Hay que esperar una semana más, pero finalmente el Gobierno aprobará en el Consejo de Ministros de la semana próxima el fin de las mascarillas obligatorias en los centros sociosanitarios, como las residencias de personas mayores y los centros de día. Lo confirmaba el ministro de Sanidad, Jose Miñones, que ha recordado que la nueva norma pasará de la obligatoriedad a la recomendación y aconsejará la "autoprotección necesaria" en caso de presentar síntomas de covid-19 o infecciones respiratorias.
Igualmente, se eliminará la mascarilla en centros sanitarios, excepto en zonas con pacientes vulnerables, en las que seguirán siendo imperativas, como las ucis o las unidades oncológicas, así como en las farmacias, donde pasarán a ser recomendables.
De esta forma, el Gobierno acabará con el único elemento que todavía nos recordaba a la pandemia y sólo habrá que llevar la mascarilla en áreas concretas en las que haya pacientes especialmente vulnerables. Hay que recordar que la semana pasada, el Consejo Interterritorial de Salud había respaldado la retirada definitiva de la obligatoriedad de las mascarillas en centros de salud, hospitales, farmacias y otros centros sociosanitarios.
Nos olvidamos de esta forma de una norma que era de obligado cumplimiento desde diciembre de 2020, es decir, más de 1.140 días de uso obligatorio de la mascarilla.
Pero cómo valoran los médicos geriatras que se quite la mascarilla, ¿es positivo o negativo?
Para Marta Neira Álvarez, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG), "las residencias son el lugar donde viven muchos mayores y por tanto hay que entender que es su entorno de convivencia y donde se desarrollan como personas...todo lo que favorezca esa vivencia positiva, hay que verlo positivamente".
Y refuerza esta opinión: "Hay mayores con trastornos sensoriales o con patología cognitiva en los que la mascarilla dificulta su interacción con el entorno y esto puede ser muy perjudicial funcional, cognitiva y afectivamente".
Por otro lado, añade Neira, "en este momento de baja incidencia de enfermedad y con altos porcentajes de vacunación, las autoridades epidemiologicas consideran que la mascarilla se puede retirar aunque apuntan a la responsabilidad individual y a un tratamiento diferentes en caso de pacientes muy vulnerables". "Esto además conlleva que habra que fortalecer protocolos y acciones que aseguren que no se repitan los problemas del pasado", insiste.
Así, la presidenta de la SEMEG no cree que haya ningún tipo de repercusión sanitaria la retirada de la mascarilla en las personas mayores que viven en una residencia o acuden a un centro de día si se toman ciertas medidas de precaución: "La retirada tendrá repercusión positiva en el bienestar y salud de los mayores institucionalizados y asegurar un buen funcionamiento de la vigilancia epidemiologica, valoración de casos individuales y de poblaciones especialmente vulnerables, junto con acciones preventivas como vacunas son necesarias para que no haya repercusión negativa derivada".
Vuelta a la normalidad
Por su parte, Pilar Castro, vocal de gerontología de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), considera "positivo que se recupere la normalidad de modo que los mayores puedan ver las caras de aquellos que se ocupan de su cuidado, especialmente si se trata de personas con demencias para las que es muy positivo ver las expresiones de las personas que les rodean".
Añade que "la retirada de las mascarillas viene a significar la vuelta a la normalidad en espacios como las residencias especialmente" y concluye: "Es importante cuidar la salud física pero también hay que tener en cuenta que ha pasado mucho tiempo desde la pandemia y es importante el reconocimiento de las emociones y de las caras de las personas que acompañan a los mayores a diario. Es positiva la vuelta a la normalidad".
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