Si el reto de conseguir personal cualificado para trabajar en la atención a las personas mayores es difícil, la idea de conseguirlo en zonas rurales poco pobladas lo es aún mayor. Conscientes de la necesidad de trabajadores en el sector sociosanitario surgen iniciativas para buscar soluciones que, a pequeña escala, se convierten en experiencias de éxito. Vemos así programas de integración de extranjeros en residencias o en el cuidado de personas mayores como el que propone la Fundación INTRAS en Castilla y León.
Su director general, Pablo Gómez Conejo, explica a Dependencia.info que ante la escasez de trabajadores, surgen estas iniciativas, pero "es que, incluso, en algunos territorios existe una imposibilidad material para conseguirlos, ya que no hay personas, por ejemplo, en el noroeste de Castilla y León, especialmente". "Está identificada por la propia UE como la zona Europa con mayor índice de dificultad para poder acceder al equilibrio que tiene que haber entre profesionales y el cuidado a mayores", aclara."Se trata de una zona de despoblación enorme que va a más y a la que se suma que hay unos índices de longevidad excepcionalmente altos", añade.
En un primer momento, lo que hicieron en la Fundación INTRAS fue crear las condiciones para que personas en edad de trabajar que se habían ido a vivir fuera de los pueblos, y aprovechando el rebufo del postcovid de que se vivía mejor en el campo, para llevarlos de nuevo a sus pueblos de origen. "Lo hicimos y muchos de esos trabajadores permanecen, lo cual es una buena noticia, pero siguieron las demandas, tanto para las residencias que tenemos con personas con enfermedad mental como para los apoyos que se hacen a domicilio de asistencia personal", apunta Gómez Conejo.
Ante esta necesidad, "había que buscar más personas". El director general de Fundación INTRAS describe qué hicieron: "Llevamos a cabo un proyecto piloto en colaboración con la Consejería de Familia de la Junta de Castilla y León que consistía en, utilizando el contacto de las casas de Castilla y León en Cuba y en Argentina, establecer una identificación de potenciales familias de las que al menos una de las personas pudiera trabajar en los proyectos y que tuviera un trámite de ‘papeleo’ de inmigración sencillo y fácil a través de la doble nacionalidad".
Así, se identificaron personas que eran descendientes de españoles y que tenían la nacionalidad cubana y argentina y, además, la española. "A pesar de la facilidad en el papeleo, es un reto porque hay que hacer mucha selección, mucha formación en origen que hay que continuar luego aquí, junto con el apoyo a la familia para que se pueda adaptar", apunta.
Uno de los condicionantes es arraigar a la familia, que se vincule realmente en el territorio en el que va a vivir, para que no suceda que venga una persona que trabaje seis meses y luego busque otros sitios, otra ciudad, otro trabajo… El objetivo era que fueran familias, a ser posible con niños, y que se establecieran aquí.
"Es lo que llamamos ‘doble proyecto de vida’ porque lo que hace una persona cuando trabaja es acompañar o mejorar el proyecto de vida de la persona a la que cuida, pero, al tiempo, el proyecto lo que pretende es dar mejores proyectos de vida también a estas familias. Igualmente, se está consiguiendo el objetivo que buscaba la administración que es fijar población con estas familias para evitar precisamente la despoblación", señala Pablo Gómez, que añade: "Si hay más población, por ejemplo, no se cierran colegios y, además, resulta más atractivo para emprendedores que estudian la zona para proyectos de agricultura, abejas… El impacto es multiplicador."
El responsable de INTRAS recuerda que hay que explicar muy bien el proyecto a las casas en estos países, las condiciones (el viaje, el trabajo y se les facilita la casa junto con los apoyos a la familia para la integración), y se les pide colaboración para el proceso de selección, que lo hacen profesionales. Esta selección se hace en dos vías: las expectativas de adaptación de la persona que viene a trabajar y las expectativas de arraigo de la familia en el territorio.
Recuerda igualmente que "hay que involucrar a todo el entorno a donde va a venir la persona emigrante porque hay que garantizar que se facilita su integración. Las mayores dificultades que se están encontrando son de vivienda, porque no hay tantas disponibles y ahí se ha involucrado la Junta de Castilla y León con un proyecto de ‘viviendas en red’, a través del cual se facilitaba que los ayuntamientos pusieran a disposición viviendas".
"Desde la primavera pasada, hay 16 personas con sus familias que están trabajando y el reto para poder repetir este proyecto sería -nos explican-, no solamente vincularlo a personas con doble nacional, sino abrirlo a personas con nacional de origen solamente y que tenga los cauces legales y normativos adecuados. El sector está peleando mucho con el Ministerio de Exteriores para agilizar esta cuestión".
“16 trabajadores directos al sector, algunos bien formados, incluso enfermeros, pero los cónyuges también trabajan, por lo que el impacto que se genera a través del sector de los cuidados se refleja también en el beneficio a la zona por fijar población y por cubrir demandas de trabajos que realizan los cónyuges”, subraya.
“El proyecto está funcionando”, destaca Pablo Gómez Conejo, que concluye: “Es una pequeña experiencia de éxito. Es un granito de arena en la playa que necesitamos. Esto no soluciona el problema que hay en España. La verdadera solución es dignificar la profesión, salarios, condiciones de vida de los trabajadores y que este sector sea atractivo, que trabajen todos, migrantes y nacionales, pero es un proyecto piloto que ha tenido éxito y que es una fórmula más para poder solucionar este gran reto que tiene el sector”.
Otra iniciativa es Proyecto arraigo, una empresa de Servicios Poblacionales que se dedica a “apoyar, acompañar y a favorecer el asentamiento de urbanitas y de personas que se quieren instalar en el medio rural”. Tienen un banco de viviendas, contacto con las empresas, con los servicios sociales locales y con los ayuntamientos en varias provincias para dar vida a los pueblos a través de una repoblación sostenible.
“No somos una empresa de gestión laboral, pero gracias al conocimiento que tenemos del territorio y de las necesidades concretas de los pueblos y las comarcas en las que trabajamos, que muchas están ligadas al sector de los servicios sociales y de la Dependencia, intentamos encajar a las personas que buscan una oportunidad laboral en el mundo rural poniéndoles en contacto”, explica Nieves Matía, de la Oficina de Repoblación de Paredes de Nava (Palencia).
Aclara que “muchas de estas necesidades están vinculadas a trabajadores para personas con perfiles concretos, entre otras, pero una necesidad real hoy en día en las zonas rurales es la demanda de perfiles vinculados al sector de los servicios sociales”.
“En los últimos años ha aumentado exponencialmente la demanda de estos perfiles por dos motivos: porque la población del mundo rural está muy envejecida y cada año se nota más, con lo cual, hay más necesidad de cuidadores. Por otra parte, que esta población esté más envejecida, hay menos personas en edad laboral, que suelen ser mujeres, interesadas en cubrir estos puestos de trabajo”, concluye.