En las residencias se vigilan con lupa los gastos en alimentación, personal o suministros médicos. Sin embargo, hay un área que pocas veces aparece en el radar de la dirección y que, en realidad, concentra un gasto significativo: la lavandería.
Consumo de agua, energía, detergentes, horas de personal y reposición de ropa dañada. Todo suma. Y la paradoja es que, al modernizar este servicio, los ahorros pueden ser inmediatos y muy relevantes, sin renunciar a la higiene ni al cuidado textil.
En el sector hotelero se sabe que la lavandería es el tercer centro de gasto más importante tras personal y alimentación. En las residencias, aunque menos documentado, el impacto es muy similar. Cada ciclo de lavado no solo implica recursos, también la calidad de vida de los residentes, que esperan que su ropa personal y de cama esté limpia, desinfectada y en perfecto estado.
Y no lo olvidemos: si se para la lavandería, se para la residencia. No hay plan B posible.
Con 180 años de experiencia, Schulthess pone a su disposición maquinaria de última generación e ingeniería suiza para llevar su negocio a un nivel superior. El cambio es evidente:
El resultado: miles de euros de ahorro anual, dependiendo del tamaño de la residencia.
La dirección de una residencia necesita datos objetivos para tomar decisiones. Las lavadoras y secadoras de última generación Schulthess permiten la monitorización remota de parámetros clave:
Con esta información, la lavandería deja de ser una “caja negra” y se convierte en un área gestionable, medible y optimizable.
El ahorro solo tiene sentido si se acompaña de seguridad. Hoy existen sistemas que permiten:
Detrás de cada prenda hay una historia personal. Cuando una residencia devuelve la ropa en perfecto estado, transmite respeto y cuidado. Modernizar la lavandería no solo es una decisión económica, también es un gesto de dignidad hacia los mayores y una garantía de confianza para sus familias.
Conclusión
La lavandería seguirá siendo invisible… hasta que falle. Apostar por su modernización no es un gasto, sino una inversión estratégica: en ahorro, en sostenibilidad y, sobre todo, en la calidad de vida de quienes más lo merecen.
La pregunta es clara: está la lavandería de su residencia… ¿generando ahorro o consumiendo recursos que podrían destinarse a la atención directa de los mayores?