Entrevista a: Minerva Morago López, directora técnica de Área de Mayores de la Fundación Rey Ardid:
1.- ¿A qué hora suena su despertador?
A las 6:45 horas.
2.- ¿Cuál es su principal objetivo como directora técnica de área de mayores de la Fundación Rey Ardid?
Mejorar la calidad de vida de las personas mayores y sus familias en general y en especial de aquellas que deciden optar por alguno de los servicios de la Fundación Rey Ardid, en base a sus expectativas, necesidades y preferencias.
Para ello debemos crear programas de atención que se adapten a las personas, que permitan ser flexibles en la búsqueda de soluciones y también velar porque los procedimientos, protocolos e instrucciones de trabajo se apliquen de forma rigurosa clara y sean una buena herramienta de trabajo para los profesionales.
3.- ¿Qué cosa o circunstancia podría hacer que no consiguiera ese objetivo marcado?
Somos personas trabajando con personas, esto hace que existan multitud de situaciones que hacen que continuamente tengamos que adaptarnos a la consecución de los objetivos. Se trata de crear un sistema lo suficientemente flexible para adaptarse y lo suficientemente riguroso para que se cumplan los objetivos.
4.- ¿Qué le gustaría ser si no fuera trabajadora social?
Lo que tengo claro es que siempre me movería en el entorno de las personas, me gusta trabajar para mejorar la calidad de vida de las personas, sean mayores, mujeres, niños, personas frágiles, cualquier profesión que permita esto.
5.- Ley de Dependencia, ¿cambiaría cosas o haría una nueva?
Cambiarias cosas, sobre todo cambiaría los recursos que se destinan a ella, los aumentaría, claro, mejoraría mucho la coordinación entre los servicios sociales y el sistema sanitario público. Mejoraría la gestión de los recursos, hay muchas posibilidades de margen de mejora.
6.- ¿Sigue España ofreciendo oportunidad de crecimiento empresarial en el sector geroasistencial?
El sector gerontoasitencial es un sector en auge en estos momentos en diferentes países y por supuesto en España debido a la presente y futura pirámide poblacional. El incremento de la esperanza de vida posiciona este sector como una oportunidad y una necesidad de ofrecer nuevos servicios en torno a las personas mayores.
7.- ¿Cómo ve hoy el sector residencial en España?
En mi opinión hay mucha gente con ganas de hacer bien las cosas. Es un sector en el que se necesita el apoyo continuado de la administración en diferentes etapas de cada proyecto, tanto desde las entidades gestoras como el propio usuario del sistema. En ocasiones la flexibilidad necesaria del sector se dificulta con barreras administrativas que no evolucionan al mismo ritmo que las necesidades de la población.
Cierto es que todavía existen modelos de gestión que no ayudan, que están en este sector con motivaciones distintas a las de mejorar la calidad de vida de las personas como uno de los principales objetivos y esto afecta negativamente en el sector. Creo que actualmente la calidad asistencial es muy heterogénea, no existen indicadores de calidad para determinar el buen trato y desde la administración existe margen de mejora para supervisar la calidad de la atención.
Falta trabajar sobre muchas cuestiones, por ejemplo, sobre las sujeciones. Hoy me decía una directora de uno de nuestros centros que un familiar la había llamado porque en el hospital le habían dicho que teníamos que “atar” a su padre en la residencia. Todo nuestro trabajo se va al traste si desde el hospital dan esa indicación.
Se necesita visión conjunta desde todas las direcciones del cuidado, no se puede preservar la dignidad de una persona si para cuidarla tenemos que “atarla”, no queremos utilizar criterios rígidos y totalitarios para algo tan flexible y personalizado como debe ser el cuidado. No es así como queremos cuidar a las personas.
8.- ¿Y cómo ve el sector residencial en España dentro de 10 años?
Creo que habrá una oferta de diversos modelos residenciales, recursos especializados en demencias, en enfermedades concretas, rehabilitación... Serán residencias con habitaciones individuales y baño privado, mucho más tecnológicas y en formato de unidades de convivencia. Creo que serán centros menos sanitarios, de carácter menos asistencial y más social y comunitario.
Habrá también más oferta de viviendas comunitarias para mayores, coliving y fórmulas de este tipo, que mantienen la privacidad e independencia de un hogar, aunque requieran de ayuda o apoyos para la vida diaria que al vivir en comunidad sean accesibles.
