Cómo abordar los tratamientos y el trato a los Mayores en esta época de la pandemia que afecta en grado muy importante a estas personas ha sido analizado por los geriatras y gerontólogos españoles en el I Congreso virtual de la SEGG que ha abordado el aspecto clínico, asistencial, de derechos y ético a lo largo de tres jornadas a las que se han suscrito más de 900 personas en veinte países.
Entre los temas tratados el de las residencias que se han visto tan afectadas en la primera ola de la epidemia. Javier Martínez Peromingo, Director de coordinación socio sanitaria de la Comunidad de Madrid, ha explicado las medidas que puede adoptar la administración para mantener el equilibrio entre la seguridad y el efecto que produce el aislamiento: mapas serológicos en los centros socio-sanitarios; estructura de soporte a los centros con la creación de las Uars y la figura del geriatra referente; y diseño de un modelo de restricciones de movilidad y visitas. Esta estrategia se ha realizado en base a 425 centros socio-sanitarios y se ha establecido una red de geriatras para atender las necesidades. Las decisiones sobre la asignación de recursos sanitarios deben tomar en consideración las preferencias del paciente y las decisiones sobre el acceso a cuidados intensivos o ventilación mecánica para los adultos debe ser individualizado.
María Isabel Galvá Borras, miembro del Servicio Andaluz de Salud de Andalucía, ha analizado los pros y contras de las residencias medicalizadas. La Residencia medicalizada cuenta con un equipo médico, enfermería, acceso a fármacos, oxigenoterapia, tratamientos intravenosos y espacio y mobiliario adecuado. La mayor parte de las residencias medicalizadas son residencias públicas, que constituyen un 27% del total de residencias. En cuanto a las ventajas que podemos encontrar en este tipo de residencias, destacan la presencia de un equipo médico y de enfermería, permitir una continuidad asistencial, evitar hospitalizaciones innecesarias y clarificar los objetivos terapéuticos.
En cuanto a las desventajas se puede destacar que la medicalización puede ser una barrera para el desarrollo de modelos de atención centrada en la persona y la poca participación de la familia y del residente en el plan de atención.
Joseba Zalakain, del SIIS Centro de Documentación y Estudios, de Pamplona, ha propuesto algunos cambios para la atención a la población mayor en el futuro. Ha hablado de la conveniencia de ir a centros más pequeños, de que haya un centro intermedio entre la casa y la residencia y de que es necesario avanzar a un nuevo diseño arquitectónico para buscar nuevas arquitecturas de diseño. "No es buena idea la medicalización de las residencias, pero sí urge un modelo claro entre las residencias y los centros de atención primaria".
Cardiología
Pablo Díez Villanueva, cardiólogo del hospital La Princesa ha abordado la relación de la epidemia Covid 19 con los problemas de la enfermedad cardiovascular y tromboembólica en el paciente con infección por SARS-CoV-2. “El Covid 19 es factor de riesgo para aparición de fenómenos tromboembólicos que se pueden dar también cuando los hemos dado de alta. Este virus puede producir una disfunción de la coagulación importante.”
Clara Bonanad, del Hospital Clínico de Valencia, analizó el efecto de la epidemia en el colectivo de las Personas Mayores informando que al principio de la pandemia, la letalidad era de 14% en personas de 70 a 79 años y 20% en octogenarios. En esta segunda ola, hemos observado que la letalidad en los pacientes mayores ha disminuido porque los jóvenes están más afectados y la infección no es tan letal para ellos. De todos modos, los hospitalizados siguen siendo los más mayores con un porcentaje alto de octogenarios.” La mortalidad aumenta exponencialmente con la edad llegando a multiplicarse por seis en pacientes mayores de 80 años. En España, los pacientes de más riesgo tienen una o más comorbilidad como es la enfermedad cardiovascular o la diabetes. La tasa de defunción está directamente relacionada con esa comorbilidad .
Mikel Izquierdo, de la Universidad Pública de Navarra, ha hablado sobre Inmovilismo y sarcopenia secundaria. “La fragilidad” – ha dicho- “se transforma en discapacidad por la hospitalización. Períodos de hospitalización se asocian a riesgo de deterioro cognitivo y demencia. Es prioritario reducir procesos de hospitalización.”
Síntomas de depresión y estrés
Pedro Abizanda Soler, del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, ha presentado estudios realizados en los últimos meses entre la población mayor de Albacete. “En un mes se contagian todas las residencias; se analiza la mortalidad de 1084 residentes; vemos que el 90 por ciento de residentes fallecen al primer mes y a los tres meses, la mortalidad se multiplica por diez. Se registra un exceso de mortalidad de 564% el primer mes y de 315% a los tres meses. Una atrocidad. La comorbilidad, la edad, la situación funcional y comorbilidad inciden en el fallecimiento.” Abizanda ha explicado que un tercio de residentes no presentaron síntomas y que el 58,9% ha presentado a los tres meses de la pandemia, síntomas de depresión; un 42% de ansiedad y un tercio, de estrés postraumático. “Todos prácticamente presentan trastornos del sueño y un 43% de discapacidad.”
Edadismo y efectos psicológicos
Carmen Barranco, del Instituto de Derechos Humanos "Bartolomé de las Casas" Universidad Carlos III de Madrid, ha planteado la definición de qué es una persona mayor. “Planteamos la edad cronológica como un tema biológico y homogéneo sin darnos cuenta que la pérdida de la capacidad física no tiene nada que ver con la edad cronológica.” Según esta experta, “definir qué es una persona mayor es algo contaminado por el edadismo el cual hace que el envejecimiento se considere como un problema relacionado con el incremento del gasto y hay que tener en cuenta que las políticas de envejecimiento son políticas de derechos humanos. La discriminación de Mayores es un problema de Derechos Humanos. El edadismo se ha revelado como una ideología legitimadora que se basa en la fragilidad para justificar tratamientos diferenciados.”
