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¿Volveré a escribir lo mismo en 2033?

Por Josep de Martí
miércoles 02 de julio de 2025, 21:10h
Josep de Martí, fundador de Inforesidencias.
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Josep de Martí, fundador de Inforesidencias. (Foto: JC/Dependencia.info)

Nos preocupa el envejecimiento de la población. A ti, a mí, a todos los que llevamos años ligados, de un modo u otro, al mundo de la atención a las personas mayores. Nos preocupa, sí. Y no desde ayer. Es un tema recurrente en congresos, planes estratégicos, libros blancos y discursos institucionales. Lo llevamos viendo venir desde hace tiempo, como una de esas realidades que todos reconocemos pero que, por algún motivo, cuesta convertir en acción. Hablamos mucho del tema, pero, como sociedad, hacemos bastante menos de lo que deberíamos para prepararnos.

Llevo unos días pensando en esto desde que me llegó un artículo del investigador Salvador Palazón publicado en 2017 titulado: Los desafíos del progresivo envejecimiento de la población de España. Si tienes un rato, te recomiendo que lo leas.

No solo me atrajo lo bien argumentado que está y la contundencia de su contenido, sino que podríamos haberlo publicado hoy sin cambiar ni una coma. Y eso dice mucho.

Palazón hace un repaso certero a las causas del envejecimiento (descenso de la fecundidad, aumento de la esperanza de vida), sus consecuencias (más gasto en pensiones, presión sanitaria, necesidad de adaptar viviendas y entornos, incremento de la dependencia, cambios en la estructura de los hogares…) y propone soluciones. Sí, ya entonces se planteaba retrasar la edad de jubilación, promover políticas activas de envejecimiento, fomentar la inmigración joven, impulsar la natalidad, invertir en cuidados, prevenir enfermedades crónicas, adaptar el urbanismo y crear empleo vinculado a las necesidades de la población mayor.

¿Te suena? A mí también. Porque son las mismas propuestas que seguimos escuchando hoy, ocho años después.

Y ahí es donde me pregunto, y te pregunto: ¿de verdad hemos empezado a hacer algo en serio? ¿O seguimos atrapados en lo que llaman “parálisis por análisis”? Ese fenómeno que consiste en dedicar tanto tiempo a estudiar un problema, en analizarlo desde todos los ángulos posibles, que nunca llegamos a implementar las soluciones. Como si el simple hecho de diagnosticarlo una y otra vez nos eximiera de tomar decisiones.

En 2017, Palazón hablaba de 8,5 millones de personas mayores en España. Hoy somos más de 9,6 millones los que tienen 65 años o más, un 20,2% de la población. Si no pasa nada extraordinario, en 2031 seremos más de 12 millones, hablo en primera persona porque acabo de cumplir los 60. Y no hace falta ser demógrafo para saber que eso tiene implicaciones profundas en todos los ámbitos: pensiones, sanidad, vivienda, movilidad, cuidados de larga duración, modelo productivo, relaciones intergeneracionales…

Sin embargo, si miras a tu alrededor, ¿ves algún gran cambio estructural que se haya producido en estos ocho años? ¿Alguna transformación de calado que responda al desafío? Yo tampoco.

Seguimos discutiendo sobre si el sistema de pensiones será viable, pero sin querer tocar las teclas más difíciles. Seguimos pensando que las personas quieren ser cuidadas en casa, aunque no adaptemos las viviendas ni financiemos los servicios que lo harían posible limitándonos a la ensoñación del Plan Estratégico de Desistittucionalización. Seguimos celebrando que la esperanza de vida aumenta, pero sin revisar seriamente cómo vamos a vivir esos años añadidos con dignidad y apoyo.

Y mientras tanto, “El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos” (Pablo Milanés)

Nos acercamos a 2033, y si todo sigue igual, me temo que volveré a escribir un texto muy parecido a este. Cambiaré los datos, añadiré algún gráfico, citaré otro informe recién publicado, pero el mensaje de fondo será el mismo: sabíamos lo que iba a pasar, lo teníamos escrito, debatido y diagnosticado… y, aun así, no hicimos nada, o en el mejor de los casos, no lo suficiente.

Y no es que falten ideas, ni siquiera voluntad en algunos niveles. Lo que falta, a menudo, es decisión. El tipo de decisión que requiere pensar a medio y largo plazo, más allá del calendario electoral. Que exige priorizar, incomodar, y a veces invertir sin retorno inmediato. Lo difícil. Lo que distingue a una sociedad que se anticipa de una que reacciona tarde y mal. Necesitamos gobernantes dispuestos a plantar árboles sabiendo que no alcanzarán a sentarse a disfrutar de su sombra.

¿Recuerdas alguna reforma de calado para adaptar el país a este envejecimiento acelerado? ¿Un plan nacional con presupuesto ambicioso, objetivos concretos y seguimiento real? Yo tampoco. Lo que sí hemos tenido es una larga sucesión de documentos estratégicos con más buenas intenciones que impacto, acompañados de medidas puntuales que, aunque bienvenidas, no alcanzan a transformar el sistema.

Mientras tanto, las personas mayores siguen esperando respuestas. Muchas viven solas, en viviendas inadecuadas, con pensiones ajustadas y redes de apoyo frágiles. El sector de los cuidados sigue arrastrando insuficiente financiación pública, dificultades para contratar y retener personal y la necesidad de un impulso firme para que se construyan los servicios que vamos a necesitar. Las ciudades no se han rediseñado pensando en el envejecimiento, y la dependencia sigue siendo, para muchas familias, una carga invisible sostenida a base de esfuerzo, tiempo y a veces culpa.

No quiero parecer derrotista. Pretendo, de hecho, lo contrario. Creo que todavía estamos a tiempo de reaccionar. Pero para eso hace falta asumir que este no es un problema del futuro. Es del presente. Y cuanto más tardemos en actuar, más difícil y caro será todo.

Hemos perdido ocho años. ¿Volveré a escribir lo mismo en 2033?

Ojalá no. Pero si entonces lees un nuevo texto mío y ves que empieza igual, por lo menos, que no te sorprenda.

Autor del texto Josep de Martí Vallés. Jurista y Gerontólogo. Fundador de Inforesidencias.

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Nota: Para escribir este texto me he ayudado de un programa con Inteligencia Artificial alimentado con todo lo que he escrito durante los últimos años. La idea, argumentos y forma general del texto es íntegramente mía. He utilizado Chat Gpt como apoyo en la redacción.

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