9.- Todo cambia, la población envejece... ¿Para qué debe el sector estar preparado?
Para atender a muchas personas que no van a tener familias cuidadoras, cada vez las personas tienen menos hijos y hermanos por lo tanto nos encontraremos con muchas personas mayores sin hijos ni sobrinos. Tenemos que pensar de qué manera la sociedad se va a hacer cargo de las personas mayores, con qué recursos contamos para atender a estas personas.
Actualmente las familias son un gran apoyo en el cuidado de las personas mayores a todos los niveles, ¿qué pasará cuando no estén las familias para colaborar en el cuidado?, tenemos que empezar a trabajar ya en este sentido.
10.- Faltan profesionales, ¿cómo haría más atractivo el sector de la dependencia?
En primer lugar, aumentando los salarios. Actualmente es un sector poco formado, con un trabajo duro, física y psicológicamente, con mucha responsabilidad, con turnos de trabajo de lunes a domingo y con poco prestigio en la sociedad. Necesitamos que sea visto como una profesión muy necesaria, que aporta mucho valor a la sociedad, con responsabilidad y que sea un trabajo mucho mejor valorado.
Actualmente tenemos un fuerte competidor como es el sector sanitario y el sector público. Las personas que trabajan en el sector sociosanitario al menos deben tener la misma valoración.
A su vez es necesaria la especialización con formación, conocimiento, capacidades y habilidades específicas que ayuden a hacer más atractivo el cuidado y motive a nuevas generaciones a ser profesionales del sector de la dependencia y los cuidados.
11.- ¿Falta dinero o imaginación?
Ambas cosas, pero es una realidad que el dinero ayuda, y mucho, en la innovación.
Pocas personas se plantean que una plaza en un hospital tiene un elevado coste o que un tratamiento de una enfermedad es caro, sin embargo, muchas se plantean que una plaza residencial es cara. Queremos pagar poco y que se atienda bien a las personas y eso actualmente se está haciendo a costa de los trabajadores y las entidades que se dedican a este sector. También a costa de las familias que siguen cuidando y a costa de mermar la calidad de vida de las personas mayores en muchos casos.
12.- ¿Qué haría si fuera ministro/a de la Dependencia?
Luchar por conseguir mucha mayor financiación para el sector y mejorar la gestión de los recursos. En un país donde cada vez existen más personas mayores debemos destinar muchos más recursos.
Pero lo primero de todo seria invertir en planificación. Es necesaria una buena planificación del sector, ya que todavía se invierte de manera pública en recursos muy poco analizados y, en ocasiones, sólo basados en política individual.
13.- ¿Qué le da miedo del futuro?
La propia situación del sistema de pensiones, la falta de recursos humanos, lo alejada que está la administración en ocasiones de la realidad...
Independientemente del sector, estamos en un momento a nivel mundial de incertidumbre que las diferentes situaciones internacionales nos conllevan a ser prudentes e ir mirando al futuro con ilusión, oportunidad, pero a la vez con prudencia analizando bien y planificando.
14.- ¿Qué ha aprendido de la pandemia del coronavirus?
La potencialidad de las personas trabajando en equipo por un objetivo común en situaciones muy difíciles. Además del fortalecimiento del vínculo con las familias, ha mejorado la confianza y la comunicación con ellas.
Se ha impulsado el cambio hacia un modelo de residencias más humano, más hogareño, se ha evidenciado la importancia de cambiar el modelo de cuidados, cambio del modelo asistencial al modelo integral centrado en la persona. La importancia de cuidar el duelo de las personas mayores y sus familias. También la mejora del control sanitario y social, así como trabajar con protocolos y procedimientos más definidos.
15.- Si inventara un robot... ¿qué haría este robot?
Todo el trabajo rutinario que no aporta valor para la persona. Hacer camas, repartir ropa, empujar un carro, lo demás lo tienen que hacer las personas.
16.- ¿Cómo se imagina usted y dónde a los 90 años?
Me imagino viviendo en mi casa, acompañada de mi marido, con visitas frecuentes de mis hijos, nietos y sobrinos, quedando para pasear con mis amigas y vecinas y haciendo las cosas que me gustan, cuidando el jardín, viendo películas. Me imagino una vida donde yo elijo.
¿Algún comentario que quiera añadir?
Muchas gracias por la entrevista.