Opinión

Sector mayores: “póngame cuarto y mitad de tecnología, por favor” (Parte I)

Iñaki Bartolomé Martín, CEO Ideable Kwido
Iñaki Bartolomé | Miércoles 20 de julio de 2022

Parece una frase tonta o exagerada, pero es algo que ocurre con mucha frecuencia. Nosotros desde Kwido llevamos años trabajando para ayudar en la transformación digital del sector del cuidado de personas mayores y es la expresión con la que nos encontramos continuamente.

Puede que se diga por supuesto con otras palabras, y la expresión del título sea en realidad una “licencia” que nos tomamos para despertar la curiosidad del lector. Pero realmente, en esencia, eso es lo que se nos tramite.

Desde hace años, en la tecnología ha sido siempre “la eterna promesa”. En los eventos del sector nos llevaban para darle color a los mismos. Nos escuchaba todo el mundo con esa condescendencia de quien está de vuelta de todo, lo sabe todo y nos pasaban la mano por la espalda mientras pensaban con tono paternalista “qué chicos más majos”.

Pero aunque de puertas a fuera se hablaba mucho de atención centrada en la persona, de innovación y de tecnología, de puertas adentro se seguía aquella máxima de “aquí hacemos las cosas como siempre se han hecho”. Y por supuesto, nunca se habían hecho con tecnología.

De hecho, incluso había fracasos anteriores que se ponían como ejemplo de que “la tecnología no es para las personas mayores”. Una muy clara era la compra de ordenadores que se había popularizado hace años en centros de mayores y residencias para “acercarles” la tecnología. Hubo empresas de informática que hicieron un muy buen negocio con ello y entidades dedicadas al cuidado que se dedicaron a comprar todos esos ordenadores “al peso” sin pensar si esa inversión tenía sentido o para su tipo de usuarios o sus propias organizaciones.

¿El resultado? Los ordenadores eran caros. Y eran complicados de utilizar. Hablamos encima de una época donde tampoco la accesibilidad web estaba muy trabajada. Y los navegadores web eran tan estrictos que si no tecleabas correctamente los “http” o los “www” de turno no llegabas a tu destino ni a tiros. Las personas usuarias necesitaban formarse en un Windows poco accesible, en el uso de un ratón que nunca habían utilizado, necesitaban un control en mecanografía y una destreza de la que se carecían en muchos casos, y los terapeutas no tenían tiempo para atender todas las quejas y preguntas técnicas que les llegaban.

¿Conclusión? Se hizo una enorme inversión en tecnología que acabó cogiendo polvo. Y las mismas entidades que pagaron y mucho “al peso” por esa tecnología, concluyeron que la tecnología no era para su sector. Y, como ocurre en todo campo “quemado”, fue muy difícil para empresas como las nuestras hablar de nuevas tecnologías aplicadas al cuidado. Porque en un campo quemado es muy complicado sembrar y conseguir rápidamente nuevas cosechas. Aunque te acercabas para hablar de las bondades de las nuevas tecnologías, más accesibles, el sector te miraba con recelo, te decía que muy bien y que sí, que el año que viene hablaríamos.

En 2012 ya había personas que apostábamos por usar la tecnología para un cuidado más personalizado o para una comunicación más accesible de las personas usuarias y sus familias. Pero llegó 2020 y el sector seguía pensando que podría ser impermeable a estas tendencias que ya formaban parte de nuestra sociedad en otros campos, incluyendo el sanitario.

Y en estas estábamos, cuando llegó la pandemia. Y de forma muy injusta, se cargó contra el sector por su poca transparencia. Y por negar a los familiares la capacidad de hacer algo que todos lo demás sí hacían: usar la tecnología para poder seguir manteniendo el contacto en algo tan básico como la comunicación.

Porque claro, el resto de sectores pudieron hacer uso de la tecnología, aunque fuera de forma atropellada, para seguir manteniendo el contacto y manteniendo su actividad. Pero el sector del cuidado había decidido ser analógico pasara lo que pasara… y con el tsunami de la pandemia se vio que esa decisión debía ser reconsiderada.

Y tras la pandemia han llegado los gurús de la innovación y la Silver Economy a decirnos que hay que adoptar tecnología. Que hay que innovar. Y que llegan muchos millones de los fondos Next Generation para digitalizarnos. Y que hay muchas startups y dispositivos nuevos que nos prometen la revolución en el mundo de los cuidados. Y por supuesto, que hay que hacerlo ya, rápido, porque si no, nos quedamos atrás. Y porque además, los pliegos de las AAPP empiezan a pedirnos innovación y tecnología y por lo tanto, “algo tenemos que poner nosotros”. Y claro, estamos acudiendo al “mercado de la tecnología” y estamos comprando y probando sin criterio, en un pedido genérico de “póngame cuarto y mitad de tecnología” porque me lo piden. Sin pararnos a preguntar qué queremos hacer y para qué la queremos implantar. Sin estrategia ni asesoramiento experto. Ni cómo. Igual que cuando compramos ordenadores sin ton ni son. Abocándonos a elegir mal y fracasar otra vez. ¿Cómo podemos evitarlo?

Iñaki Bartolomé es CEO de Ideable Kwido

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas