Un grupo de investigación del Consorcio Sanitario del Maresme (Mataró, Barcelona) ha diseñado una herramienta innovadora que permite, analizando 42 condiciones clínicas de los pacientes, clasificar de forma automática y masiva a la población anciana –igual o mayor de 65 años– en cuatro niveles según su estado en relación con la fragilidad: robusto, prefrágil, frágil y dependiente.
Esto permite actuar, desde los servicios sanitarios y sociales, con una perspectiva preventiva, con el bjetivo de retrasar el deterioramiento físico de la tercera edad y promover su autonomía y calidad de vida.
Herramienta única y pionera
El e-SIF (electronic Screening Index of Fragility) calcula el nivel de fragilidad de las personas a partir de 42 condiciones clínicas como, por ejemplo, la diabetes, la depresión, el dolor, las caídas, la obesidad, la incontinencia urinaria y/o fecal, alteraciones visuales, limitación de la actividad física, etc., y las relaciona con diagnósticos de la CIE-10 (Clasificación Internacional y Estadística de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud).
Se trata de una herramienta útil tanto en la planificación como en la gestión sanitaria, ya que ayuda a predecir el nivel de fragilidad de la población en los próximos años, su mortalidad y consumo de recursos sanitarios (visitas de Atención Primaria, ingresos hospitalarios, ingresos en residencias…).
Lucha contra la pandemia del siglo XXI
España cuenta con más de 9 millones de personas mayores de 64 años, una cifra que ha aumentado considerablemente en la última década y que se prevé que siga en alza en los próximos años. De hecho, el deterioro de la salud asociado a la edad avanzada se considera una de las pandemias del siglo XXI y, en este contexto, la e-SIF puede tener un impacto enorme en la salud y calidad de vida de un gran número de personas.
Su aplicación en el ámbito sanitario y social, sobre todo en la Atención Primaria, permitirá cambiar la práctica clínica y orientarla a la prevención, especialmente en el estadio prefrágil, y retrasar el máximo posible la fragilidad y la pérdida de autonomía funcional asociadas al envejecimiento.