Claire Surr, de la Leeds Beckett University de Reino Unido, plantea que hay cinco necesidades para las Personas Mayores, desarrolladas por Kitwood (todas relacionadas de algún modo con el amor): el confort, tanto emocional como psicológico. En las personas con demencia es especialmente importante el contacto y cercanía de personas (coger la mano, un abrazo, …) y causa mucho estrés para ellos la imposibilidad de esa cercanía; el sentido de identidad (saber quién soy yo y quiénes son los otros) y los vínculos de apego, vitales para las personas con demencia, especialmente a los familiares más importantes de sus vidas. Son difícilmente cubiertos, debido a las restricciones de visitas y al aislamiento en las habitaciones. También, las necesidades de inclusión (formar parte de un grupo) y de apego (el vínculo con otras personas y sentirse querido.) Éstas se ven muy afectadas, debido a que los residentes pueden sentirse excluidos al estar más aislados, por las medidas de distancia social. Finalmente, la necesidad de ocupación, de realizar tareas o actividades, muy afectadas por las medidas preventivas.
Francisco Javier Mesa, del Centro Médico ABC se ha planteado ¿Qué efectos psicológicos tiene esta pandemia? Según este especialista mexicano, hay muchos. “El porcentaje de mayores de 65 años preocupados y con estrés aumenta constantemente desde marzo, mayo y julio. Y seguirá, no hay datos finales. Más que distanciamiento físico, ahora nos topamos con el aislamiento social. Este distanciamiento nos hace percatarnos de cómo nos vinculamos con los seres queridos, de que encontramos amigos en otros sitios del mundo, que trabajamos al mismo tiempo con personas de cualquier lugar del mundo… Ahora tenemos un modelo novedoso de comunicación y relación. También, las generaciones se cruzan con la tecnología. Nos arrasó la tecnología y eso impactará a la salud mental.”
Marie Beaulieu, de la University of Sherbrooke (Canadá), ha presentado una investigación realizada con la Red Internacional de prevención de maltrato y abusos de personas mayores (INPEA) en 16 países. En ese estudio se han encontrado varias preocupaciones en común: un gran edadismo; las limitaciones de contactos sociales, posiblemente, hayan tenido más impacto entre las personas mayores que en grupos más jóvenes; fue muy difícil la prohibición de recibir visitas de familiares; falta de información facilitada por los centros a las familias; no hubo distinciones entre zonas “Covid” y zonas “no Covid”; falta de personal; y fata de directrices sobre salud física y mental.
Geriatría y nueva normalidad
En la inauguración, presidente de la SEGG, José Augusto García Navarro, afirmaba que "La geriatría y la gerontología tendrán que adaptarse a las nuevas normas de juego que plantea la nueva normalidad", ha afirmado en la inauguración del I Congreso virtual.
"La SEGG ha sido muy activa en la primera ola porque esa ola ha golpeado especialmente a las personas mayores: tres de cada cuatro han sido mayores de setenta años y dos de cada tres han fallecido en una residencia. Teníamos que dar un paso adelante, hicimos webinars, abordamos la nutrición, la sarcopenia, el impacto del confinamiento", ha añadido.
García Navarro apuntaba que "al utilizar la tecnología para trabajar y reunirnos con webinars u otro tipo de encuentros, hemos visto que hemos llegado a muchos geriatras de muchos países. Solo uno de ellos lo siguieron 8431 personas. La pandemia nos enseña a comunicarnos de manera novedosa, rápida y efectiva".
"También la pandemia nos ha puesto presión para emitir documentos: Hemos llegado a generar 20 documentos y posicionamientos. Hemos participado en eventos importantes a nivel europeo y mundial. Y ha sido muy importante la colaboración con otras asociaciones científicas", subrayaba el presidente de la SEGG.
La SEGG trabaja para impulsar, implementar y divulgar el conocimiento del envejecimiento y la calidad de vida de las personas y este congreso virtual era una obligación como sociedad científica. "Después de 62 años seguidos de congresos de forma presencial, no se podía perder la tradición de la llamada anual para seguir potenciando el nivel de geriatras y gerontólogos. Pero las nuevas formas nos obligan a cambiar, aprender un nuevo mundo. Con la nueva complejidad, tenemos que movilizarnos de forma diferente y usar la tecnología de forma diferente. Debemos aprender las nuevas normas del juego virtual", concluyó.
Un total de 49 ponentes participan en el I Congreso virtual de la SEGG que se celebra hasta el 16 de octubre en formato virtual debido a la epidemia de COVID 19 y que va a reunir a cerca de mil participantes en diferentes países.
Un encuentro de alcance internacional para el que la SEGG ha escogido el lema "Envejecimiento y nueva complejidad" porque entiende que la COVID19 "ha golpeado y golpea duramente a las personas mayores y nos obliga a pensar en nuevos modelos de atención en el futuro. "Para los geriatras y gerontólogos supone el reto de qué hacer de forma inmediata para acompañar y/o cuidar a las personas mayores y también cómo nos organizaremos para seguir manteniendo una adecuada atención y un envejecimiento activo y saludable conviviendo con el virus cuando afrontamos la segunda ola de esta pandemia.