal para sus residencias.
Pero la burocracia es extrema e implica tiempo del que no disponemos.
- Inevitablemente, hay que hablar siempre de política... ¿ve alguna diferencia entre el nuevo modelo de cuidados para evitar el ingreso en residencias del ministro Bustinduy y el acuerdo Belarra? ¿qué recorrido le ve a la nueva propuesta de derechos sociales?
Sin financiación, todo es papel mojado.
- ¿Se va a seguir invirtiendo en residencias de personas mayores?
Teniendo en cuenta la realidad, hay un problema en el mantenimiento de las pequeñas residencias en el mundo rural. Si el Acuerdo Belarra apuesta por un modelo de centros familiares, lo primero que hay que hacer es garantizar que se mantenga la amplia red de residencias en el mundo rural que existe.
Y, por otro, lado apostar, como viene haciendo CEAPs, por un modelo de plataforma de servicios que permita a las personas mayores permanecer en sus hogares el mayor tiempo posible, pero recibiendo servicios que les prestan las propias residencias, como puede ser la comida, la lavandería… Como se ve, el sector de los cuidados está evolucionando de forma más rápida que las propias normativas.
- Seguimos con la política... reforma de la Ley de Dependencia... al margen de lo que propone el Gobierno, ¿qué necesita la Ley de Dependencia, además de financiación?
No querría ser repetitiva, pero es que, la verdad, falta financiación, financiación y financiación. Y a mayores se necesita que se elimine la burocratización, se establezca un procedimiento exprés para que se dé respuesta inmediata a los casos de dependencia sobrevenida; se elimine la burocratización que adormece la Dependencia y haya un evidente aumento de las cuantías de las prestaciones vinculadas al servicio.
- ¿Cree que se está haciendo algo realmente eficaz para enfrentarse al envejecimiento y el correspondiente aumento de la demanda de servicios de atención y cuidado?
Las directrices que se han adoptado por parte del Ministerio de Derechos Sociales para fijar una estrategia de los cuidados se ha realizado a espaldas de las empresas, de los profesionales, de los usuarios y de sus familias. Ninguna estrategia será eficaz si no cuenta con la opinión de los protagonistas. Esa no es la línea. Nosotros no estamos en un despacho, estamos al pie de la calle y conocemos las recetas para que el país se enfrente con garantías al envejecimiento y al consiguiente aumento de la demanda de cuidados. Las hemos expuesto en innumerables ocasiones, ahora solo falta que nos escuchen.
- La imagen de las residencias siempre en tela de juicio... ¿quién tiene que hacer algo para solucionar este problema de percepción en la sociedad y los medios de comunicación generalistas?
Creemos que los profesionales del sector hemos tenido una responsabilidad porque hemos dedicado todo nuestro esfuerzo a cuidar a las personas y no a contar la realidad de lo que hacemos. En cualquier caso, pienso que la percepción está cambiando y la sociedad comienza a conocer, más allá de los familiares y de los usuarios, quiénes somos y lo que hacemos.
A partir de ahí, la utilización política o mediática que se hace, desde el punto de vista sensacionalista, de determinados casos puntuales y totalmente condenables, lo único que hacen es denigrar a unos profesionales que se desviven a diario por realizar una labor espectacular y vocacional con las personas más vulnerables.
- ¿Cómo cree que está afrontando el sector la implementación de nuevas tecnologías?
En general las residencias están haciendo un esfuerzo ímprobo para adaptarse al nuevo modelo de atención y, en paralelo, están llevando a cabo inversiones en aras de la sostenibilidad. Están colocando paneles solares, calderas de biomasa y hay proyectos punteros y de gran calidad en todo el Estado.
- ¿Cree que la inteligencia artificial tiene su sitio en la atención geroasistencial?
Sí, ya está teniendo un papel importante en el cuidado de las personas. De hecho, ya hay residencias que disponen de mecanismos como gafas de realidad virtual que lleva a los usuarios a puntos en los que desearían estar, pero por muchos pasos que se den, la inteligencia artificial siempre será un apoyo complementario y nunca un sustituto de la atención directa.
- Como se dice en términos radiofónicos: minuto y resultado, ¿cómo va la negociación del convenio colectivo?
Firmamos un Convenio Colectivo en marzo de 2023 y estará en vigor, mínimo hasta 2025. Pero incluso, teniendo el Convenio plenamente en vigor, desde CEAPs, como patronal mayoritaria, hacemos lo posible por llegar a acuerdos y mejorar las condiciones de los profesionales que trabajan en el sector.
- Como siempre: ¿cómo ve el sector dentro de 5 años? ¿y de 10?
La atención domiciliaria seguirá evolucionando y estará coordinada con la atención residencial. Es importante que se ponga a disposición de las personas mayores dependientes y de sus familias plataformas de servicios para que puedan tener el que necesitan en el momento que lo necesiten, sin incompatibilidades.
Las nuevas tecnologías serán un aliciente más, pero si no se toma en serio la necesidad de más financiación, si como ocurre este año que ni siquiera se ha incrementado los 600 millones de euros prometidos, si no se palía el déficit de profesionales, estaremos en el punto de partida e incluso mucho peor porque tendremos un menor número de plazas residenciales para dar respuesta a las necesidades crecientes de una población cada vez más envejecida y longeva.