El otro día escuché una historia intrigante sobre Justin Harrison, el fundador de la empresa You Only Virtual. Perdió a su madre, Melody, con quien tenía una relación muy estrecha, a causa de un cáncer a la temprana edad de 60 años. Ante la noticia de su enfermedad terminal, Justin exploró diversas formas de preservar la conexión con su madre.
Inicialmente, consideró la criogenización, que implica enfriar el cuerpo para detener la descomposición celular y preservar su estructura y función con la esperanza de futura resurrección. Sin embargo, abandonó esta opción al no contar con un respaldo científico suficiente.
Decidido a no perder a su madre y así evitar el dolor del duelo, optó por una vía menos convencional: la creación de una "persona virtual" de su madre.
¿Cómo lo logró? Justin recopiló todas las comunicaciones pasadas y presentes, como mensajes de texto, llamadas grabadas y conversaciones con su madre, para "alimentar el algoritmo" y construir una versión virtual de ella.

Hoy en día, Justin afirma que puede "hablar con ella", no solo mediante texto, sino también dándole voz y recibiendo respuestas sobre diversos temas. Mencionó ejemplos, como llamarla al final de cada jornada laboral, recreando las conversaciones que solían tener, manteniendo así la relación y el hábito de comunicarse.
Aunque esta historia me pareció extravagante, plantea preguntas éticas y morales fascinantes. La intersección entre el duelo y la tecnología involucra aspectos éticos, psicológicos, filosóficos y tecnológicos. Aunque Justin contó con el consentimiento de su madre para crear un avatar, surgen interrogantes sobre cómo afecta esta tecnología a la percepción del duelo y la aceptación de la pérdida. La creencia común es que atravesar el proceso de duelo es necesario para la curación emocional. ¿Podrían estas tecnologías evitarlo? ¿Es bueno evitarlo a nivel emocional?
Esto nos lleva a cuestionarnos sobre el impacto potencial de la inteligencia artificial, la realidad virtual y la realidad aumentada en la forma en que enfrentamos la pérdida y el duelo. ¿Cambiará en el futuro? ¿Cómo?
Desde un punto de vista científico, la creación de una versión digital de una persona después de su muerte puede parecer muy extravagante. Sin embargo, desde una perspectiva emocional, la necesidad de mantener una conexión con un ser querido incluso después de su muerte es un impulso profundamente arraigado en todos nosotros.
Podríamos considerar que, de alguna manera, crear este "avatar" es una forma "tecnológica" de comunicarse con los muertos, una práctica que se remonta al inicio de nuestras civilizaciones. Por ejemplo, en el antiguo Egipto se utilizaban "cartas a los muertos" para guiar al difunto en su viaje al más allá. En México, el Día de los Muertos es una celebración que combina elementos religiosos, culturales y familiares para honrar a los muertos de una manera festiva y respetuosa. En Europa, la celebración del 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos, de tradición cristiana, implica visitar las tumbas de los seres queridos como una oportunidad para honrar y recordar a quienes han fallecido.
¿Qué nos depara el futuro? Considerando que en las sociedades actuales persiste la necesidad de mantener la conexión con los difuntos, con prácticas comunes como la astrología, la consulta a médiums o la lectura de manos, presente en todas las culturas y todavía muy “viva”, mi pregunta sería: ¿Podría este "avatar" convertirse en una nueva fórmula tecnológica de comunicación con los seres queridos fallecidos?
Finalmente, os planteo una pregunta:
¿Qué opinais sobre la idea de crear un "avatar de un ser querido" para afrontar el duelo?
Me parece interesante
No estoy seguro
No, claramente no me convence