Parece claro que el sector sociosanitario y más en concreto el sector geroasistencial y el residencial resultan atractivos para los inversores. En los últimos años hemos visto movimientos importantes de los principales grupos residenciales del país, dándose un panorama de intensa actividad en el sector donde tras compras y adquisiciones podemos observar concentración de grupos residenciales.
Resulta obvio que esta situación es fruto del análisis de la necesidad que presenta el contexto actual, pero sobre todo futuro, al que nos enfrentamos, el de una sociedad que envejece y que nos plantea retos, y no sólo referidos a la cobertura de la demanda creciente, sino también en los referidos a garantizar que esa cobertura pueda verdaderamente ajustarse a las demandas, muy diversas, que en un futuro no tan lejano vamos a encontrar.
Más allá de asegurar la sostenibilidad económica que nos ha permitido, tras unos años de dura crisis, permanecer en el mercado, durante estos últimos años las principales organizaciones del sector hemos trabajado intensamente por incorporar en nuestra gestión cambios que permitieran acercarnos más a las demandas de las personas a las que atendemos, trabajando en garantizar modelos de gestión que pongan a la persona en el centro. El modelo de atención centrado en la persona, tan reivindicado en estos últimos años, ha obligado a los operadores a reflexionar sobre las prácticas profesionales y a incorporar nuevas respuestas que además de especializadas y profesionalizadas permitan garantizar los derechos fundamentales de las personas.
El ejercicio de la autonomía de la propia persona usuaria y su entorno familiar en las decisiones que respectan a sus cuidados y proyecto de vida, la personalización de estos cuidados desde la escucha activa de las preferencias individuales, o la participación activa de las personas en aquellos aspectos del Centro y del entorno comunitario de impacto para la vida diaria, son, entre otros, criterios imprescindibles a partir de los cuales diseñar el modelo de atención; así en estos últimos años los operadores hemos apostado por introducir cambios en nuestras organizaciones dirigidos a favorecer ambientes más personalizados, trabajando por ejemplo en el diseño de ambientes más confortables y cálidos a la vez que capacitantes como ocurre en el diseño de unidades de convivencia de tamaño reducido, y/o de atención especializada a determinadas patologías como las demencias, dirigidas a favorecer apoyos más personalizados e individualizados, o incorporando Programas y Terapias que buscan favorecer un mayor bienestar tanto en las personas usuarias como en familiares, como son los Programas dirigidos a eliminar sujeciones.
Los operadores venimos apostando por la incorporación de propuestas innovadoras que en el marco del modelo permitan responder a su filosofía y principios, pues sin duda el objetivo principal que todos los profesionales del sector compartimos es el de lograr la mejor calidad de vida de las personas mayores y personas en situación de dependencia que atendemos, sin embargo creo que aún tenemos una importante tarea pendiente, y es la de invertir en el desarrollo de acciones que permitan unir los negocios con la sociedad.
En ILUNION Sociosanitario hemos experimentado estos últimos años un crecimiento sostenido, por el que seguimos apostando. El estudio de nuevas oportunidades es una realidad diaria en el ámbito empresarial geroasistencial, y en nuestro caso también estas nuevas oportunidades son estudiadas con detalle, pero deben encajar en nuestro modelo, un modelo social que tiene como misión favorecer la inclusión laboral de personas con discapacidad manteniendo el equilibrio entre los valores económicos y sociales. En este sentido quisiera señalar que somos una Entidad cuyo modelo de gestión se diferencia por el valor compartido que puede definirse como el valor que permite la incorporación en nuestra gestión de políticas y prácticas operacionales que mejoran la competitividad de la empresa a la vez que ayudan a mejorar las condiciones económicas y sociales de nuestro entorno y empleados.
Y sin embargo nosotros, el resto de operadores, las personas mayores y en situación de dependencia, sus familias y las administraciones públicas nos encontramos en estos momentos ante un reto común, si bien no siempre con intereses convergentes. Este reto es el de contar con una mayor calidad e individualidad del servicio en un entorno en el que está costando mucho contar con profesionales. Y una primera derivada fundamental de este reto, ¿cómo vamos a pagarlo?
¿Cuál es la solución? No lo sé, especialmente porque la financiación va a ser cara. Y ni las administraciones públicas ni los ahorros / pensiones de las familias lo pueden soportar sin detraer rentas de otros sectores / servicios que también son importantes para una sociedad equilibrada y en progresión. Pero sí sé que tenemos que dar pasos que ayuden a conseguir contar con profesionales que estén dispuestos a trabajar en nuestro sector y ser empresas comprometidas.
En un sector como el nuestro deberíamos ser ejemplo de empresas comprometidas socialmente, mostrando los más altos niveles de compromiso en los distintos aspectos de impacto en nuestra actividad: en una adecuada remuneración profesional, en la incorporación de proveedores, en el impacto medioambiental que generamos, en las políticas de salud laboral y personal de nuestros trabajadores, en la generación de conocimiento que a partir de la reflexión de nuestras prácticas nos permita poner a disposición de las nuevas generaciones acciones que permitan un envejecimiento óptimo y saludable desde las primeras etapas de la vida, trabajando por un envejecimiento más sostenido y saludable, etc.; haciendo viable un modelo que además tenga en cuenta el entorno, la persona usuaria de los Servicios de hoy y mañana, generando espacios reales de escucha e intercambio mutuo entre todos los agentes participantes.
Es compartido por los principales operadores la necesidad de cumplir con requisitos que permitan certificar nuestros Centros y Servicios en normas de Calidad reconocidas en el sector, e incluso, como está ocurriendo estos últimos años, en aquellas otras específicas que van surgiendo y que buscan reconocer la implantación de metodologías y Proyectos en el marco del Modelo de atención Centrado en la persona.
Es cierto que lograr que el progreso social se sitúe en el centro de la gestión empresarial requiere sin duda del empuje, apoyo, y por qué no, exigencia, de las Administraciones Públicas para las que gestionamos. Quizá falta un marco general que permita no sólo guiar, sino reconocer los esfuerzos de las empresas que adquieren el más alto nivel de compromiso con la sociedad, tal y como parece que ha venido a introducir la nueva Ley 9/2017 de Contratos del Sector Público que contempla cláusulas sociales y medioambientales que velen por la excelencia de las prácticas, y la eficiencia y calidad en la adjudicación.
Las regulaciones que potencian el valor compartido fijan metas y estimulan la innovación, resaltan un propósito social y crean un campo de juego para alentar a las empresas a invertir en valor compartido, generando innovación y crecimiento para las empresas y también mayores beneficios para la sociedad; las mejoras tecnológicas facilitan el trabajo e incrementan el servicio que se puede ofrecer a los usuario
Quizá es muy pretencioso afirmar que sólo las empresas que sean capaces de avanzar hacia un modelo socialmente responsable serán las empresas que logren mantenerse en el tiempo. No obstante creo que el futuro inmediato de nuestro sector debería contemplar seguir evolucionando. Y para ello las Administraciones, sin duda, también deben acompañarnos, estableciendo estándares y valorando buenas prácticas que permitan que aquellos que trabajamos en garantizar una sociedad más justa y sostenible podamos seguir haciéndolo. Sin olvidar, eso sí, que estos esfuerzos no son siempre posibles en escenarios de low cost. Optimizar el gasto público se consigue fomentando la eficiencia y productividad, dando más cabida a los operadores privados responsables que hemos demostrado conjugar los intereses de ahorro y calidad demandados por nuestros clientes (usuarios, familias y administraciones públicas)
Ahí está el futuro, y en él nos encontramos trabajando.
Joaquín Leizaola, Director General Ilunion Sociosanitario