Entrevista a Raquel Torres Llario, presidenta de la Asociación de Centros de Atención a la Dependencia (ACAD)
1.- ¿A qué hora suena su despertador?
7:45h… 7:50 y 7:55h
2.- ¿Cuál es su principal objetivo como presidenta de ACAD?
Mi principal objetivo es que ACAD sea una patronal adaptada a su tiempo. Moderna, profesional y permeable. No nos contentamos con ser simplemente una asociación empresarial, aspiramos a ser líderes en innovación, calidad de servicio y cuidado dirigido “a y por” las personas dependientes. Fomentamos la formación continua de los profesionales que forman parte de las entidades asociadas. Y apuesto por crear alianzas estratégicas que nos permitan la mejora constante.
3.- ¿Qué cosa o circunstancia podría hacer que no consiguiera ese objetivo marcado?
Nuestro mayor cliente es la Administración. Es un sector que trabaja con unas normas bastante rígidas y que requieren ser revisadas y adaptadas. Si la Administración no confía en los proveedores de servicio para diseñar las políticas de atención y calidad, quizá el objetivo principal se vea en riesgo.
4.- ¿Qué le gustaría ser si no fuera de profesión enfermera y desde hace más de 15 años propietaria y gestora de servicios de atención a las personas?
Me gusta a lo que dedico mi tiempo. Siempre he podido elegir.
5.- Ley de Dependencia, ¿cambiaría cosas o haría una nueva?
Si, cambiaría muchas cosas, y no precisamente algunas de las que están a punto de salir del horno. No puedo estar de acuerdo con que, la ya mal utilizada excepcionalidad para priorizar una prestación económica frente al servicio acreditado, sea eliminada. No es profesional, no es adecuado, pervierte el sentido inicial de la propia ley, y a la larga destruirá más puestos de trabajo.
Además, si estas prestaciones acaban concediéndose a personas que ya no deban ser ni familiares, aunque a priori pueda parecer un intento de ayudar más a las familias, vuelve a ser perverso: más economía sumergida por las pésimas políticas en cuanto a empleadas de hogar y sus cuotas de seguridad social. En definitiva, les va a salir muy barato (en corto plazo) a los partidos políticos apoyar estas medidas y decir que han reducido listas de espera.
Pero no, no haría una nueva. La mal llamada ley de dependencia tiene muchísimas virtudes y una buena intención inicial. Las ayudas pasaron a ser un derecho, no un regalo, profesionalizamos y se intentó dignificar el sector de los cuidados, y esto eliminó el estigma de mera beneficencia.
6.- ¿Sigue España ofreciendo oportunidad de crecimiento empresarial en el sector geroasistencial?
Sí, y todos deberíamos desear que así siguiera. Estoy muy alejada de aquellos que repiten el mantra de que los proveedores de estos servicios nos lucramos (o pretendemos hacerlo) con la gente vulnerable. La competencia es buena para la exigencia intrínseca de la calidad en los servicios. Si este sector no es atractivo, volveremos a los asilos, a los guetos, a la ayuda por compasión.
7.- ¿Cómo ve hoy el sector residencial en España?
En riesgo, por infrafinanciación.
8.- ¿Y cómo ve el sector residencial en España dentro de 10 años?
Ojalá me equivoque, pero si no cambiamos el rumbo, con una atención tipo hotelera para unos y con una atención bastante inferior a la actual (en cuanto a calidad) para otros.
9.- Todo cambia, la población envejece... ¿Para qué debe el sector estar preparado?
Sobre todo, para la realidad. La generación babyboom ya está empezando a ingresar en nuestros servicios. En 10 años estaremos en el ecuador de la atención a esta generación y no hace falta que expliquemos porqué se llamó babyboom. La ocupación exponencial y un sistema de ingresos en riesgo pone en jaque el cuarto pilar del sistema del bienestar.
Me da pena sonar pesimista, no lo soy, simplemente proyecto las políticas y presupuestos actuales a futuro.
10.- Faltan profesionales, ¿cómo haría más atractivo el sector de la dependencia?
Primero con salarios equiparados a sectores como salud y acompasados al sector público. Esto no está contemplado en ninguna política real, ni en el presupuesto de ninguna comunidad ni estado.
Exigiendo a la prensa que dejen de demonizar el sector de cuidados. Y como no, entendiendo que el mercado laboral ha cambiado. Las nuevas generaciones ya no quieren lo que queríamos nosotros. Es válido, hay que entender, aceptar y reinventarse. El salario es fundamental, pero no es lo único importante para ellos y ellas. En un sector de tanta carga emocional y física hay que entender todo esto.
11.- ¿Falta dinero o imaginación?
Faltan ganas, faltan técnicos y faltan políticos bien asesorados. La imaginación no financiada es frustrante.
12.- ¿Qué haría si fuera ministro/a de la Dependencia?
Es un buen nombre para un Ministerio. Dotar las partidas presupuestarias para hacer posible el cuidado que merece y requiere la población dependiente. Dotar de un reglamento valiente, moderno y riguroso al sector. Que de seguridad jurídica al ciudadano, a la entidad proveedora del servicio, a los profesionales y a aquel que debe velar por su cumplimento.
En las últimas elecciones no he visto ningún programa real, todo son ideas, limosna y tapar agujeros. Y nuevos modelos, muchos nuevos modelos, que se quedan en parchear lo actual y una bella declaración de intenciones.
13.- ¿Qué le da miedo del futuro?
Perder la ilusión. Que las entidades a las que represento, que hacen una labor encomiable, sean maltratadas, no se les valore la trayectoria, que a golpe de cambio normativo no precisamente orientado a los cuidados de calidad, puedan pasar de dar un servicio personalizado, familiar, y adecuado normativamente hablando, a asfixiarse en burocracia, y arruinarse por no poder competir con según qué modelos financieros; que personalmente, podrían hacer una inversión y labor excelente sin fagocitar o aplastar la residencia de toda la vida.
Que elija la persona usuaria dónde invertir su dinero, es su derecho, el derecho a elegir dónde quiere vivir o ser atendido.
14.- ¿Qué ha aprendido de la pandemia del coronavirus?
Que es muy fácil alienarnos con miedo a lo desconocido.
15.- Si inventara un robot... ¿qué haría este robot?
Pizza… es broma.
Si me preguntas por un robot orientado al sector, todo aquello que se pueda mecanizar, imagino. Que se ocupara de cocina, de lavandería, del almacén, de reponer. De la limpieza. Pero siempre dirigido por personas.
16.- ¿Cómo se imagina usted y dónde a los 90 años?
Hago lo posible por cuidar mi salud, pero nunca se sabe… sólo quiero pensar en un futuro si cognitivamente soy autónoma. Soy muy disfrutona con lo que tengo, me imagino viviendo una vida tranquila, yendo a comer con mis amigos y familia a sitios que me expliquen algo. Haciendo el deporte que mi cuerpo me permita, bailando… Viajando de cuando en cuando.
¿Y si tuviera que ser atendida? En una ciudad de mayores, con servicios compartidos, bien financiados y con la calidad por la que aposté un día ya lejano cuando representaba a ACAD para trabajar por ese futuro que todos (ojalá), ineludiblemente debemos transitar.
¿Algún comentario que quiera añadir?
Gracias por darme este espacio para compartir. Gracias por compartir con la sociedad las ideas y el trabajo de nuestro sector.